Vida
Por Grupo Zócalo
Publicado el domingo, 21 de agosto del 2022 a las 17:45
Ciudad de México.- “El núcleo del demonio” sentenció a muerte a un joven físico estadounidense que lo manipuló sin éxito en los años 40. La muerte de Harry Daghlian fue lenta y dolorosa tras un accidente radioactivo con la tercera y más letal bomba nuclear de la historia.
Daghlian, quien estudió en el MIT y la Universidad de Pardue en 1942, perseguía su pasión en la física de partículas cuando fue invitado a ser parte de un equipo de criticidad en el “Proyecto Manhattan”, las investigaciones que crearon las primeras bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial.
El físico se encargaba de preparar el núcleo de plutonio que sería utilizado para Trinity, una prueba de bomba atómica de Estados Unidos. Estos experimentos eran altamente riesgosos, asegura la Atomic Heritage Foundation. Un error podría ser el detonante de la división de un núcleo atómico en dos o más fragmentos (fisión) generando una reacción en cadena sin control.
Los experimentos con núcleos de plutón requerían de la construcción de “una pila de ladrillos de carburo de tungsteno alrededor de la esfera de plutonio para crear un ‘reflector d2e neutrones’”, detalla la institución.
El trágico accidente de Harry Daghlian
El 21 de agosto de 1945, Harry Daghlian se quedó varias horas más tarde en el trabajo, cenó y regresó por su cuenta al Sitio Omega, violando los protocolos de seguridad establecidos para los experimentos.
Una vez dentro, encendió un instrumento de monitoreo y construyó cuatro capas de ladrillo. Pero, mientras alzaba la quinta, la alerta de que el núcleo estaba por volverse supercrítico se encendió. Daghlian intentó quitar el ladrillo, pero terminó dejándolo caer directamente en el centro desatando un accidente voraz.
El afamado físico fue diagnosticado con envenenamiento por radiación y tardó varias semanas en llegar a la muerte en medio de una dolorosa batalla contra los efectos del desastre.
La muerte de Harry Daghlian fue solo la primera de una serie de fallecimientos por envenenamiento en el “Proyecto Manhattan”, al cual se le atribuye también la defunción del físico y químico canadiense Louis Slotin en condiciones similares.
Tanto el accidente Daghlian como el de Slotin fueron cruciales para el futuro del “núcleo del demonio”, como terminaron apodándolo. La fundación asegura que “sus muertes ayudaron a incitar una nueva era de medidas de salud y seguridad” y fueron factores determinantes en la decisión de derretir el núcleo en el verano de 1946 y crear otras armas con sus restos.
Con información de El Heraldo de México.
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