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Francisco I. Madero no se llamaba Indalecio

  Por Agencias

Publicado el jueves, 23 de febrero del 2017 a las 00:55


Quizá tú también has vivido en el error pues, según consta en documentos oficiales

Milenio | Ciudad de México.- Quizá tú también has vivido en el error pues, según consta en documentos oficiales, la “I” que ostenta el nombre del autor del Plan de San Luis es la inicial de Ignacio, así que ya puedes olvidar eso de “Francisco Indalecio Madero”: ese segundo nombre es uno más de los mitos de su biografía.

En una aclaración publicada en 2006 en el website de la Presidencia de la República, el historiador Alejandro Rosas explica que la leyenda del segundo nombre del “apóstol de la democracia” tiene un origen indeterminado, pero claramente fue posterior a su asesinato, un día como hoy pero de 1913.

Al principio, la gente se burlaba del idealismo de Madero y corrió el rumor de que la “I” era de Inocencio, por la ingenuidad que el nativo de Parras de la Fuente, Coahuila, demostró durante su gestión presidencial. Después, con el paso del tiempo, “la historia oficial se encargó de enterrar su verdadero nombre y casi todas las generaciones que estudiaron la sacrosanta revolución mexicana durante el siglo XX, crecieron —crecimos— con la seguridad de que la ‘I’, de don Francisco, era de Indalecio”, señala el historiador Alejandro Rosas.

En la actualidad, mucha gente sigue pensando que esto es cierto, pero la verdad es que los padres de Madero, don Francisco padre y doña Mercedes González, bautizaron a su primogénito con el nombre de Francisco en honor al santo de Asís, e Ignacio honrando a San Ignacio de Loyola.

También corrió el rumor de que, cuando se hizo espiritista, renegó del nombre de Ignacio debido a sus malas experiencias como estudiante en colegios jesuitas. Pero, como sea, tanto en la fe bautismal que se conserva en su ciudad natal, como en el acta de nacimiento que existe en los archivos del estado de Coahuila, queda perfectamente establecido que el verdadero nombre de Madero era Francisco Ignacio, y no Indalecio como se ha creído durante décadas.

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