Espectáculos
Por Milenio
Publicado el sábado, 18 de enero del 2025 a las 10:10
Ciudad de México.- En Emilia Pérez, el cineasta francés Jacques Audiard nos guía a través del umbral de la identidad humana, tejiendo un relato donde lo íntimo se entrelaza con lo colectivo. Protagonizada por Karla Sofía Gascón, la película no solo explora la construcción de género, sino también el impacto de la violencia y la paradoja de una “hiper-virilidad que anhela feminidad”, un conflicto que se convierte en una búsqueda humana, el significado de ser.
Desde sus primeras proyecciones, Emilia Pérez no ha dejado a nadie indiferente. Por un lado, ha provocado reacciones divididas por abordar un tema tan sensible como la violencia en México, el cual, al entrelazarse con una narrativa sobre identidad y género, ha dado pie a debates sobre la representación y el riesgo de caer en estereotipos. Por otro, su temática es lo que la ha convertido en una de las grandes apuestas para la temporada de premios.
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“ Qué maravilloso que alguien se haya atrevido a contar una historia tan importante y tan grande, con un personaje que es tremendo”, dijo Karla Sofía Gascón a MILENIO, aunque reconoció que al inicio había cierto temor sobre el resultado, porque “no sabía qué película íbamos a hacer, no sabía si íbamos a hacer una película que era un chiste o realmente era algo como lo que hemos hecho y fue lo primero que yo le pregunté a Jack”.
“ Teníamos que definir lo primero: por qué Manitas quería ser Emilia, si era porque quería huir de la justicia, lo cual habría sido un chiste, o si de verdad ella se sentía así; y a raíz de ahí hicimos la película. Podríamos estar hablando ahora mismo de una película que fuera un chiste, que no la hubiera visto nadie, seguramente ni estaríamos hablando de ella o la estarían poniendo en todos los sitios diciendo ‘vaya estupidez’, pero no”, agregó Karla.
De acuerdo a la actriz, debían encontrar equilibrio dentro de la historia para evitar que la película fuera un “chiste” sobre el tema LGBT, un error frecuente en la representación cinematográfica, “han puesto siempre a las personas LGBT como payasetes que van a cumplir su función de entretenimiento, creo que es un paso muy importante no es la primera película que se hace tocando temas tan profundos, pero sí va a tocar muchas fibras”.
Música, narco y violencia
Adriana Paz, quien interpreta un papel clave en la película, también destaca cómo Emilia Pérez representa una oportunidad para desafiar estereotipos, sobre todo en la parte musical, y es que “mucha gente se pregunta por qué hacer un musical sobre algo tan duro. Yo les pregunto, ¿por qué no? La música no es superficial; puede ir hasta lo más profundo. Si escuchas un tambor hay algo que tiene que ver con las vibraciones, que va más allá de ti”.
“ Si están buscando un musical tradicional, Emilia Pérez no lo es. Va más allá de solo razonamientos y palabras, es algo que se siente. Por eso siempre les digo, vean la peli en el cine, porque la experiencia va más allá del entendimiento racional. En la parte del número de los desaparecidos, se habla del perdón, de no olvidar, por eso debe quedar claro que música o musical no es igual a superficial. Dénse la oportunidad de ir al cine”, agregó Paz.
Para Audiard, la música es un lenguaje capaz de abordar temas tan complejos como la violencia y la búsqueda de identidad. Desde el inicio, concibió la película como una ópera, porque “el canto era la única manera de hacer hablar al corazón en lugar de la cabeza. Los primeros textos que escribí son un libreto y el canto era la única manera de abordar estos temas graves. No es en absoluto un deseo de ligereza, no se trata de eso”, explicó el director.
Una inspiración literaria
El origen de Emilia Pérez se enmarca en Escucha (Ecoute), una novela que capturó la atención de Jacques con su paradoja: un jefe de un cartel, símbolo de la hiper-masculinidad y el patriarcado, que decide cambiar de sexo para escapar de su destino. “Esa idea no era mía, pero me fascinó inmediatamente”, confesó el director, destacando cómo esta historia le permitió explorar cuestiones profundas sobre la feminidad y sobre la violencia”.
Para Audiard, la transición de este personaje no solo es física, sino también un reflejo de su deseo de dejar atrás un mundo marcado por el poder y la brutalidad, “desde el inicio, la historia plantea algo que me interesaba explorar: el del círculo de la violencia ¿Es la violencia estrictamente masculina? Emilia intenta salir de ese círculo, pero ¿Realmente funciona? ¿Es romántico pensar así? ¿Es ingenuo? Tal vez un poco, pero es lo que me motivó”.
Pese a las reacciones y los debates que despierta, Emilia Pérez ha encontrado su lugar. Como dice Audiard, “el cine sigue siendo un vector increíblemente vivo y, aparentemente, no deja a la gente indiferente. Y eso, para mí, es importante. A menudo me pregunto por qué sigo haciendo cine y la respuesta es que hay alguien enfrente de mí, hay alguien que ve la película y no deja al espectador indiferente. Para mí, eso es lo verdaderamente importante”.
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