Mientras el avión se dirigía a la ciudad de Guatemala, terminaba de leer el espléndido libro de Marta Elena Casaús: “Guatemala, linaje y racismo”, para el cual la autora realizó varias entrevistas en las que percibió “un afán de encubrir, tergiversar o mistificar la existencia del racismo en todas las clases sociales”, advirtiendo que “las manifestaciones racistas del núcleo oligárquico se presentan de una forma latente en toda la población entrevistada. Los silencios o las preguntas no respondidas son a veces más significativos que las afirmaciones”.
Si hablamos de racismo, también estas actitudes tan destructivas y peligrosas se dan en México, basta con preguntarse cuántos indígenas chiapanecos habrán huido, el domingo pasado, por las elecciones en tres municipios a Guatemala buscando refugio debido a la terrible violencia desatada justo en la frontera por el Cártel de Sinaloa. Hasta dónde ha llegado esta guerra inmisericorde que nos hace preguntarnos, como se publicó en el “Templo Mayor” de nuestro periódico: “¿Qué se necesita para que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador reconozca que en Chicomuselo, Motozintla, Bella Vista, Siltepec, Comalapa y Ángel Albino Corzo, municipios de la franja fronteriza con Guatemala, se vive el mayor fracaso de gobernabilidad a manos del crimen organizado?”. En todo esto pensaba en tanto restaban unos minutos para aterrizar en el aeropuerto “La Aurora”.
La primera vez que visité a nuestro vecino del sur fue hace muchos años. Entonces no se hablaba de tantos migrantes chiapanecos que escapaban de la violencia, esa guerra no existía.
El propósito de este viaje no era con el fin de hacer turismo ni de hablar de los cárteles, sino que vine únicamente a presentar mi novela, “La amante de Río Nilo”, en la librería “Sophos”, situada en un centro comercial muy moderno, el cual no dejó de sorprenderme por la oferta de todo tipo de marcas de lujo. A muy temprana hora de la mañana, el estacionamiento ya estaba hasta el tope de autos último modelo, lo que indica de alguna manera que, tanto Guatemala como México, son países de contrastes: el primero con los mayores índices de desnutrición de América Latina y el segundo, con los mayores casos de violencia de todo tipo.
Aquí también tiembla, como el temblor que sentí ayer a las 15:00 horas de magnitud 6.1; el epicentro fue en el Océano Pacífico a la altura de la República de El Salvador. “Oh, my God!”, exclamé al ver a través de las ventanas las copas de los árboles meciéndose agitadamente. De pronto imaginé la librería donde presentaría mi libro en ruinas. Afortunadamente, el movimiento telúrico no pasó a mayores y la librería quedó intacta.
Y hablando de temblores, me entero por las últimas noticias que nuestro pobre país continúa sufriendo un temblor de larga duración de casi seis años en el que se han destruido instituciones, leyes, selvas y esperanzas. Por más que salga una del país, en lo personal, no me puedo abstraer de lo que sucede en México.
Mejor les platico de la gran chef guatemalteca Debora Fadul, con 15 años de experiencia, en cuyo restaurante llamado “Diacá” cenamos Enrique y yo con unos amigos. ¡Una delicia! Uno de los meseros nos contó acerca de la riqueza gastronómica de Guatemala, y cuyos platillos se confeccionan exclusivamente con productos del campo. “Volver a los orígenes” es la filosofía de Debora, reconocida chef que sabe escuchar a los agricultores. No nada más es reconocida en América Latina, sino también en Europa.
Hoy presento mi libro y me pregunto qué tanto interés tendrán los guatemaltecos de escuchar a una escritora mexicana hablar de adulterio, un tema el cual les parecerá, tal vez, irrelevante ante las tensiones políticas y sociales entre los dos países. Aunque los que huyen de Chiapas son por lo general bien recibidos, no por ello deja de ser algo más que un dolor de cabeza para nuestros vecinos del sur.
Como conclusión y citando de nuevo el “Templo Mayor” acerca de lo sucedido el domingo pasado: “….hasta las bases militares en la región (chiapaneca) han sido atacadas por los maleantes y aunque el gobernador Rutilio Escandón dejará un estado fallido, lo más increíble es que ya tiene asegurada una chamba en el próximo gobierno federal”.
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