En 1970, México era un país de 50 millones de habitantes, dedicado en parte a la agricultura, y la industria, con un modelo que buscaba la sustitución de importaciones, el petróleo generaba ingresos para la obra pública, su inflación era limitada, algo que permitía un estado de bienestar con poco.
Quienes dirigían a la nación, eran exfuncionarios del anterior régimen, por eso sorprendió que se empezaran a ver pronunciamientos hacia la izquierda. Lo malo es que no solo eso, también empezó un crecimiento irracional de la burocracia del sector público, y un desmedido crecimiento, en lo que ahora llamamos populismo.
En el sector agrícola, la Secretaria de Agricultura, enfocada al populismo, y la de Recursos Hidráulicos, enfocada a las áreas productivas. En el campo, en el sur, abundaban los promotores socialistas.
Un amigo de mi padre, que llegó a posiciones alta, vociferaba que el futuro era socialista, en lo personal ostentaba muchos bienes adquiridos.
En la industria, con fronteras cerradas, los industriales tenían solo presión de las agencias de gobierno (IMSS, Infonavit. Hacienda) y las industria expropiadas, eran solo feudos de priistas con poder.
Dos sexenios y dos desastres después, permanecía esa idea de que el dinero publico es infinito, y el gasto público no tenía control.
Cuando el nuevo presidente adoptó medidas de corte neoliberal, empezando por privatizar las paraestatales, tuvo cuidado de no tocar los sectores fuertes del PRI. Petróleos, IMSS, populismo en el campo (secretaria de solidaridad) y sindicatos, en Pemex y SNTE, quitó al líder, pero puso uno peor.
Los siguientes tres sexenios solo sirvieron para preparar el gran regreso del estado absoluto, y derrochador. La gran diferencia, es que ahora Pemex en vez de aportar cuesta mucho y lo están financiando con crédito y que gobierno gasta mas en financiar a tiranías comunistas, que al bienestar de los ciudadanos.
Así como en los países socialistas, la única oportunidad para los políticos y burócratas es pertenecer al partido en el poder, lo que ignoran, es que, con un poder absoluto, (trabajar dignamente no es una opción), a buena parte, los echaran a la calle y sin liquidación, como sucedió al inicio del sexenio del facineroso de Tabasco.
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