El tiempo es:
“Lento cuando esperas.
“Rápido cuando vas tarde.
“Mortal cuando estás triste.
“Corto cuando eres feliz.
“Interminable cuando sientes dolor.
“Largo cuando estás aburrido.
“Hermoso cuando estás enamorado.
“El tiempo está determinado por tus sentimientos”.
Un meme que me encontré por ahí.
El tiempo, algo tan relevante en estas fechas que celebramos a nuestros seres queridos que ya partieron. Porque la muerte es a fin de cuentas la última señal de que el reloj de nuestra vida se detuvo.
Hoy que, con tanto y tanto ajetreo, se nos van las horas, los días, los meses y los años como un chorro de agua que fluye demasiado rápido.
“Perdemos de vista el efecto de correr para todo: el daño a nuestra salud, dieta, trabajo, relaciones, medioambiente y comunidad. Tanto apresuramiento hace que vivamos una vida rápida y no una vida buena”, explica Carl Honoré en una gran charla de TED (vela en nuestros sitios).
El autor del libro Elogio de la Lentitud utiliza la frase de Franklin “el tiempo es dinero” para explicar nuestra actitud frente al tiempo: como es finito, es pecado desperdiciarlo.
Ja, pues no.
Paradójicamente, la lentitud tiene sus ventajas.
“En todo el mundo personas están haciendo lo impensable: bajar el ritmo. Ser lentos es a veces una ventaja”, señala.
Tiene todita la razón. Aplicable hasta en los negocios. Por ejemplo, detenerse a pensar ayuda antes de escribir o hacer una presentación.
La próxima vez toma una hoja en blanco y lápiz (no pluma) y bosqueja tus ideas. Apunta, borra y corrige. Usa y tira hojas. Esta lentitud aparente del inicio se pagará mil veces con un mejor producto final… ah, y ni lo dudes, vas a terminar más rápido.
O qué tal resistir la tentación de actuar rápido al implementar una idea nueva. El sesgo a la acción es atractivo: un “manos a la obra” hace que cualquiera se sienta útil y dinámico.
Lo típico es cuestionar al “lento”: “eso ya lo sabemos, ¿para qué más análisis?”, “hombre, esa empresa ni es mexicana, ¿qué tanto le podemos aprender?”. O algo parecido, seguro te ha tocado.
Y es cierto, a veces hay que actuar rápido. Pero en un mundo tan cambiante analizar antes de actuar puede ser la diferencia entre ganar y perder. Distinguir cuando la lentitud es ventaja es una habilidad clave.
En su libro, Honoré enumera consecuencias de vivir demasiado rápido (según el resumen de V. Subramaniam):
a) Falta de sueño y fatiga.
b) Empeoramiento de la vida familiar.
c) La era de la rabia: el menor contratiempo provoca furia (relee “Crispación”).
d) Impaciencia generalizada.
¿Cómo bajar el ritmo? Aquí te van algunos tips:
1. Nunca comas solo, toma tu tiempo y, por favor, no lo hagas frente a una pantalla (TV, smartphone).
2. No tomes llamadas de trabajo en tu tiempo libre y fines de semana.
3. Toma vacaciones.
4. Cuida las horas que trabajas. El que labora demasiadas horas es, por lo general, poco productivo.
5. Toma pequeños breaks de 10-15 minutos en tu trabajo varias veces al día.
6. Analiza (sobre todo al pasar de los años) cambiarte a un trabajo con menos presión.
7. Date tiempo para pensar.
8. Genera una caja de herramientas antiestrés (relee “¡Vivir como una cebra!”).
9. Intenta practicar yoga y meditar (relee: “Mente sana”).
10. Ejercítate.
11. Adopta un pasatiempo: leer, pintar, etc.
12. Baja al tiempo de TV (o estar frente a una pantalla). Y, OJO, controla el tiempo que tus hijos dedican a esto.
13. Para estudiantes: balanceen lo académico con lo extracurricular.
14. Cuidado con meter a los hijos en una “carrera competitiva” desde pequeños. Estudios comprueban: muchos chavitos tienen estrés, no se los provoques tú.
15. No compitas en todo.
Oro molido.
Sabios consejos que van en contra de la “carrera de ratas” (igual que en un experimento) tan típica de nuestra vida diaria.
La neta, más vale aprender a disfrutar el tiempo que nos queda, sobre todo a los que ya somos más mayorcitos, ¿no crees?
Tic toc, tic toc, tic toc… ¡a disfrutar de tu reloj se ha dicho!
Posdata. Se consuma el Morenato y nuestra joven democracia muere. Ahí te encargo, porque para sacarlos… Triste panorama se vislumbra para México.
EN POCAS PALABRAS…
“El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto”.
Charles Chaplin
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