Gerardo Rodríguez Canales
Es fascinante la historia de Gerardo Rodríguez Canales. Tal vez para las nuevas generaciones y al grueso de los saltillenses el nombre no les diga nada, pero si mencionamos a Geroca, el monero, el observador, el cronista pictórico urbano y al pintor saltillense, usted habrá de recordar que este artista plasmó su primer dibujo en la primera edición de un conocido diario de la ciudad el 4 de octubre de 1975.
Desde entonces no ha parado. Lo recuerdo con su block, sus pinceles y sus pinturas, cuyo escenario fueron las más humildes cantinas de la ciudad. En un rincón en una mesa solitaria pedía su cerveza y se dedicaba a observar a la clientela. Sus modelos fueron cantineros, meseras, parroquianos, borrachitos, cerdos y sobre todo perros, cuya tendencia siempre incluía en sus obras.
Geroca nos convocaba a través de su obra, que abarca situaciones y contextos sociales diversos, como la ciudad, el campo, la cantina y la plaza. Su perspectiva contemplativa se manifiesta en su paciente espera, sentado en un bar o en un café, observando, trazando y aguardando el acontecer de algo interesante para plasmarlo en sus dibujos.
En este proceso nos regala lo cotidiano de la vida, que casi nunca nos detenemos a observar, máxima que Saltillo está inmerso en una dinámica económica. Pero ahora hagamos un alto en el camino para reivindicar, para reclamar ese derecho que tenemos los ciudadanos de este terruño, el mismo derecho inherente al trabajo desarrollado por este personaje de nuestro tiempo.
Con su obra Geroca nos lleva de la mano por una vereda que conduce a la vida social de nuestro país a través de sus caricaturas. Rodríguez Canales retrata con agudeza e ingenio el devenir de nuestro pueblo. Sin duda alguna puede considerarle el cronista pictórico de la era moderna de Saltillo, aunque también dejó su testimonio en la zona metropolitana de la ciudad de Monterrey.
Merecido homenaje
La Pinacoteca de Nuevo León reconoció el trabajo de Geroca, que abarca las tres acciones fundamentales que ha llevado a cabo a lo largo de su vida artística: mirar, dibujar, pintar. Su obra es un llamado a reconocer la belleza y el valor de lo que es diferente. Este tributo reconoce su grandeza como artista.
“Siento que perdí mucho tiempo, ahora apenas estoy aprendiendo a dar más tono, más color, más expresión. Nunca es tarde, ahora estoy en búsqueda del tiempo perdido, para lograr lo que quiero lograr”, reconoce el artista cuya obra nos ha hecho reflexionar y cuestionar nuestra realidad con una crítica profunda.
El artista saltillense recibió recientemente la presea Pinacoteca Nuevo León, de manos de Elvira Lozano de Todd, directora de la Pinacoteca del vecino estado, acto que tuvo lugar en el domicilio de Geroca en Saltillo, pues nuestro querido amigo don Gerardo Rodríguez Canales nunca ha aceptado homenajes públicos y menos ahora que está centrado en busca de perfeccionar su estilo, con magníficos cuadros que exhibe la propia entidad cultural regiomontana y en el Cerdo de Babel de nuestra ciudad.
Gerardo Rodríguez Canales, miembro de una reconocida familia, nació en Saltillo en 1955. Llegó a Monterrey en 1973 a estudiar Arquitectura en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, quedándose a radicar por varios años en la capital neoleonesa.
Sus cartones fueron publicados en el periódico El Norte de Monterrey, de 1982 a 2018, siendo uno de los moneros decanos del Grupo Reforma.
Se le considera cronista visual y urbano del mundo nocturno y subterráneo regiomontano, así como la vida laboral y cotidiana, y varios temas como el colonial y otros.
Ha expuesto de manera individual y colectiva en diferentes espacios culturales de Monterrey. De forma individual expuso anualmente obras al óleo y en gráfica de 1982 a 2009, en el legendario Café Nuevo Brasil de la metrópoli regiomontana, hoy desaparecido. También llevó a cabo exhibiciones en galerías de la localidad a la par de su trabajo editorial.
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