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| Mahmoud M. Zaqout con niños. Foto: Proceso / Cortesía de Insurrección Films

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Gaza, la Franja del Exterminio, documental que da voz a los niños palestinos

  Por Proceso

Publicado el domingo, 26 de enero del 2025 a las 13:44


Resulta increíble la manera en que este testimonio sobrecogedor pudo filmarse, cuenta Rafael Rangel, cineasta mexicano. Ya puede verse en la Cineteca

Ciudad de México.– Es Gaza: Un misil explota en un edificio. La cámara de video muestra a varios niños y niñas heridos.

Luego se ve a un infante con la cabeza y los brazos vendados sobre una camilla. Su padre, igual herido y en otra camilla, está a su lado, pero muy asustado. El chico le dice:

No te reocupes papá. Estoy bien. Mantente fuerte papá, mantente fuerte papá, no tengas miedo. No te preocupes”.

Otra escena: Una chica yace dentro de los escombros de un edificio bombardeado. Y grita:

¡Soy Alma, no puedo salir! Estoy con mis hermanos, mis padres y mi abuela”.

-¿Están vivos, Alma? -le preguntan.

-Sí, están vivos. Ayuden a mis padres, mis hermanos y mis abuelos antes, y luego ayúdenme. ¿O saben qué? ¡Ayúdenme primero! ¡Así puedo ayudarles! Tengo doce años. Mi familia es lo más importante del mundo. Está aquí un bebé. Es mi hermano, tiene un año y medio.

Logran sacarla.

Así, más niños y niñas platican su dolor ante la guerra y cómo muchos de sus padres han muerto. Son entrevistados entre bombardeos y balas para invitar a la reflexión al espectador en torno a las condiciones extremas que enfrentan los palestinos en Gaza desde el 7 de octubre del 2023, y aunque existe un alto al fuego desde el 15 de enero, se ve en la película el genocidio cometido por Israel hacia la población gazatí, como lo dio a conocer Amnistía Internacional el 5 de diciembre pasado en un informe.

El documental se titula Gaza, la franja del exterminio (Egipto/México/Palestina, 2024), dirigido por el mexicano Rafael Rangel. El responsable de la fotografía es Mohmound M. Zaqout. Y se puede ver en la Cineteca Nacional.

Rangel (Morelia, 1962) cuenta cómo surgió el filme de 102 minutos:

Yo tenía un conocimiento mediano sobre este problema. Mi interés comenzó cuando justamente Hamás atacó en octubre del 2023 el sur de Israel, en la frontera con Israel, en un festival de música al aire libre. En ese tiempo tenía la lectura como la mayoría de las personas en Occidente: Hamás los terroristas, los malos, los palestinos atacando Israel. Comencé a profundizar, estudié a personas como Ilan Papeppé, historiador, y Norman Finkelstein, especialista en el judaísmo, Israel y el conflicto palestino-israelí, y varios más. Ahí fue cuando entendí los hechos, también la historia. Efectúe un recorrido amplio, y fue cuando un impulso vital, no lo sé, no sé con precisión qué fue lo que me detonó, me empujó a hacer un documental. La indignación de toda la historia, no sólo del 7 de octubre, porque no es tampoco para celebrar un hecho así, pero son casi ochenta años de lo que sabemos ahora que ha sufrido el pueblo palestino.

En ese momento comencé a tocar las puertas a través de las redes, Instagram específicamente, porque encontré que había muchas personas palestinas transmitiendo a través de esta aplicación, casi en tiempo real, los hechos. Toqué muchas puertas y ninguna se abrió, sólo con Mahmoud M. Zaqout, un fotógrafo de guerra, pero me dijo que no le interesaba. Yo estab proponiendo hacer una película, un testimonio, un documental. Y él me contestó: ‘No me interesa’. Porque no sabía realizar cine.

Eso le dio pie a conversar con Mahmond:

En este tiempo él estaba trabajando para una cadena de televisión en China. Transmitía a esa televisora todo lo que registraba. Le expresé que no se preocupara, que el documental lo íbamos a hacer juntos. Le señalé: ‘Yo te doy más o menos ideas, directrices de cómo hacerlo’, y comenzamos a trabajar en línea en diciembre del 2023, y le mandé mucho conocimiento teórico de lo que es hacer cine, básicamente documental. Cuando hace muchos años decidí hacer documental, me aboqué a estudiar y encontré a dos personas que fueron mis directrices; una, el mexicano Eugenio Polgowsky (CDMX, 1977-Londres, 2017), incluso entré en contacto con él, y generosamente me invitaba a sus master-class y conversábamos mucho. Aprendí mucho con él.

Zaqout, Elíah Salem (traductor marroquí), Rangel y el productor jordano. Foto: Cortesía de Insurrección Films

Y al otro que estudié, un gran maestro, a quien no conocí, pero que aprendí también a través de las redes, porque ofrecía muchas master-class en YouTube, es al brasileño Eduardo Coutinho (Sao Paulo, 1933-Río de Janeiro, 2014), un documentalista que denominaba a su estilo antropología salvaje. Después de ver todos sus trabajos encontré que ese era el estilo que a mí me atraía para abordar el documental. A Mahmoud le mandé la teoría de Eduardo Coutinho. Y debo decir que hablábamos casi cuatro días a la semana, casi a diario, y entendía las cosas de inmediato”.

Pero llegó un punto en el que ya estaba agotada la posibilidad de seguir trabajando en línea, y Rangel viajó a El Cairo, a seis horas de la frontera de Rafah, donde, según el diario español El País y la agencia Reuters, el 23 de este mes hubo un ataque de Israel y mató a dos palestinos a pesar del cese a los ataques. Sigue Rangel, quien trabajó como asistente en Dunas y en Roma fue asistente de Gianni Mina en la RAI:

Viajé a El Cairo, al puesto de control que hay ahí. Esto me hace subrayar que este documental ha sido la experiencia más oscura que he abordado en mi vida total, no sólo como cineasta, sino como humano, pero también es la más luminosa, paradójicamente, porque desde antes de que saliera mi maleta por la banda en El Cairo -que no llegó ese día-, la persona que me recibió era un chico de Jordania, y mientras esperábamos la maleta conversamos y él se dio cuenta a lo que iba, y platicamos bastante. Entonces, antes de salir del aeropuerto y de que llegara mi maleta, él ya se había sumado al equipo de filmación, y no sólo él, sino varias amistades en cuanto se enteraron de que unos mexicanos que estaba ahí tenían la intención de hacer un testimonio de toda esta atrocidad. Entonces se conformó un equipo increíble, aun antes de salir del aeropuerto”.

Manifestó el cineasta:

Eso a mí me hablaba de la generosidad y de la solidaridad del árabe. Fue una experiencia paradójicamente bella, porque su conocimiento, su energía, su determinación, su cultura y su temperamento nos permitió a todos en conjunto hacer un documental en un tiempo récord. En un mes ya teníamos el documental. ¡Eso fue impresionante! Yo venía de hacer un docu-ficción en Londres, que me llevó cinco años. Entonces, de pronto venir de esa experiencia a tener un documental como este en un mes, fue increíble.

Los intentos de amenaza

Específica que ninguno de los árabes era cineasta:

El chico que me recibió en el aeropuerto era un taxista de veintitantos años. Mahmoud es un fotógrafo en Palestina de 24 años. Todos muy jóvenes. Yo intenté entrar a Palestina tres veces, eran seis horas desde donde estaba, y no seguí intentando porque la última, que fue la tercera ocasión, creí que hasta ahí se acababan mis días… aún no la logró superar esa experiencia. Fue muy, muy difícil, porque cuando detectaron tanta insistencia para entrar, me detuvieron ahí un tiempo, No sé cuánto. Revisaron mi celular, en fin. Fue muy difícil, partiendo desde el idioma, y entonces cuando vieron los depósitos que le había hecho a Mahmoud por sus honorarios, lo interpretaron como un apoyo a Hamás. Entonces se complicó todo.

Me investigaron más. Vieron mi Facebook, el Instagram y todo esto, pudieron corroborar que en efecto era un simple cineasta deseando crear un testimonio. Y además fui muy amenazado si lo hacía. Ahí fue cuando ya no seguí insistiendo en entrar a Palestina, pero me quedé al otro lado del muro, que llamo ‘El muro de la ignominia’, que construyó Israel para hacer lo que todos sabemos, la cárcel más grande. Y desde ahí, con internet y por el celular, me comuniqué con Mahmoud, a unos cuantos metros de distancia dirigí este documental. Desde México, a través de las redes, había entrado en contacto con Nour Alnaji, la niña que canta al final, y entonces se dieron unas condiciones increíbles, porque cuando yo le pedí a Mahmoud que entrara en contacto con ella, resultó que se conocían previamente”.

Manifiesta:

Es increíble que dos personas, Mahmound y yo, estábamos burlando al quinto ejército más poderoso del planeta con dos celulares simples y haciendo un testimonio que ellos a toda costa deseaban evitar. En ese tiempo estaba permitida la salida de Palestina hacia Egipto, pagando de cinco a ocho mil euros, justo los honorarios que yo le había pagado a Mahmound por filmar… le sirvieron para poder escapar de Rafah, él es de ahí. Su casa fue destruida por un misil. A pesar de su juventud, en ese momento tenía veintitrés años, él ya contaba con su propia productora y dos camionetas Mercedes Benz. Tenía un equipo de cinco o seis personas que trabajaban en su productora, en fin. Es una persona con mucha capacidad de trabajo intelectual, muy culto. Fui muy afortunado, fue un hallazgo encontrarlo y que finalmente aceptara trabajar”.

Se encontraron en El Cairo, donde editaron el documental:

Obviamente el material que habíamos hecho juntos no era suficiente para una narrativa completa del hecho, podíamos crear un documental muy parcial, entonces me dijo: ‘No te preocupes, todas las personas estamos haciendo registro con nuestros celulares, en realidad somos una población pequeña en Rafah y todos nos conocemos, y todos ya saben lo que estamos haciendo tú y yo aquí en El Cairo. Están muy al pendiente y todos se hallan en la mejor disposición de apoyarnos con su propio material’. Gracias a los contactos que tenía, estuvimos recibiendo mucho material y sumándole a la narrativa.

Hubo muchos factores por los que se pudo hacer esta película e igual existe su parte dramática, atrás de la cámara. En el filme hay un niño con playera de un futbolista famoso que explica una explosión de un misil y lo que le sucedió a otros niños, y que remata diciendo: ‘Esto no es vida, no podemos vivir aquí’. Al que efectuó ese video, lo asesinaron. Fue también muy difícil hacer este documental. No sé cuántas veces corrimos el documental para irlo afinando y corrigiendo en la edición. Y cada vez que corríamos completo el documental, todo el equipo árabe, por supuesto Mahmoud, terminamos llorando”.

Nour Aljani, una de las entrevistadas. Foto: Cortesía de Insurrección Films

-¿Cómo fue darle más voz a los niños en el documental?, porque se puede caer en la morbosidad y el amarillismo.

-Todas las decisiones son muy instintivas, no me detengo a analizarlas, simplemente el corazón me lo dice, y yo sigo mi corazón, y era evidente que debían ser las voces infantiles, tenía que ser la perspectiva infantil. No me gusta el tremendismo en mis películas, no es lo mío. Sin embargo, teniendo a Mahmoud y a las cinco o seis personas que se sumaron a este proyecto, yo sondeaba con ellos hasta dónde podíamos llegar, justamente para no caer en el morbo, pero también conversaba con ellos.

Mi explicación era que tampoco podíamos evitar hablar con crudeza de eso, porque sería faltar a la verdad, sería faltar al dolor del palestino. No podíamos hablar de otro modo de esta tragedia, aún así hubo muchas imágenes, muchas escenas insoportables que decidimos no incluir porque verdaderamente eran insoportables. Yo tenía el temor de caer en el amarillismo, el tremendismo, el morbo, pero también hay que comunicar la verdad. No incluyo música. No se trata de dirigir con música los sentimientos, lo que uso es música que le llaman diegetética.

Creo que fueron cuatrocientos cuarenta y un días de genocidio, y calculan los que conocen de esto que se llevarán catorce años en reconstruir lo que se destruyó, no sé cuántas toneladas de misiles fueron. Entonces, comienza una segunda etapa: El compromiso que hicimos con Mahmoud fue que en el momento de que se pudiese abrir o entrar a Palestina, regresar y hacer la otra parte, el otro testimonio, que también es muy importante”.

-¿Cree en el alto al fuego?

-No, no, no, ellos (los palestinos) van a seguir sufriendo el apartheid. Es que el mundo entero los dejó solos en medio de estas atrocidades. Israel va a seguir abusando del palestino. El plan de Israel es el Gran Israel, por eso está atacando Líbano. Desea crear este plan bíblico absurdo, basado en fábulas religiosas de puro ser imaginario, el pueblo elegido por Dios, es tan absurdo eso en pleno siglo XXI. Y los rebeldes Hamás, porque además también hay que ver esta semántica de manipulación de guerra, no son terroristas, son personas defendiendo su territorio, ellos no son los que están invadiendo nada, simplemente están defendiendo lo suyo”.

Finaliza:

La decisión de que los niños fueran la voz es por la fortaleza que les vi, más que en los adultos palestinos. En el documental se ve a dos niños que son rescatados, van en una camilla y dicen: ‘Gracias, servicios médicos’. ¡Qué conmovedor! y ¡qué belleza de resiliencia infantil del palestino!, y así son. Cuando nos despedimos de todo el equipo, fue muy doloroso. Les dije: ‘Veo más sencillo, después de habernos conocido y saber más de su cultura, regresar al Cairo o México, a donde sea, a hacer una película.

Con mis amigos cineastas de México esto hubiese sido imposible. Lo lamento por mis buenos amigos que tengo en el cine, pero son de una burocracia y son cineastas carpeteros, jamás hubiese hecho esta película con un equipo mexicano, nunca, eso lo tengo clarísimo.

Cuando estaba la guerra -cuenta- nadie le abría las puestas para estrenar Gaza, la franja del exterminio, sólo la Cineteca Nacional. Ahora el cineasta ya está recibiendo invitaciones en otros países.

 

 

 

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