Durante el primer trienio del Gobierno de México se registraron 105 mil 800 víctimas de asesinato. Se trata de una cifra difícil de valorar por su contundencia, porque no hay periodo comparable en la historia reciente. El Gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, observa para otro lado, señalando logros menores, reducciones puntuales o cambios de inercia imperceptibles. Por ejemplo, durante el mes de marzo, unas 3 mil 632 personas fueron asesinadas, es decir, casi 120 asesinatos al día, mientras sucedían otros eventos: se protestaba por el Día Internacional de la Mujer, el Presidente se enfrentaba a los parlamentarios europeos por los crímenes a periodistas, se observaba con horror la invasión rusa a Ucrania y se inauguraba un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México construido por militares. A esas cifras súmenle también los más de 4 mil desaparecidos que hay registrados de enero hasta la fecha.
Los informes que ha presentado la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, han señalado que no en todos los rincones del país se mata por igual. Que solo seis estados concentran 50% de los homicidios: Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Baja California, Jalisco y Sonora. Los habitantes de estas entidades suman más de 35 millones de personas. Es decir, pese a que el Gobierno señala solo a unos cuantos estados que viven bajo la violencia, la realidad es que un tercio de la población mexicana vive en estas condiciones de miedo.
No quiere decir “el informe” que el resto de las y los mexicanos vivan en absoluta paz. En México han sido asesinadas, desde 2019, 132 mil 88 personas. Y han desaparecido en ese mismo lapso 67 mil 122, que a la fecha no se sabe dónde están. Es lo equivalente a que en poco más de tres años se hubiera esfumado la mitad de la población del municipio de Múzquiz, Coahuila.
El título de “sexenio rojo” no es una exageración, las cifras de asesinatos no dejan de crecer desde 2018, cuando la cantidad de homicidios superó a las peores épocas de la “guerra contra el narco” -y lo digo porque el Gobierno de López Obrador ha comparado siempre sus estrategias de seguridad con las de entonces, pese a que nunca se ha matado tanto como ahora. ¿Entonces, qué está haciendo el Presidente?
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