Después de su jubilación como maestro, Amado Morales Ramos se dedicó a escribir libros de poesía, cuentos, leyendas, fábulas e historias.
“Lo que bien se aprende jamás se olvida”, así reza un dicho popular el cual se puede aplicar a Morales Ramos, un hombre jovial, inquieto e inteligente. Nació en un rancho denominado Los Aguajillos, municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, en el año de 1941, siendo el décimo hijo del matrimonio formado por Jesús Morales Rodríguez y la señora María de la Luz Ramos.
Amado cursó su educación primaria en la Escuela Miguel López, la secundaria en la Nocturna Mariano Narváez, y su carrera profesional de maestro en la benemérita Escuela Normal del Estado.
El profesor Morales inició su carrera magisterial en varios ejidos y comunidades de la llamada zona de los Cinco Manantiales, en el norte de nuestra entidad. De regreso a Saltillo ejerció su profesión en varias escuelas primarias, así como en la Secundaria de la Escuela Normal. Subdirector de la Secundaria Federico Berrueto Ramón, igual cargo en la Secundaria Urbano Flores, donde se desempeñó hasta el año de 1992, fecha de su jubilación.
El “profe” Morales practicaba el juego de billar en la modalidad de carambola, principalmente a tres bandas y así mismo al juego del dominó. Ya jubilado se pasaba buen tiempo en practicar los juegos de su predilección y fue cuando su inspiración afloró, pensó que mejor sería dejar un recuerdo a sus familiares y a sus miles de alumnos, así que se dedicó a escribir y sobre todo dar a conocer su basta inspiración y amor a la vida con sus poemas, reflexiones y además rescatar la historia y leyendas de muchos pueblos en el que han y viven infinidad de personas grandiosas que merecen ser reconocidas. Pese de haber sufrido tres infartos, el profesor Amado Morales no quitaba el dedo del renglón y escribió diez valiosos libros. Con su sonrisa eterna, el profesor Morales, aseguraba que el escribir era el mejor pasatiempo que había encontrado en su vida. Entre otros documentos escribió un libro de la Historia de Parras de la Fuente, otro dedicado a su terruño Ramos Arizpe, por 40 años de haber sido elevada al rango de ciudad.
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