Al decir esto, no me refiero a una mujer, las mujeres perfectas no dejan de serlo, me refiero a eso que el gran Mario Vargas Llosa, Nobel peruano, aquerenciado en la madre patria, mencionaba, al sistema político mexicano, como la dictadura perfecta.
Un sistema político que se fundó sobre el caudillaje mexicano, creado sobre el gran proyecto porfirista de México, ese sistema tenía algunas reglas que lo ayudaban a acercarse a la perfección.
Sobra mencionar mi aversión a las prácticas de ese sistema político, pero evidentemente, México estaba mejor con esas cuantas reglas.
Las reglas creadas y respetadas por décadas, incluían, primero: no reelección, evitar prácticas nepotistas, incluyendo sucesores cercanos, esto es: cuando el funcionario que fue elegido termina su gestión, no debe sucederlo un familiar en cualquiera de sus presentaciones, Maxi mato prohibidos, o sea, que el mandatario saliente no tenga poder alguno sobre el entrante. Eso tuvo el efecto de que el poder cambiaba de manos, algunos analistas hasta describían un cambio pendular entre derecha e izquierda, erróneamente muchos consideran de derecha a López Mateos, quien creció y vivió para el sindicalismo.
El gran golpe de timón, se dio con Echeverria, México dejó de invertir en infraestructura, olvidó a la agricultura, y hasta el estilo de los funcionarios fue más grotesco; guayaberas, campañas ostentosas y ridículas, el clímax fue la campaña de Salinas, que hasta un convoy de tren, llamado el Agualeguas, era parte de la campaña, con asistencia de actrices y artistas de moda.
Es claro que las reglas no incluyen actos corruptos, eso equivaldría al catecismo en un prostíbulo, pero por mucho tiempo, se presionó a nivel internacional para tener moderación, (la banca internacional tuvo ese poder) creando organismos teóricamente autónomos, algo que tenía un poco de utilidad.
Al volver el PRI al poder, se disparó el saqueo, y alcanzado al fin el sector izquierdo de aquel PRI, ahora llamado morena, se dieron rienda suelta, vaciando recursos para repartición de dádivas y para el saqueo, y al sentir que las reglas que aplicaban antes, ahora no rigen sobre sus vidas, por eso, ahora vemos nepotismo, Maxim ato y saqueo.
López portillo en su babeante discurso una vez expresó: “vamos a tener que aprender a administrar la abundancia”, aprovechando una momentánea bonanza petrolera que el mismo causo el desastre, con ineficiencia y saqueos.
Con la entrante mandataria, creo que siente, pero no dice: “ahora conocerán el Hambre”
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