El sistema ya desplegó sus tentáculos y antes de que lleguen a la boleta, ya fueron designados los próximos jueces y magistrados que impartirán justicia en Coahuila. Marcar sus nombres en la lista que aparecerá el 1 de junio en una boleta, por tanto, será cuestión de trámite.

Antier salió humo blanco de los tres comités de evaluación para la elección judicial extraordinaria; uno por cada Poder del Estado: Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Filtro creado expresamente para la ocasión.

La novedad (si acaso se le puede llamar así) es que no existe una sola posición que no haya sido cooptada ya. En todo caso habrá ternas todavía para algún cargo en específico, ante la multitud de propuestas de aspirantes, pero el resultado de la nominación, sea cual sea, será invariable: la casa siempre gana.

La maquinaria de reloj suizo funciona como en sus mejores tiempos (nunca han existido los peores, justo es decirlo) y ya perfilan en cada vacante a sus hombres y mujeres. Existen comités involucrados, barras y colegios invitados a la mesa, observadores del proceso y universidades para legitimar. Todo es legal y se aproxima por momentos a lo legaloide. Es un concierto de movimientos coordinados.

Puesto a prueba por una reforma insensata de la 4T con el único fin de cooptar al Poder Judicial federal y en específico a su máximo órgano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el estado de Coahuila en estos momentos avanza más rápido y con mayor eficiencia en la conformación del suyo.

Un ejemplo es lo que será el Tribunal de Disciplina Judicial, de reciente creación.

De entrada, sólo 14 propuestas de magistraturas fueron presentadas al Poder Ejecutivo: seis mujeres y ocho hombres. Luego de un primer corte realizado, fueron seleccionados sólo ocho de ellos en total, por haber cumplido requisitos de elegibilidad.

Se trata de Dulce María Fuentes Mancillas, Jafia Pacheco Valtierra, Rodolfo Rábago Rábago, Ricardo Treviño Villarreal, Rebeca Villarreal Gómez, José Manuel Gil Navarro, Rosalinda Garza García, e Isaías Montemayor Ortiz.

Para el mismo cargo, en la lista del Poder Judicial, aparecen como aspirantes sólo seis personas, coincidentemente las mismas y en el siguiente orden (lo cual parece una cuestión de forma, sin mayor importancia, sin embargo lo es de fondo): Dulce María Fuentes Mancillas, José Manuel Gil Navarro, Isaías Montemayor Ortiz, Jafia Pacheco Valtierra, Rodolfo Rábago Rábago y Ricardo Treviño Villarreal.

En el listado del Poder Legislativo, por su parte, aparecen estos mismos seis personajes aunque sin especificar a qué aspiran, pues no fue desglosado el listado de aprobados, según lo que pretenden.

Considerando que por cada candidatura propietaria se elegirá también un listado de suplentes, el asunto está más que resuelto y tamaleado. Todos ganan, como en la pirinola.

El Tribunal de Disciplina Judicial obedece a una circunscripción única, y se integrará por tres magistraturas, las cuales durarán en su encargo un periodo de nueve años. Hasta 2034. Harán campañas estatales de 20 días.

Al ser de nueva creación, no existen juzgadores en funciones que legalmente puedan pedir ser incorporados a las planillas que contenderán por tres sillas, sin someterse a valoración previa.

Dicho en otras palabras: están todos los que son, y son todos los que están.

Apenas el 19 de diciembre se aprobaron las reformas a la Constitución Política de Coahuila para crearlo, y un mes después ya tenemos a sus tres integrantes.

Ahora bien, por un asunto de género, deberán ser dos mujeres y un varón. Eso significa que no sólo ya tenemos la conformación, sino también la Presidencia (misma que será eventualmente renovada): Dulce María Fuentes Mancillas, acompañada por José Manuel Gil Navarro (atribución que, en la praxis, ya realiza en el Tribunal Superior desde su posición de Oficial Mayor) y Jafia Pacheco Valtierra.

Cortita y al pie

No se trata de cualquier órgano intrascendente con visos de autonomía para acomodar burocracia. El referido Tribunal de Disciplina Judicial será autoridad máxima para resolver asuntos en segunda instancia; además podrá ordenar investigaciones previa denuncia y también de oficio, es decir, sin que nadie lo pida. De la misma forma podrá atraer procedimientos judiciales relacionados con faltas graves o delitos, ordenar medidas cautelares (calambres) y de apremio (garrote), y lo más relevante: evaluará el desempeño judicial y sancionará servidores públicos (del Poder Judicial) hasta con inhabilitación y destitución.

Es, en los hechos, un supra poder del Poder.

La última y nos vamos

Si los (basquetbolistas) blancos no saben saltar, los (políticos) morenos no saben ganar. En Coahuila se visten de diferente color, no obstante padecen del mismo mal que los panistas: no están hechos para detentar el poder.

Prácticamente no hay perfiles morenos en los listados de aspirantes al Poder Judicial. Carecen de la mínima organización para poner a competir, por citar un ejemplo, a sus abogados de partido; aquellos que fungen como representantes en la jornada electoral.

No se prestaron al juego, dirían algunos en su defensa. ¿Y qué, no precisamente fueron ellos, en el plano federal, quienes pusieron las reglas del mismo? Abandonaron antes de iniciar. Capitularon.

Morena creó un monstruo con su reforma (per)Judicial, al sustituir el Consejo de la Judicatura Federal por un Tribunal de Disciplina Judicial todopoderoso, y en Coahuila, con sus mismas reglas, el régimen estatal ya se apropió de su equivalente y lo domesticó pese a que todavía no nace.

Nadie sabe para quién trabaja.