El gaman es uno de los rasgos más característicos en la cultura japonesa. Este concepto se ha ido transmitiendo de generación en generación y es considerado un tesoro de gran valor para cada uno de ellos. El gaman es un concepto japonés que utilizan los occidentales para esperar con paciencia y determinación. Se dice que ellos buscan tener “gaman” no solamente teniendo paciencia, sino perseverando en aquellas situaciones de adversidad y confiando en que si hacemos lo correcto, llegarán los buenos momentos.

Este concepto se ha estudiado entre filósofos y sicólogos, y se ha dicho que este valor en su comunidad les permite reaccionar de manera serena y coordinada ante catástrofes naturales. Incluso en esos eventos donde todo pudiese parecerse perdido, son capaces de no perderse entre el lamento o el desánimo. Buscan, como decía Jung, encontrar un sentido a eso que les pasa y transformarse ante la circunstancia.

Cultivar el gaman tiene como resultado gran fortaleza y resiliencia. Qué increíble poder aprender de esta gran cultura una manera distinta de abordar las dificultades. Sea cual sea la dificultad aparente, lo importante es esperar con serenidad y aceptar que la situación está ocurriendo y que yo elijo qué actitud tomar ante esa circunstancia.

Todos vivimos en una constante sensación de lucha y de huida. Estamos en alerta y vivimos en el ahora pensando en el mañana. Todos estamos corriendo y cualquier evento puede detonar que perdamos y nos alejemos de nuestro centro. Es necesario que recordemos que todos podemos salir de un mal momento, pero que es importante querer salir de ahí sin perder el control de nosotros mismos. Esto es estar corrigiendo nuestros errores naturales de carácter y desarrollarnos. Cultivar y aplicar esta espera, es desarrollarnos y evolucionar. Es no permitir que lo exterior nos robe la paz.

Para cultivar el gaman necesitamos cuatro elementos: paciencia, perseverancia, hacer lo correcto y tener esperanza. Y aunque aprender a esperar es un arte que todavía muchos no aprendemos, es algo que es necesario que reconozcamos para vivir con mayor serenidad. Confiar en que el que siembra, cosecha, no siempre es fácil creerlo ni aplicarlo, pero nos rectifica de que estamos sembrando y actuando de manera correcta, y que desde nuestra trinchera estamos haciendo lo correcto.

Así que ahora, cada vez que tengas que esperar recuerda…

Tú eliges cómo afrontar esta espera. Cómo gestionar la impaciencia, cómo reconocerte sereno ante ese momento que te es imposible cambiar. Una fila en el banco, un evento adverso, algo que te detenga…. Recuérdate que al esperar, estás fluyendo desde este concepto japonés. Tal vez no veas la recompensa aparente, tal vez la recompensa final sea corregirte y tener el control de ti, pero sea cual sea el resultado final, cultivar la paciencia y aprender a esperar, traerá beneficios en general en tu vida.