Piedras Negras
Publicado el martes, 15 de abril del 2025 a las 04:06
Piedras Negras, Coah.- Un pasillo del Mercado Zaragoza alberga a 16 boleros que mantienen la tradición de la boleada de zapatos, la cual se resiste a desaparecer y se enfatiza también como un atractivo turístico del primer cuadro de la ciudad.
Es todo un ritual, sentarse en una de las sillas especiales, al tiempo que la música popular pone el ambiente en el colorido lugar. Pronto los boleros te ofrecen su Periódico Zócalo, para poder leer las noticias más importantes y también ofrecen una amena charla.
Héctor Portillo, presidente de la Unión de Locatarios del Mercado Zaragoza, destaca que son 16 boleros quienes mantienen la tradición en el recinto, por lo que se cuenta con un área especialmente donde se encuentran.
Resalta que los turistas llegan a bolearse, así como personas de Piedras Negras que les gusta andar con su calzado limpio y brilloso.
“Los boleros siempre están disponibles llegan desde las 7:00 horas, siempre trabajando, teniendo diálogo con la gente que viene”, dice.
“Nos han visitado presidentes municipales, gobernadores, han pasado a visitar a los boleros, en el mercado, esta tradición tiene muchos años, está arraigada en el Mercado Zaragoza, hay varias generaciones”, agrega.
Resalta que son 16 los boleros, algunos que ya tienen muchos años y que siguen trabajando, así como algunos jóvenes que empiezan a aprender del oficio.
“Aquí no se pensionan, nos vamos a casa ya por enfermedades, todos siguen en la lucha”, indica.
Resalta que hay clientes que no se bajan, sólo pitan y se les da la atención, por lo que el bolero sale a la calle, porque ya son sus clientes exclusivos y les dan esa atención.
“Después regresa el cliente por la tarde y recoge su calzado”, apunta.
“Viene gente de Estados Unidos, también gente de oficina que les gusta andar limpios con su calzado”, reitera.
Don Juan Flores de 72 años de edad, ha pasado medio siglo trabajando en el mercado y le ha tocado vivir diferentes cambios. Con su oficio como bolero, logró sacar adelante a su familia, a sus ocho hijos de los cuales le quedan cuatro, pero ninguno siguió su profesión.
“Llegó por medio de mi padre, era bolero también, el murió y yo seguí con la profesión, me gusta, le seguí, aquí estamos, gracias a Dios como quiera poco y mucho aquí estamos”, precisó.
Don Juan trabajó en otras partes en ocasiones de albañil, de pintor, en una cantina y lo combinaba con la boleada, para finalmente decirse quedarse de lleno en el mercado.
“Uno tiene que buscarle la manera de superarse, porque está canijo”, indica.
Menciona que ha cambiado mucho en cuestión de clientela en estos años, antes era mucho el turismo y muchas las personas que buscaban bolearse, luego Piedras Negras vivió unos años de inseguridad que bajaron las visitas. A partir de entonces, indica que se ha tratado de recuperar el turismo, ya llegan más personas, pero aun falta para poder estar como antes, pues con pandemia hubo menos visitantes.
Con 66 años de edad, Lucio García Flores trabaja como bolero en el Mercado Zaragoza, lleva ya 50 años, indica que tenía sólo 13 cuando se inició en el oficio, echándole ganas, luego de que eran 8 hermanos.
Recuerda que vivían en Nueva Rosita, pero la situación económica era muy difícil y por ello decidieron migrar a Piedras Negras, ya en esta frontera norte, un hermano de él había empezado el oficio y dejó un cajón, por lo que no dudó y lo agarró para empezar a trabajar.
El bolero quien también fue boxeador y tuvo una buena participación en los Guantes de Oro, resalta que la boleada es una tradición que permanece.
“Es la tradición, no se va a quitar, como quiera la gente viene, los papás inculcan a los hijos, ahí se van educando la boleada, la boleada es la presentación de uno”, subraya.
Entre los clientes, indica que hay diferentes, algunos trabajadores o trabajadoras de oficinas, de bancos, sin embargo también llegan obreros y de todas las profesiones.
Rememora que el oficio de bolero lo combinó con el de boxeador, ya que cuando tenía 17 años de edad, le dieron unos guantes de boxeo, se los puso y empezó a entrenar, por lo que le dijeron que entrara a los Guantes de Oro.
“Me empezó a gustar, quedé campeón ese año, luego empecé mi carrera profesional, fueron cinco años consecutivos”, indica.
Lucio tiene dos hijos y su esposa a quienes ha sacado adelante gracias al arduo trabajo y aunque no logró ganar el campeonato a nivel estado, si hizo un buen papel en el boxeo.
El señor Alfredo Córdova tiene 24 años trabajando como bolero en el mercado, con su labor ha sacado a su familia adelante, aprendió el oficio desde que era niño, empezó a lustrar zapatos, a darles grasa, o ponerles jabón de calabaza y resalta que son más los turistas que buscan bolearse los zapatos.
Tiene dos hijos a los que pudo sacar adelante, así como su esposa, gracias al oficio que le enseñó su padre cuando sólo tenía 9 años de edad, de quien aprendió también la responsabilidad por el trabajo.
“Mi papá también era trabajador de AHMSA, pero cuando no tenía trabajo se venía a bolear, cuando estaba chiquillo”, recuerda.
Precisa que el 70 por ciento de la clientela es de Estados Unidos, y aunque si acuden jóvenes a bolearse, la mayoría también son señores grandes que mantienen la tradición de llegar a bolearse.
Relata que trabajó en fábricas, pero luego de buscar otros horizontes, y de darse cuenta que no le alcanzaba para poder mantener a su familia, decidió dedicarse de lleno a la boleada.
En México los boleros surgieron después de la Revolución Mexicana con un trabajo que se resiste a morir, mientras haya zapatos que lustrar y personas que amen el oficio.
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