Ciudad de México.- Descendientes de José Revueltas (1914-1976) buscan que el Estado mexicano reconozca en un acto público su responsabilidad por la violación de los derechos humanos del escritor, quien, aseguran, fue un perseguido político tras participar en el movimiento estudiantil de 1968.

Se trata, señalan en una misiva, de un acto de reparación que hasta el momento no se ha dado.

La carta, suscrita por familiares del autor de Los muros de agua y El apando, fue enviada el pasado 11 de marzo al Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, y hasta ahora no han recibido más respuesta que la solicitud, vía correo electrónico, del teléfono de Juan Cristóbal Cruz Revueltas, nieto del escritor, hijo de Andrea Revueltas, y suscriptor del documento junto a Gilda Cruz Revueltas, su hermana, y Adahi Carasusan Cruz y Anna Milena Cruz Kohte, bisnietas.

“Que yo sepa, no me ha buscado”, dice en entrevista el doctor en Filosofía Política, quien considera que el reconocimiento de las violaciones de los derechos humanos de José Revueltas y el ofrecimiento de disculpas competen a la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos de 1965 a 1990, encabezada por Encinas.

“Los sentimos como una última oportunidad de justicia, de que salga a la luz la verdad sobre qué pasó, entre otros acontecimientos, en 1968 después de la matanza. Para nosotros es una oportunidad muy importante de esclarecimiento, por eso decidimos unirnos, buscar al Gobierno juntos, acercarnos de nuevo, ver si esta vez sí nos escuchan”, dice Cruz Kohte, especialista en Derecho Internacional.

En 2018 hubo un exhorto en el Senado de la República, pero éste no prosperó, explica Juan Cristóbal Cruz.

“Creemos que es una gran oportunidad para alzar la voz no sólo en el caso de José Revueltas, sino en el caso de todas las demás víctimas del Estado autoritario y de todas las violaciones de derechos humanos que se han ejercido a lo largo de estos años”, destaca, por su parte, Carasusan Cruz, cantautora, poeta y artista visual.

Revueltas, de quien el próximo 17 de abril se cumplirán 47 años de su fallecimiento, era un adolescente cuando enfrentó el cautiverio en la correccional como represalia a sus ideas -se afilió al Partido Comunista, entonces ilegal, a los 15 años-; también fue prisionero en las Islas Marías y en la cárcel de Lecumberri por su participación en el movimiento del 68, luego de ser detenido sin que mediara orden de aprehensión.

“Fue sentenciado por criticar. En su sentencia resaltaba el juez que Revueltas había atacado al Gobierno, que había hablado mal de él en conferencias, que lo atacó con palabras; fue algo que le pareció importante poner en la sentencia”, observa Cruz Kohte.

La detención ilegal, denominada como “secuestro” por el mismo escritor, la falta de un debido proceso y el maltrato en todos los sentidos fue posible porque no había separación de poderes: el Poder Judicial estaba sometido al Ejecutivo, por el presidencialismo imperante, señala Juan Cristóbal Cruz.

El caso de Revueltas refleja problemas de la sociedad mexicana que resuenan en la actualidad y son motivo de debate, como el relativo a la militarización, añade el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Daño a una estirpe

La estancia del escritor en la correccional fue una experiencia traumática que relató en su primer texto, titulado El quebranto, y que marcó su obra.

“A partir de ahí el tema de la cárcel fue un eje central en su obra”, pondera Gilda Cruz, y advierte que el encierro marcó también la vida del ganador del Premio Xavier Villaurrutia 1967, y la de su familia.

La madre del autor de El luto humano experimentó una zozobra compartida también por las hermanas del escritor injustamente preso, lo mismo que sus parejas, hijos y nietos, refiere la poeta, pintora y escultora.

“Me acuerdo que teníamos el teléfono controlado, y por supuesto las huelgas de hambre que hizo en la cárcel en 1968 afectaron su salud; poco después de salir de la cárcel murió. Y, por supuesto, se afectó a mi familia; mis padres se separaron a partir del 68 por todas estas problemáticas, mi madre (Andrea Revueltas) sufrió una enfermedad muy fuerte por todas las preocupaciones…

“Por supuesto que rompe el tejido social, por supuesto que rompe las familias y afecta la salud de la gente”, señala la también cineasta.

Te puede interesar: El día que Elena Garro se convirtió en enemiga de Méxicoç

A Revueltas no se le reconoció el carácter de preso político de manera oficial: en cualquier momento podía regresar a la cárcel, apunta Juan Cristóbal Cruz, coautor, con Martha Elisa López Pedraza, del libro El poder de la imagen.

“Yo era muy chico”, rememora, “pero fui a Lecumberri varias veces y no entendía qué pasaba, por qué mi abuelo estaba en la cárcel, y dejé de ver a mi madre porque tuvo que dejar el País.

“Sí afecta a las familias, y por generaciones”, enfatiza Gilda Cruz.

Falta valorar la obra de Revueltas

Las cuestiones políticas eclipsaron la literatura de Revueltas, que requiere difundirse entre las nuevas generaciones, y también precisan divulgarse sus aportes filosóficos, consideran Carasusan Cruz y Gilda Cruz, quien menciona títulos como Dialéctica de la conciencia, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza o México: una democracia bárbara.

“Creo que falta ser valorado, porque de alguna manera se ha hecho un lado y es un autor muy importante, que también fue guionista de muchas películas de la Época de Oro del cine nacional, de lo cual no se habla mucho, además de periodista y teórico”, puntualiza.

“En muchas de las películas ni siquiera se le da el crédito a José Revueltas, pero después de varios análisis e investigaciones se ha llegado a la conclusión de que muchos más guiones de los que sabemos fueron escritos por mi bisabuelo”, complementa Carasusan Cruz.

La Época de Oro es paralela al muralismo mexicano y comparte con éste una visión social: los personajes eran los olvidados de la tierra, compara Gilda Cruz.

“Esa ideología tiene mucho que ver con mi abuelo, y creo que ahí difundió mucho más sus ideas -aunque no totalmente como él hubiera querido- de visibilizar al pueblo en el cine”.

Además de una mayor difusión de la obra de Revueltas, se requiere un libre acceso a los archivos relacionados con el proceso judicial promovido contra el escritor en el 68 y contra muchos otros participantes del movimiento estudiantil, plantea Cruz Kohte.

Según Juan Cristóbal Cruz, la sociedad mexicana no ha resuelto su relación con aquel año.

“Si vemos al Gobierno actual, es muy difícil entender qué relación tiene: hay gente que viene del movimiento y gente que viene del otro lado. También en la oposición hay gente muy importante que casi toma y se identifica con la perspectiva de Gustavo Díaz Ordaz, lo cual me parece muy triste.

“El 68 sigue siendo el gran tema que no hemos resuelto los mexicanos”, asevera.