El talento y la genética están profundamente conectados entre Ignacio Quiroz Martínez y su nieta Teresa Quiroz.
El talentoso PERIODISTA, así con mayúsculas, Nacho Quiroz, maestro normalista y del periodismo, heredó a su nieta los genes, las habilidades y el talento para el oficio de informar con veracidad, con inteligencia. Tere es una valiente reportera que, en la practica, ha adquirido las habilidades y, por qué no decirlo, el valor para decir las cosas como son, como era su abuelo, a quien conocí a la perfección.
Él era reportero contemporáneo de mi padre Carlos Gaytán Villanueva, en aquel romántico periodiquito de apenas seis páginas, El Diario de Coahuila, el primero en aparecer en el firmamento informativo de Saltillo, en la década de los años cuarenta del siglo pasado.
Una noticia de un accidente que observó y que redactó, llevó a Ignacio Quiroz Martínez, estudiante de la Normal del Estado, con apenas 16 años, a convertirse en reportero; corría el año de 1945.
Esta fue una pasión que tuvo desde su juventud al presenciar una colisión de dos vehículos de los del modelo de la década de los años cuarenta. El texto pareció del agrado del matutino, que le dio pie para que surgiera la inclinación y pasión por el trabajo periodístico. El director del diario, Benjamín Cabrera Aguirre, le hizo la primera propuesta de contratación para el puesto de reportero.
Así, comenzó su andanza profesional en el periodismo, pero Nacho Quiroz no se conformó con ser uno más del montón, como suele decirse, sino que buscó la oportunidad de trascender en el tiempo, que lo llevó a vivir experiencias en diferentes lugares de la República Mexicana como, por ejemplo, director de La Hora del Centro, en Zacatecas; director de La Verdad, en Chilpancingo, Guerrero; corresponsal de El Sol de México, jefe de redacción en el Sol del Norte, de Saltillo, su ciudad natal. Antes fue reportero en la década de 1950 para la segunda edición de Excelsior.
Así lo recuerda con mucho cariño y orgullo Marte Quiroz, uno de los hijos del maestro Ignacio Quiroz Martínez, periodista desde 1945.
Pero volviendo a Tere, hija de Marte y a la vez nieta de don Nacho, estoy seguro que del maestro Quiroz Martínez heredó no sólo la genética, sino las habilidades y talentos, incluso algunos rasgos físicos, destrezas cognitivas, (la atención selectiva, la memoria de trabajo, el razonamiento lógico y la resolución de problemas) y dotes para la entrevista y la redacción de notas y artículos de fondo.
También depende de la capacidad y el trabajo de Teresa Quiroz como exitosa periodista, porque si naces con ese potencial pero no lo utilizas o lo practicas, ese talento no llegará a nada.
Fuimos compañeros reporteros de diferentes medios Tere y yo, y siempre la identifico con esa mirada escudriñadora, como de águila, que tenía su abuelo don Ignacio Quiroz Martínez, con quien compartí el trabajo en el ya desaparecido periódico El Sol del Norte de Saltillo. Yo reportero, el jefe de redacción.
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