Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el jueves, 15 de agosto del 2024 a las 04:42
Ciudad de México.- Si uno tuviera que trazar la historia del furor por Frida Kahlo, la Fridamanía, en Estados Unidos, uno de los hitos más recientes estaría situado en 2017 y en el Museo de Arte de Dallas (DMA), en Texas.
Ese año, más de 126 mil personas visitaron la exposición México 1900-1950: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias, donde una de las obras fundamentales, quizá la estelar, fue una de la pintora.
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En un caso excepcional, algo que nunca pasa, logré tener permiso para traer Las dos Fridas (1939), que, como tú sabes, ésas nunca viajan a ningún lugar”, recuerda en entrevista Agustín Arteaga, curador de la muestra y quien ese año se estrenaba como director del DMA, su actual cargo.
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La pasión por Frida aquí, en ese momento, se reveló y fue una cosa impresionante”, agrega quien antes del recinto texano había dirigido en México el Munal.
A 7 años de que la numerosa comunidad latina y el público en general de Dallas declararan su amor por la artista, el DMA está listo para profundizar esta relación con la exposición Frida: Más allá del mito.
Se trata de una muestra que reúne 30 obras de Kahlo (1907-1954), entre retratos y bodegones, con igual número de fotografías, dibujos y grabados realizados por sus contemporáneos.
Para Arteaga, quien de nuevo funge como curador junto con la especialista Sue Canterbury, la intención ahora es presentarla de manera antológica y biográfica, con una profundidad que va más allá de lo que comúnmente se asume sobre su persona.
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Nos dimos a la tarea de conjuntar una exposición que revisa paso a paso su vida, donde, de una manera clara y precisa, podamos ir contando, a través de sus obras maestras y obras claves, toda esa transformación que sufre Frida y todo lo que sufre a lo largo de su vida”, expone.
Una exposición que, por otro lado, no riñe con el mito que Kahlo construyó de sí misma, sino que intenta desentrañarlo.
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No nos queremos rebelar contra el mito, porque el mito lo construyó ella, porque ella es la autora de su persona pública”, señala.
Desde muy temprana edad, añade el curador, la artista comenzó a construir su imagen a partir del trabajo fotográfico de su padre, Guillermo Kahlo (1871-1941), con quien aprendió a presentarse ante la cámara.
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Frida, como lo conocemos hoy, al final de sus días, y a través de sus grandes obras maestras, esta mujer muy bella, siempre muy elaborada en sus tocados, sus vestidos, su maquillaje, en el color de sus uñas, es un proceso de creación”, abunda.
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El mito es una necesidad de ella para consolidarse como la persona que ella quiere ser, una persona que está llena de contrastes: esa persona que puede ser, aparentemente, sumamente tímida, o frágil y desprotegida, pero también poderosa, decidida, atrevida”.
Desde la serie fotográfica en la que portaba trajes de hombre en su juventud, hasta la elección del atuendo de tehuana como señal de sofisticación personal, Kahlo es vista en la exposición a través de su obra y biografía, con el fin de revelarla como persona de carne y hueso.
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Se trata de tratar de revelar, de ir quitando todos esos velos que la van cubriendo y encontrar a Frida, un ser humano que ha pasado por muchísimas cosas durante su vida y que las ha reflejado, y muchas de sus cosas las ha exorcizado a través de la pintura: su sufrimiento, sus angustias, el dolor”, plantea Arteaga.
Para lograr develar, las 30 obras que se muestran son cinco autorretratos en pintura, varios autorretratos en dibujo y otros autorretratos crípticos, como las naturalezas muerta del final de su carrera.
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