En el actual contexto internacional, la política exterior de los estados adquiere un nuevo significado. Una política exterior de Estado, fincada en los más altos intereses de nuestro país debe constituirse como palanca del desarrollo nacional.
Desgraciadamente, a pesar de que hoy como nunca en su historia, México está en condiciones de convertirse en uno de los principales protagonistas de la escena internacional, el presidente López Obrador no ha ayudado mucho a que esto se cumpla, y para muestra, su postura y actitud provocadora ante la inconformidad de las naciones –una de ellas, la potencia económica número 1 a nivel global– que integran el T-MEC, porque como CFE y Pemex son paraestatales hegemónicas, estas están afectando los derechos de los proveedores privados del ramo.
Pero bueno, pasando a las áreas de oportunidad, creo que el saldo demográfico favorable, nuestro peso económico global, y nuestra ubicación geográfica privilegiada, hacen de nuestro país un actor con un potencial e influencia crecientes en los próximos 30 años.
Llegar hasta ahí será un camino arduo –más con la mediocridad del Gobierno de López Obrador– que nos obliga a ser conscientes sobre la enorme responsabilidad y también oportunidad que ello representa para México, en términos económicos y de política internacional.
Por esa razón, el Gobierno federal debe buscar desplegar una estrategia de Estado para que nuestra participación y nivel de influencia en los organismos multilaterales internacionales corresponda al creciente grado de importancia del país.
Esta ruta implica también fortalecer nuestra soberanía, a través de intensificar nuestra relación con otras regiones amigables y con potencial de oportunidad para México, a efecto de no depender ciento por ciento de de la que hasta hoy, es la primera potencia global.
Se debe buscar posicionar a México en los foros y organismos internacionales y promover nuestros intereses, para apoyar los objetivos del país en materia desarrollo humano y desarrollo sostenible, y fomentar la cooperación en áreas fundamentales, como el desarrollo científico-tecnológico y el combate a las amenazas a la seguridad.
Se debe instrumentar una política exterior fincada en los más altos intereses sociales, económicos, políticos y culturales de nuestro país; una política exterior que influya en la construcción de un orden internacional con paz, seguridad, desarrollo y respeto a los derechos humanos. El objetivo siempre es y deberá ser fortalecer a México.
Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008.
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