Si a finales de noviembre y principios de diciembre te sientes tenso (a), enojado (a), desesperado (a), nostálgico (a), te aíslas de tus seres queridos, es probable que en tu infancia experimentaste sensaciones desagradables en esta temporada pre-navideña.
Esto se da a un nivel inconsciente, el cerebro, en una estructura llamada “el giro del cíngulo”, etiqueta y normaliza emociones, lo que un niño (a) vive antes de los 12 años, será el filtro con el que interprete una relación de pareja “sana”.
Tal vez tus padres discutían muy feo en esta época, papá abandonó a mamá o mamá corrió a tu papá de la casa, se descubrió una infidelidad, etc. Esto se guarda en el inconsciente, por lo tanto asociamos la Navidad con dolor, con una sensación incomoda, nos ponemos a la defensiva porque creemos que algo malo va a pasar en cualquier momento.
Si te gustó el matrimonio de tus padres, pero había violencia, adicciones, uno de los dos le rogaba mucho al otro para estar juntos y cedía en todo “para llevar la fiesta en paz”, inconscientemente repites el patrón de conducta porque tu cerebro evadió la realidad, genero una visión alterada de los hechos para que no sufrieras tanto por el trato que se daban tus papas o el trato que te daban a ti.
Como crees que lo que viviste es normal, al momento de elegir pareja te enamoras de una persona que te trate como mama trataba a tu papa o viceversa. No te das cuenta, si lo hicieras tal vez hubieras elegido a tu pareja de otra forma.
En otros casos, si elegiste una pareja compatible, con la que tienen un buen futuro juntos, pero estas fechas te ponen mal y discutes por todo o la dejas hablando sola (o), trabajas en exceso, te la pasas con los amigos, etc., es decir, encuentras la manera de no conectar emocionalmente con tu pareja.
Te disocias, como cuando eras niño (a), te sentías triste, solo (a), asustado (a) por el ambiente familiar hostil y nadie estaba para consolarte, escucharte y darte un hogar seguro. Tus padres estaban muy ocupados con sus problemas o con los de tus abuelitos, tus tíos, primos, etc.
Te acostumbraste a “no sentir” a “no estar”, tu mente viaja a un lugar seguro, donde te sientes mas tranquilo, donde tienes el control, tu cuerpo está en la mesa cenando con tu familia o viendo TV pero tu mente no está ahí, está en tus recuerdos de la infancia.
En ocasiones, no recuerdas con claridad, no sabes de dónde viene ese vacío, enojo o tristeza, pero si lo sientes. Esto provoca que no puedas convivir en paz con tus hijos y pareja o que no te puedas conectar emocionalmente, repitiendo en tus hijos lo que tu viviste cuando eras niño(a).
Si tienes hijos y te separas en estas fechas siempre van a recordar la Navidad como una temporada triste, sentirán un vacío interior, tristeza y enojo en contra de ustedes. Los invito a revisar su caso en el consultorio. No se desespere siga luchando por su relación pero con conocimiento.
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