Nacional
Hace 2 meses
La falta del voto (o una ausencia) de un senador opositor para alcanzar la mayoría absoluta, mantiene en vilo la posibilidad de que la controvertida y cuestionada reforma al Poder Judicial no pase en el Senado de la República. La estrategia de las bancadas opositoras para amarrar a sus senadores y comprometerlos públicamente a que asistirán a la sesión donde se voten dichas reformas y que emitirán su voto en contra, ha puesto en jaque todo el poderío del oficialismo, que hasta anoche no había podido garantizar que tenga para el domingo o para la próxima semana el voto faltante para completar la aprobación de los polémicos cambios constitucionales.
Es tal la desesperación que se empieza a sentir entre los operadores de Morena y sus aliados en la Cámara de Senadores, que anoche ya había voces en las cúpulas de la 4T que comenzaban a comentar la posibilidad de que se atore la reforma judicial y no alcance la mayoría calificada de 86 senadores que establece la ley. Incluso, dentro de las bancadas oficialistas reconocen que “la oposición se cohesionó” de manera firme y, aunque dicen que aún mantienen pláticas con “al menos tres senadores de oposición” a los que intentan convencer para que al menos se ausenten durante la votación, lo veían bastante complicado.
Y mientras adentro del Senado se respira un ambiente tenso, por las presiones y negociaciones, afuera la marcha de los trabajadores del Poder Judicial Federal y de varios poderes judiciales de los estados que llegaron a sumarse a la lucha contra las reformas, sigue creciendo y ayer ocupó buena parte del Paseo de la Reforma, copando todos los accesos principales al recinto senatorial. Pero a diferencia de lo que hicieron en la Cámara de Diputados, los trabajadores judiciales sí están dejando pasar a los senadores al edificio para que puedan sesionar, pues ante la noticia de que Morena no puede alcanzar la mayoría calificada, entre los asistentes al plantón crece la esperanza de que la reforma judicial sea rechazada por falta de mayoría.
A pesar de los esfuerzos de los coordinadores de Morena, el PT y el PVEM, e incluso del seguimiento personal que le están dando el presidente López Obrador desde el Palacio Nacional y la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum desde sus oficinas, el que no haya podido conseguir hasta ayer el voto (o la ausencia) que les permita lograr la mayoría, ya provocaba anoche preocupación y hasta molestia y desánimo en las bancadas del oficialismo.
Y es que un senador morenista nos confiaba que dentro de su bancada “hay molestia y enojo” por la actitud asumida por algunos personajes de la 4T que se han negado a votar a favor de la reforma judicial. Mencionaba en concreto el extraño caso de Marcelo Ebrard, quien, con el pretexto de un supuesto viaje a Italia, para ver asuntos de inversiones, cuando aún ni siquiera asume como futuro secretario de Economía, pidió licencia a su cargo de Senador y dejó en su lugar al suplente Emanuel Reyes, con la intención clara de no tener que votar él a favor de la polémica reforma.
“¿Cómo es posible que un senador como Ebrard se haya inventado un viaje al extranjero para no votar la reforma al Poder Judicial?”, se preguntaba el senador morenista. “Si no la quiere votar porque no está de acuerdo o por cuidar su imagen ante sus amigos de Estados Unidos, que tenga el valor y lo diga, pero que se safe de esa manera tan cobarde, no se vale ni demuestra su supuesta lealtad al Presidente y al movimiento”, insistió el senador que pidió no ser citado por su nombre.
Al caso de Ebrard se suma también el de la diputada Olga Sánchez Cordero, exsecretaria de Gobernación y exministra de la Corte, que el día en que se votaron las reformas judiciales en San Lázaro, el jueves pasado, anunció que se ausentaría de la sesión por un padecimiento de salud. Y en San Lázaro también se comenta, entre los morenistas, que hubo otros diputados como el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, que evitaron votar por la reforma abandonando el recinto justo cuando se realizaba la votación electrónica.
“¿Cómo nos piden entonces que convenzamos a los de la oposición para que nos den el voto que nos falta, si los propios morenistas no están votando en varios casos a favor de la reforma y evitan hacerlo con pretextos o ausencias porque en el fondo no están de acuerdo, pero no se atreven a decirlo por miedo a sufrir represalias?”, se preguntó el senador del partido guinda con tono de molestia.
Así que la reforma judicial, que es el capricho del fin de sexenio de López Obrador, pende de un voto. Con una oposición que ya se comprometió públicamente y con 43 senadores del PRI, PAN y MC que están, literalmente, bajo el ojo público y difícilmente podrían traicionar o incumplir su palabra sin pagar un altísimo costo político, las cosas se le están complicando al oficialismo. Pero el asunto es todavía más delicado, cuando se exhiben y se denuncian deslealtades o traiciones internas de morenistas que prefieren huir del país, enfermarse o salirse al baño, con tal de no votar una reforma al sistema de justicia en la que claramente no creen y prefieren deslindarse, aunque tengan miedo de reconocerlo en público.
¿Cuántos morenistas y aliados más estarán votando por miedo, pero en el fondo saben bien que esa no es la reforma al Poder Judicial que este país necesita y que sí representa una amenaza a la democracia, y pérdida de la certidumbre jurídica en México?
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