En los países civilizados y avanzados esa aberración a nadie se le ocurre, y esto es, porque no es necesario.
En la vida hay muchas situaciones que evitas con tus actos previos.
No tienes hijos siendo joven porque evitas tener sexo, o evitas el embarazo, con esto, evitas situaciones de familias disfuncionales, en las que señoras furiosas reclaman manutención, y otras variantes.
Al vivir una vida concupiscente, evitas contraer enfermedades venéreas, con eso, la salud tuya y de tu familia no esta en riesgo.
No vives a la intemperie, por tu salud, higiene, cuidado de los tuyos, etc.
Y en tu vida diaria, respetas y temes a las leyes de donde vives, por eso no tienes que escoger al juez popular, o al que te pueda ayudar.
La mayoría de nosotros hemos llevado nuestras vidas sin temor a ser perseguidos, por no haber cometido delitos, y por eso, no nos preocupa quien esté a cargo de aplicar las leyes, quienes cometen delitos, y planean seguir cometiéndolos, tienen un especial interés en definir quienes son los jueces, para protegerse.
Son diferentes las cobijas del virtuoso y la del delincuente.
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