Por: Joel Martínez
Mientras todos los mercados giran alrededor de la coyuntura por las declaraciones arancelarias de Donald Trump y las respuestas de los gobiernos afectados, la economía estadunidense da muestras de mucha fuerza, pero con una inflación sticky o pegajosa.
El reporte de la segunda de las tres versiones del PIB arrojó que la economía estadunidense creció 2.8% en el tercer trimestre.
La base del reporte está en un fuerte consumo y una sólida inversión no residencial.
La economía estadunidense sigue su acelerado paso creciendo arriba de su potencial:
El consumo se mantuvo muy fuerte, creció 3.5 por ciento.
Se mantiene sólida la inversión no residencial, aumentó 3.8 por ciento.
Sólo la inversión residencial se mantuvo débil, pues cayó a una tasa de 5.0 por ciento. Un efecto ampliamente esperado por las altas tasas de las hipotecas.
La solidez de la economía se ha trasladado al último trimestre de 2024, al menos eso señalan los datos hasta octubre.
Apenas ayer el reporte de Ingreso-Gasto de las familias estadunidenses en octubre dio cuenta de que la fuerza del consumo está imparable.
Los ingresos de las familias aumentaron 0.6%, más que el 0.3 esperado y que el 0.3 anterior.
El gasto en consumo de las familias creció 0.4%, igual que el esperado y menor que el 0.6 de septiembre, con todo sigue fuerte.
Tenemos familias con dinero y consumiendo, por eso la estimación, ya con datos de octubre, del modelo GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta es que la economía crecerá 2.7 por ciento en el cuarto trimestre.
Para dimensionar de lo que hablamos, basta recordar que el PIB de Estados Unidos está compuesto por un 64% del consumo privado, 17 de la inversión, 16 del gasto de gobierno y 3 de las exportaciones netas.
Estaríamos hablando de una economía sobrecalentada, si no es porque la productividad está creciendo.
Aun con todo, la inflación es sticky, según muestra el reporte de precios de gasto de las familias (PCE, por sus siglas en inglés) de octubre, que es el preferido de la Fed:
La general creció 2.3% anual, en línea con lo esperado y mayor que el 2.1 anterior.
La subyacente fue 2.8% anual, en línea con lo esperado y mayor que el 2.7 previo.
Con este escenario, va a empezar la presidencia de Trump el 20 de enero de 2025.
De una manera u otra, la economía de Estados Unidos va a recibir estímulos para empujar más su crecimiento con la instrumentación de los Trumponomics.
Hay una gran incertidumbre, que de hecho, fue expresada por los miembros del Comité de Tasas de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés), según se leyó en las Minutas de su última reunión y que fueron publicadas el martes.
Nadie, ni los miembros del FOMC, puede dimensionar si los nuevos estímulos van a destapar o no una burbuja inflacionaria.
Ni siquiera saben hasta donde podrán bajar la tasa de referencia.
En el último diagrama de puntos se tenía un recorte de 25 puntos base (pb) en diciembre y cuatro en 2025.
Hay que recordar que el diagrama de puntos es el gráfico en donde todos los miembros del FOMC ponen sus estimaciones para la tasa de referencia y con ello se calcula la mediana y se toma como la agenda oficial de recortes esperados.
Los futuros de los fondos federales ven el de diciembre y sólo dos en 2025, y de manera apretada.
Los propios miembros del FOMC reconocen en las Minutas estar cerca de parar las bajas de tasas.
Entonces no entiendo porque hay tanta premura y euforia por tirar las tasas de los treasuries, conducta que repiten en México, al final las verán rebotar.
Hasta el FOMC del 18 de diciembre, no sólo sabremos si se recortará la tasa de los fondos federales, además habrá un nuevo diagrama de puntos y nuevas estimaciones macro oficiales.
Está bien que los inversionistas toman decisiones ex ante para obtener ventaja, pero para mí, pensar que no va pasar nada con los Trumponomics es ser muy naive.
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