El edificio de 30 plantes, en construcción, se derrumbó en cuestión de segundos el viernes, cuando un terremoto de magnitud 7.7 sacudió la vecina Birmania, sintiéndose hasta la capital tailandesa.
Por ahora se confirmó la muerte de 13 personas, supuestamente obreros de la construcción, mientras que otras nueve resultaron heridas y se cree más de 70 siguen sepultadas entre los escombros.
Sus familias esperaban entre lágrimas cerca del lugar del derrumbe, observando con cada vez menos esperanza cómo los equipos de rescate removían la montaña de escombros.
Sin embargo, sus rostros se iluminaron cuando vieron a los golden retrievers Lek y Safari, ataviados con uniformes oficiales de búsqueda, llegando a la sala de espera de los familiares.
Las autoridades desplegaron varios equipos caninos para ayudar en la operación de búsqueda y rescate, procedentes también del ejército y la policía.
Los equipos de rescate reclutaron a 11 perros, no solo para su labor habitual de olfatear entre los escombros en busca de señales de vida, sino también como apoyo emocional para los amigos y familiares de las víctimas.
Alongkot Chukaew, subdirector de K9 USAR (búsqueda y rescate urbanos) de Tailandia, que se ocupa de los canes adiestrados, explicó que su equipo aprendió a raíz del terremoto en Turquía de 2023 que la presencia de los perros ofrece una pequeña alegría para quienes esperan noticias de sus seres queridos.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que los perros hacían algo más que buscar a las víctimas: hacían que la gente se sintiera “menos ansiosa y menos triste, aunque solo fuera por un rato”.
El responsable dijo que le pareció importante presentar a los perros a los familiares de las víctimas para que conozcan a los importantes miembros del equipo que trabaja en su búsqueda.