Para hacer el libro “Seen in a mexican plaza”, George Weeks entrevistó en 1910, en la plaza de Cuatro Ciénegas, en una banca bajo un árbol de bayas chino, a un sinnúmero de personajes por don Martín, un lugareño que era su intérprete y custodio en su caja fuerte de las condecoraciones de Alphonse Martellet.
Este último, se acercó al grupo, con el pelo blanco y gran bigote del mismo color, el rostro finamente arrugado y curtido por el sol del desierto, caminando con energía y ritmo militar.
Martellet, era el sargento del quinto batallón del cuadragésimo tercer regimiento de línea, veterano de la guerra de Crimea y de la invasión francesa de México bajo las órdenes del mariscal Bazaine, orgulloso propietario de las condecoraciones Cruz de la Victoria y la Legión de Honor.
Un hombre tranquilo y sin pretensiones. Nació en Saint Laurent en la Gran Riviere en la provincia de Jura, en Francia.
Ingresó al ejército francés en su juventud y lo dejó hasta el final de la ocupación francesa a nuestro país.
El sargento Martellet narró que estuvo presente en todos los combates sangrientos de la campaña de Crimea, que junto con los ingleses combatieron a los rusos.
Fue testigo desde su batería en unas de las colinas del valle de la famosa carga de la brigada ligera, donde galoparon 600 dragones hasta la muerte, producto de un malentendido entre dos oficiales demasiados orgullosos para perder el tiempo en explicaciones, evento que ha perpetuado el cine.
Al ser cuestionado sobre los eventos que lo hicieron merecedor de las condecoraciones, el antiguo militar se levantó, se cuadró, saludó y dijo: “Las gané cumpliendo con mi deber, señor” y se retiró.
Cuando el sargento Martellet llegó a México se enamoró del país, al momento del retiro de las tropas solicitó su baja y se quedó.
Se casó con una hermosa mexicana y eligió el desierto de la villa de Ocampo para vivir, donde se recuerda que izaba su bandera para distinguir su casa.
Cuando Weeks entrevistó a Martellet, éste tenía 93 años y según el norteamericano parecía de 40 años. Sabemos que tuvo dos hijos: Amado y Rita.
El primero tuvo cuatro: Alfonso, Alfredo, Armida y María Luisa.
Alfonso se vino a Piedras Negras donde fue director de la escuela Salvador Ugarte, quien procreó a María Luisa, Amparo que también dirigió coincidentemente la misma escuela, Argentina, Alma y Alfonso Martelet Dávila; Alfredo vivió en Ciudad Acuña y tuvo 6 hijos y su hermana Armida 4: José Isabel, el conocido periodista y gran amigo José Luis, Flor Adela y Yolanda Medrano Martelet (Los descendientes le quitaron una “ele”), son algunos de los descendientes de Alphonse Martellet, que nunca se tomó una fotografía, dejó Francia, viajó a Crimea y terminó en Ocampo, en el desierto de Coahuila.
En octubre de 2021, mi amigo Luis Ramiro Saldaña, cronista de Ocampo, me llevó a la casa que el sargento tuvo en esa Villa.
Muy bien conservada, pero estaba deshabitada. Me imaginé ver ondear su bandera en el exterior.
(Resumen traducido del libro “Seen in a mexican plaza” de George Weeks)
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