Al descubrir a Melania Trump, el día de la investidura de su esposo Donald Trump en el Capitolio como Presidente número 47 de Estados Unidos, no pude evitar exclamar con entusiasmo: “Chapeau!”, como dicen los franceses cuando aprueban algo totalmente. La expresión en español correspondería a “quitarse el sombrero”, como una señal de admiración, aunque en este caso la del sombrero no se lo quitó nunca. Esa gélida mañana había mucho viento, además del torbellino causado por las aspas del helicóptero presidencial, un Sikorsky, que trasladaría al matrimonio Biden a California. “El viento soplaba como loco, y con el sombrero que llevaba (Melania) casi sale volando. Casi la perdemos”, bromeó Trump. He allí un comentario extraño que revela algo de lo cual nos ocuparemos más adelante.
El sombrero de la primera dama fue el asunto que acaparó no nada más todas las miradas de los invitados y del público en general del evento, sino de todas las redes y plataformas. No fue entonces extraño que se hubiera viralizado con todo tipo de comentarios y memes, incluso el conductor del exitoso programa The Tonight Show, de Jimmy Fallon, saludó a su público con un sombrero similar al de Melania, el cual, como el de ella, también le cubría los ojos por completo. Los numerosísimos aplausos no se dejaron esperar. Al mostrar la imagen en donde aparece Trump intentando darle un beso a su esposa sin conseguirlo, Fallon comentó: “No sólo es un sombrero (llamado Hamburglar Hat) sino que también funcionaba como su propio muro fronterizo…”, desatando las carcajadas de su enorme audiencia.
Lo que no nos imaginábamos es que detrás del sombrero se ocultaba un misterio. Resulta que debido a la severa tormenta de nieve, el envío del sombrero se había demorado dos días. Una vez que arribó a su destino en Mar-a-Lago llegó hecho pedazos y su diseñador Eric Javits, muy reconocido y famoso por sus sombreros y viseras elaboradas con Squishee -un material ligero sintético-, tuvo que rehacerlo en su totalidad: “Realmente no se podía reparar… Fueron momentos angustiosos, de gran suspenso”. Cuando finalmente el creador lo dejó como nuevo, de inmediato se lo mandó a la primera dama. “De la noche a la mañana, el sombrero se ha convertido en algo icónico gracias a ella (Melania), a su presencia, belleza y gracia natural”, comentó el experto, añadiendo, además, que ya ha recibido un sinfín de órdenes. “Es algo innegable que Melania le dio vida al sombrero”.
Según la excorresponsal de la Casa Blanca de CNN Kate Bennett: “A medida que emergía Melania como personalidad pública, ella ansiaba todavía privacidad. Su ropa, en mi opinión, realmente reflejaba eso. Sus siluetas se volvieron mangas largas, cinturas ceñidas, hombros marcados, dobladillos más largos, casi como una vibra militar. Creo que eso se debe a que se sentía como una armadura… porque se sometió a cuatro años de escrutinio realmente intenso”. Para la doctora en filosofía Nichola D. Gutgold, el sombrero de la primera dama evocaba un aura de reina, mientras que la crítica de moda en jefe del New York Times, Vanessa Friedman, le dijo a Anderson Cooper de CNN que Melania parecía “más una institutriz de la familia real, que una primera dama estadunidense”. ¿No será que ahora su atuendo tiene que ver con crear distancia, como si fuera un escudo físico hacia el mundo exterior? Es verdad que, por lo general, Melania casi siempre lleva anteojos negros, muy rara vez sonríe y su expresión habitualmente denota hastío y hasta hartazgo.
Esta actitud de incomodidad se deja ver en su libro, Melania, en el que habla del derecho al aborto, una cuestión central durante la campaña de su marido, quien está en contra. Dice la autora: “Resulta imperativo garantizar que las mujeres tengan autonomía para decidir su preferencia acerca de tener hijos, basándose en sus propias convicciones, libres de cualquier intervención o presión por parte del Gobierno. ¿Por qué alguien que no sea la propia mujer debería tener el poder de determinar lo que hace con su propio cuerpo?”. Además, ella está por la diversidad sexual.
Melania es todo un misterio, es una mujer libre que a la vez está encerrada en una jaula de oro, con un sombrero que le cubre sus ojos. Por eso en la manifestación del 21 de enero de 2017, al día siguiente de que fuera investido Trump la primera vez, miles de mujeres gritamos en Washington: “Free Melania!”.
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