Vida
Por Agencia Reforma
Publicado el martes, 17 de diciembre del 2024 a las 11:40
Monterrey, NL.- A finales de los años 20 del siglo pasado, aproximándose el invierno, surgió la necesidad de darle una “refrescada” a la imagen que se tenía de Santa Claus.
Desde 1822, cuando Clement Clarke Moore escribiera su entonces popular poema “Relato de una visita de San Nicolás“, la concepción de la figura del personaje navideño estaba dominada por la imagen de un gnomo o elfo.
Este Santagnomo, con barba y cabellera con canas, fue creado por el ilustrador Thomas Nast, en 1863, basado en el texto de Moore, para la revista Harper’s Weekly.
La imagen bonachona fue bien aceptada por chicos y grandes, sin embargo, su destino era crecer de tamaño. Y esto ocurrió para una campaña publicitaria decembrina de The Coca-Cola Company, que tenía un problema: en invierno bajaban las ventas de su refresco.
“Los ejecutivos de la empresa le encargaron a Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast para hacerle perder su aire de gnomo y se volviera más cercano y creíble para todos”, señala Pepe Rodríguez, en su libro Mitos y realidades de la Navidad. Origen y significado de las celebraciones navideñas.
Otros autores señalan que fue el ejecutivo publicitario Archie Lee quien le pidió diseñar “un Santa alegre, juguetón y, al mismo tiempo, realista”.
Sundblom, astro de la industria publicitaria de las primeras décadas del siglo 20, buscó un modelo humano para basar su trabajo y encontró a un agente de ventas jubilado llamado Lou Prentice.
Para dibujarlo, el artista también se inspiró en el poema navideño de Moore.
Una parte del texto dice:
“¡Sus ojos, cómo brillan! ¡Qué alegres son los hoyuelos de sus mejillas, que son como rosas y su nariz como cereza! ¡Su barba es blanca como la nieve! Tiene una cara ancha y una pequeña panza redonda que se sacude con su risa, como un tazón lleno de jalea!”.
Así surgió un Santa Claus ahora alto, con más kilos de peso, simpático, alegre y de mirada juguetona, señala Rodríguez en su libro. Conservó lo blanco de su cabello y barba, y el rojo y blanco de su traje, que ahora lucía más lujoso y atractivo.
“La figura se humanizó hasta parecerse a un abuelo ideal, jovial, pronto a la risa franca, a la confidencia y al regalo”.
La renovada imagen de Santa se presentó con éxito en la campaña publicitaria de Coca-Cola de finales de 1931.
Sundblom retocó su creación navideña para otros anuncios del refresco de cola trabajando con Prentice hasta que éste murió.
Después, el ilustrador se tomó a sí mismo como modelo incorporando sus rasgos nórdicos al personaje.
Entre 1931 y 1966, escribe Rodríguez, el artista pintó una serie de óleos sobre Santa Clos (conocidos como “Santa Claus de Sundblom”) que fueron reproducidos en anuncios de temporada navideña de la refresquera y publicados en periódicos y revistas de Estados Unidos.
Sundblom falleció en 1976, pero su Santa aún sonríe en la ilusión infantil.
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