Ciudad de México.- El Gobierno de la Ciudad de México cambió su respuesta hacia los migrantes conforme aumentaron las caravanas y pasó del discurso de brazos abiertos… a endurecer políticas para inhibir su estancia.

Cuando la Administración local actual comenzó, ya había recibido a los primeros grupos masivos de decenas de migrantes en ruta hacia Estados Unidos, principalmente provenientes de Sudamérica.

Tras incrementarse dichos contingentes por cientos, en reiteradas ocasiones las autoridades insistieron en que se trataba de grupos que no se quedarían en la Capital y definieron sus políticas para que, en caso de quererlo, obtuvieran la constancia para acreditar identidad de la Ciudad de México y así figurar en el padrón de huéspedes y migrantes en retorno de la CDMX.

El objetivo era tener un control de migrantes internacionales, solicitantes de refugio y personas reconocidas como refugiadas.

Sin embargo, Rafael Soler Suástegui, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, consideró que en realidad son acciones que replican las políticas endurecidas del Gobierno federal.

“ Incluso una militarización de la política migratoria y es claro que probablemente también se alineó con una política estadounidense”, dijo.

El especialista señaló como ejemplo la presencia de la Guardia Nacional en los albergues y enfatizó en que obligar a personas migrantes a acreditarse no es garantía de ayuda, sino que los estigmatiza y podría incluso ponerlos en riesgo.

“ Identificar personas migrantes nunca ha sido una buena decisión; dentro de todos esos flujos migratorios vienen personas que migran por razones económicas, pero muchas buscan refugio y son perseguidas y registrarlas es muy peligroso porque llevaría a una suerte de control y de manejo de la práctica migratoria no idónea”, consideró.

Las constancias

Según cifras oficiales entregadas por la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso), entre 2020 y hasta julio de 2023 la Subdirección de Migrantes emitió 378 constancias para acreditar identidad de la Ciudad de México.

Aunque se ofreció integrarlos a programas oficiales -como seguro de desempleo, vinculación laboral o servicios de salud- y crear un padrón de beneficiarios, este último no se ha hecho público.

Los grupos migrantes continuarán y podrían aumentar, pues los problemas que los orillan a dejar sus países no han disminuido, por lo que las autoridades deben ser más humanitarias, enfatiza el especialista.

“ Los flujos migratorios no se pueden evitar, es una realidad absoluta, pero sí se pueden y se deben gestionar”, indicó.

Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, lamentó la falla en la gestión e insuficiencia de servicios.

“ (Esto) obliga a la Capital del país a responder a través de políticas de inclusión social, acceso al mercado laboral y de atención especializada para mujeres embarazadas y de niñas y niños en primera infancia”, destacó.

La presidenta de la CDH capitalina urgió observar y entender la diversificación de las rutas migratorias, el aumento de riesgos que representan y la estancia indefinida; así como el cambio en la población, que pasó a ser más hombres a familias completas.