Cd. Acuña
Por
Alma Proa
Publicado el martes, 25 de octubre del 2011 a las 14:00
Acuña, Coah.- La fe en José Fidencio Sintora Constantino, mejor conocido como “El Niño Fidencio”, crece cada día más, esto en virtud de los “milagros” y las “curaciones” que el “santo niño” realiza a través de las “cajitas” o “materias”, que es así como se le conoce a las personas que prestan su cuerpo para que su espíritu se materialice y pueda socorrer en las necesidades de cada uno de sus seguidores.
En un año en esta frontera se ha triplicado el número de “cajitas” o “materias” que alojan en su cuerpo al “Niño Fidencio”, ya que en octubre del año pasado eran un total de 13 las personas que curaban en esta fe de un “santo” aún no reconocido por la Iglesia católica.
En la actualidad son 40 las que operan, las cuales se han ubicado en diferentes sectores de la población llevando la fe, el consuelo y la ayuda que las familias requieren en momentos y situaciones difíciles.
En los altares dedicados al “Niño Fidencio” abundan frascos de lociones aromáticas que utilizan para realizar sus curaciones, así como también el agua, huevos y los limones, que es el material que utiliza con mayor frecuencia José Fidencio Sintora Constantino para retirar las envidias y malos espíritus que aquejan a los visitantes a sus templos que regularmente son de un aspecto muy humilde.
Por cuestión de fe cerca de mil 600 personas acompañadas por las “cajitas” realizaron un viaje al municipio de Espinazo, Nuevo León, para visitar la tumba del “santo niño”, así como también ser partícipes de las curaciones masivas que tienen lugar en “El Charquito” y “El Pirulito” que sirvieron de fuente de curación para José Fidencio en vida.
La señora Antonia Montoya, quien radica en la colonia Aeropuerto en la calle Jorge Luis Flores Enríquez, afirmó que es largo el proceso para lograr que su cuerpo se convierta en templo de José Fidencio, ya que existen varios niveles, por lo que en este proceso de preparación son auxiliadas por otras “materias” hasta lograr una espiritualidad del 100 por ciento y poder así servir a su gente.
Otra de las creencias que se ha ido fortaleciendo dentro de la comunidad es la fe por el espíritu de Francisco “Pancho” Villa, de quien se afirma fue una buena persona que robó a los ricos para ayudar a los pobres; “qué cosa no pudieran pedir los integrantes de su tropa que no les fuese concedida por el General Villa, pues hasta mujeres les conseguía cuando quedaban viudos o que eran abandonados por sus soldaderas”, afirmó la señora Montoya.
Agregó que la figura de Francisco Villa está relacionada con la muerte, por lo que si una persona está “trabajada por un mal”, éste es capaz de revertirlo para dañar a quien intentó hacerlo.
Las curaciones que realizan por medio del espíritu del General Villa son a base de vino, tabaco y cerveza, por lo que una vez que su espíritu se hace presente las puertas del templo tienen que ser cerradas para que él logre identificar a las personas que requieren de ayuda, a quienes llama a su presencia por medio de las expresiones que eran utilizadas cuando estaba en vida como “¡Con un carajo!”, “¡Hey pelao, ven aca!”, entre otras.
Es la fe la que hace remover montañas, por lo que cuando existen necesidades espirituales que son incomprendidas por otras personas o por parte de quienes están al frente de las congregaciones eclesiásticas, es por ello que la gente recurre a la salvación por medio de esta fe ante las llamadas “cajitas”, a las cuales también suele bajar el espíritu de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe, “Manolito”, “Chuyito” y la “Virgen de los dolores”.
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