Por: Carolina Garibay Carmona
A lo largo de la historia, las personas con síndrome de Down fueron marginadas, encerradas en casas, en centros siquiátricos o instituciones en situaciones deplorables; ya ni hablar si estas personas contaban con revisiones médicas, por ello la esperanza de vida era baja.
Gracias a que han ido disminuyendo significativamente estas prácticas inhumanas, la tasa y calidad de vida ha aumentado en las personas con síndrome de Down, logrando que puedan llevar una vida feliz, sana y activa.
Hoy en día, las personas con síndrome de Down tienen más participación, hay especialistas capacitados y dedicados a aportar favorablemente en su desarrollo. Se suele decir que las personas con síndrome de Down son ángeles, más bien, yo creo que estas personas te ayudan a ver y a conocer ángeles.
Tú eres ese ángel, por creer en ellos y darles un voto de confianza; son ángeles todas esas personas involucradas a favor de ellos, los que han abierto una oportunidad laboral digna y justa, los docentes comprometidos en su aprendizaje, haciendo adecuaciones si es necesario y enseñándolos con paciencia y amor. La familia y el círculo de amigos que están siempre ahí al pie del cañón sumando; los pastores que están respaldando en oración constantemente; el jefe que permite a papá y a mamá salir de su trabajo para llevar a su hijo a la terapia, o a consulta, ustedes son los ángeles que Juan Carlos mi hijo me ha permitido ver.
Por este paseo Down he notado que aún hay personas frenando sus capacidades desde antes de conocerlos individualmente. No podemos olvidar que antes de ser el niño Down o la muchacha con síndrome de Down, son individuos con características únicas. Tan sólo imaginemos por un momento a un corredor profesional en una de sus carreras más importantes, y que a pesar del apoyo de su familia, de sus días de entrenamiento duro, de su disciplina constante, de sus talentos y dones, su trayecto sea interrumpido o frenado por falta de respeto de otras personas y a veces ni siquiera con mala voluntad, sino por ignorancia.
El ejemplo del corredor puede aplicar en las personas con síndrome de Down en un entorno social con falta de oportunidades, desinformado o carente de empatía, por ello, parte de mi propósito es informar y compartir lo que voy viviendo y aprendiendo de la mano de mi hijo con síndrome de Down. ¡Él sencillamente es único, como cada uno de nosotros!
A pesar de las limitaciones, dificultades y necesidades propias de esta condición, no siempre el cuento es como nos lo contaron.
Te invito a vivir la libertad desconocida del futuro, y no seguir en lo reconfortable del pasado. ¡Sigue, no mires atrás! Descubrirás que la felicidad no está donde creíamos. ¡El mundo necesita más de su amor y alegría!
Mi hijo no vino a limitar mi vida, vino a llenarla de aprendizajes, cargándome de fuerzas con tanto amor. ¡Juan Carlos me enseña, me inspira, me motiva!
21 de marzo, Día Mundial del síndrome de Down.
Más sobre esta sección Más en Coahuila