Coahuila
Por Luis Durón
Publicado el domingo, 29 de diciembre del 2024 a las 04:00
Saltillo, Coah.- La desaparición es un flagelo que vulnera a la sociedad, la daña, la destruye; por cada uno de nuestros desaparecidos hay una familia sumergida en el dolor de la ausencia, enferma por la incertidumbre, pero con la esperanza de que algún día ese ser querido vuelva a casa.
Miles de mujeres y hombres han comenzado la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos por su propia cuenta, en el trayecto, ese peregrinaje de ir a denunciar, de dar vueltas y vueltas a la Fiscalía para que no tengan avances en su caso, se han dado cuenta de que la búsqueda debe ser colectiva, porque así su voz es más fuerte.
Así nació Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y en México, el colectivo de búsqueda que inició un movimiento que hasta la fecha sigue fuerte y en pie de lucha por encontrarlos, el colectivo que ha impulsado leyes, estrategias de Gobierno, creación de nuevas instituciones, han demostrado el poder que tienen muchas voces.
Guerra no declarada
Hace 15 años, en Coahuila no se hablaba de desaparición; no se sabía que cientos de personas estaban no localizadas, era la época álgida de la violencia en el estado, cuando los grupos criminales se disputaban el control de las “plazas”.
Una guerra no declarada por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa estaba dejando una cantidad innumerable, no sólo de muertos, también de personas desaparecidas, y Coahuila no era la excepción.
La primera denuncia
Faltando cinco días para la Noche Buena de 2009, en la sala de prensa de la Diócesis de Saltillo, un grupo de personas denunció la desaparición de 21 de sus familiares. Era la primera vez que se hablaba de desaparición de personas en Coahuila.
Era la oficina del Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios, los familiares de los desaparecidos exponían una de las consecuencias más graves de la llamada guerra contra el narcotráfico: la desaparición de personas.
A partir de ahí comenzó la lucha, los familiares se fueron agrupando y recibieron asesoría legal para interponer poner la denuncia, para dar seguimiento a sus caos, ahora todo se hacía desde lo colectivo.
Con el paso de los días comenzaron a llegar más y más denuncias, ya no eran 21, pronto la cifra llegó a más de 2 mil, casi 3 mil desaparecidos, se hizo visible esta problemática y por fin el Gobierno comenzó a tomar acciones.
Los familiares de las personas desaparecidas se convirtieron en víctimas indirectas de este delito, ellos fueron los que impulsaron la búsqueda, los que recorrieron kilómetros y kilómetros con la esperanza de encontrar a sus seres queridos.
Han pasado 15 años del inicio desde aquella rueda de prensa, desde aquella denuncia colectiva, tres lustros en los que madres y padres, esposas, hijos e hijas, y ahora hasta los nietos de los desaparecidos, no han cesado de buscarlos.
Así es el caso de la maestra Lourdes Herrera, ella aún espera el regreso de su pequeño Brandon Esteban, de 8 años, desaparecido el 29 de agosto de ese 2009 junto con su padre, Esteban Acosta, y sus dos tíos, Gualberto y Gerardo Acosta.
“ Desgraciadamente, me tocó a mí integrar el colectivo que inició cuando todavía no éramos Fuundec; empezamos en Saltillo con el Centro de Derechos Fray Juan de Larios, Blanca Martínez, su equipo, y con el apoyo del obispo Raúl Vera López, cuando no yo no tenía ni cabeza; esto es horrible… Les debo confesar, yo tenía poquitos meses de vivir la desaparición de mi familia”, indicó.
La maestra relató que, dentro de su proceso de búsqueda, le recomendaron acercarse a la Diócesis de Saltillo. Ahí fue donde conoció a otras familias que estaban viviendo lo mismo que ella, la desaparición de sus seres amados. Con ellos lleva ya 15 años en la búsqueda de su hijo, su esposo y sus cuñados.
“ Ya son 15 años, 15 largos años que, principalmente como madre, no sé cómo hemos llegado hasta aquí, la verdad nunca imaginé tantos años en esta búsqueda, y ahora son 15 años de esperar verdad y justicia, 15 años de haber hecho tanto trabajo porque significan años de trabajo imparable, de búsqueda incansable como dice nuestro lema”, aseguró la madre de familia.
Contra la impunidad
Para la maestra son 15 años de un arduo trabajo, de luchas contra la impunidad, de buscar verdad y justicia, de mantenerse unidos y no claudicar en su lucha.
“ Es muy triste, muy decepcionante y con muchos sentimientos encontrados el llegar a este tiempo y al final de cuentas no tener eso, ni verdad ni justicia que nos lleven a saber de nuestros seres querido”, reiteró.
Sin embargo, dijo, también representa un orgullo, específicamente, de haber resistido, de la permanencia en el grupo, de este trabajo que ha sido tan pesado pero nos ha mantenido unidos, se ha mantenido Fuundec.
Lo mismo señala la señora Rosa Angélica García Saucedo, quien busca a su hijo Jaime César Álvarez García, desaparecido el 6 de enero de 2012 en Piedras Negras.
Doña Rosa llegó a Fuundec por recomendación de uno de sus familiares, ahí encontró la empatía de otras personas que estaban en la misma situación que ella, mujeres y hombres que vivían la desaparición.
“ La experiencia dentro del colectivo ha sido muy buena a lo largo de estos 15 años, nosotros a lo largo de ese camino hemos aprendido muchas cosas, cómo defender los derechos de nuestros seres queridos desaparecidos y de nuestra familia, cómo buscar, entonces ha sido una muy buena experiencia con todos los compañeros”, indicó.
Rosa Angélica comentó que son muchas las personas que integran Fuundec, no a todos los conocía cuando ella se integró al grupo, pero en el trayecto de búsqueda colectiva fue conociendo sus historias y sus casos.
La desaparición enferma y hasta mata, señaló doña Rosa, en estos 15 años varias mujeres y hombres han fallecido en la búsqueda de sus hijos e hijas desaparecidos.
“ Enferma la desaparición y acaba con todo, es un desgaste físico, vienen enfermedades, acaba con la economía, es algo tremendo porque todos los que tenemos un ser querido desaparecido, si tenemos que buscar dejamos de trabajar, dejamos de generar ingresos y pues ya la mayoría de las personas ya somos adultos mayores”, lamentó.
Pero la búsqueda es colectiva, no sólo de una persona, desde que se creó Funndec esa ha sido la consigna, “no buscamos nada más a mi hijo, sino que los buscamos a todos y a todas”, señaló doña Rosa.
Busca a su hijo
Daniel Durán Hernández es uno de los primeros familiares que se unieron a Fuundec, él busca a su hijo Daniel Durán Espinoza, desparecido en Piedras Negras, el 4 de julio de 2009.
El señor continúa la búsqueda de su hijo, luego del fallecimiento de su esposa, quien murió sin encontrarlo, ahora él tiene dos compromisos: localizar a Daniel y cumplir el sueño de su mujer.
“ Yo tengo una doble responsabilidad, como esposo y como padre, seguir con esta lucha, seguir luchando por mi hijo, me queda claro que soy la voz de mi hijo, yo haría lo que mi hijo hubiese hecho en mi lugar”.
Don Daniel se asume como la última esperanza de encontrar a su hijo, señaló que por desgracia después de él ya no hay nadie que siga buscando a su hijo, su esperanza está en el colectivo, en la fe de que cuando muera sus compañeras y compañeros lo seguirán buscando “hasta encontrarlo”.
Referente nacional
Fuundec es el estandarte de la búsqueda de personas desaparecidas:
Este colectivo es referente a nivel nacional gracias al impulso de sus integrantes se han creado leyes.
Familiares de las personas desaparecidas lograron que se tipificara la desaparición como un delito, que se creara una subfiscalía especializada y que se promulgara la Ley de Declaración de Ausencia.
Uno de los grandes logros es la creación del Centro Regional de Identificación Humana, el primero en su tipo en el país, donde se realiza el análisis de todos los cadáveres que permanecían en las fosas comunes sin identificar.
Trabajo familiar
Gracias a las familias y activistas que integran este colectivo se visibilizó esta problemática que destruye la sociedad:
Sin embargo, a pesar de todo lo logrado y el avance que se ha tenido, el objetivo principal no se ha logrado, que es encontrar a los desaparecidos.
Las familias siguen en pie de lucha, buscando sin claudicar, se les está yendo la vida en esta incesante búsqueda, gritando cada que pueden la consigna principal de Fuundec: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
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