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Por
Cristal Romo
Publicado el miércoles, 15 de febrero del 2012 a las 16:00
Monclova, Coah.- Perverso, mentalmente castrado y con tendencias homosexuales es como el sicoanálisis describe el comportamiento de Gerardo Francisco Tamayo Vázquez, empresario monclovense al que le fue dictada la condena de 90 años de prisión por los delitos de pornografía infantil, corrupción de menores y violación en perjuicio de sus dos hijas.
A pesar de ser un hombre que se acerca a los 40 años su psique no maduró, quedó atrapado en la infancia, incapaz de desarrollar una relación con una mujer adulta, por lo que desembocó sus impulsos sexuales en infantes, refiere el presidente de la Asociación Sicoanalítica de Durango, Salvador de la Rosa Olveda, al conocer el caso.
“Trataríamos con un niño que no puede manejar sus impulsos sexuales, tergiversa la realidad y cree que la otra persona disfruta del abuso; pero no puede definirse como un sicótico que rompe con la realidad, sino como un perverso que raya en lo siniestro, pues está consciente de sus acciones y lo único que busca es el placer sin importarle sus víctimas”, reveló.
Recalcó que las violaciones cometidas contra sus descendientes, sumado a la colección de casi siete mil fotografías y videograbaciones de los aberrantes actos desarrollados por espacio de ocho años, no pueden definirse más que con la palabra perverso.
Conducta que se sustenta en el denominado Complejo de Edipo, que refiere a un ser que en su niñez desarrolló una simbosis con la progenitora porque ésta no lo dejó separarse de ella; posiblemente la convivencia con una madre seductora y un padre ausente generaron la problemática y lo dejaron sumido en un estado mental infantil.
“Una persona así simbólicamente está castrado; no es capaz de conseguir una relación con una mujer adulta porque ésta se defendería, así que se aboca a dominar y doblegar a quien no puede defenderse, en este caso sus hijas”, sentenció De la Rosa Olveda.
“Posiblemente de niño (a Tamayo Vázquez) no lo tomaban en cuenta como persona, o cometieron un abuso o daño muy fuerte en su contra”, agregó el master en sicoanálisis.
Detalló que la estructura del perverso converge en utilizar a las personas como objeto sexual; “usa a la gente a su favor sin medir las consecuencias sicológicas en sus víctimas a pesar de que es consciente de los actos que efectúa”, continuó.
Refirió que al obligar a sus víctimas a realizar actos lésbicos, como se ventiló que ocurría con las hijas de Tamayo Vázquez, es un signo casi inequívoco de la castración sicológica, “no interviene en el acto porque está castrado, tiene pánico a una relación con una pareja adulta; al poner a sus hijas en esta situación trata de erotizarse porque no lo puede hacer
de otra manera, y muy probablemente tenga rasgos homosexuales”, manifestó el entrevistado.
Teoría que se refuerza con las declaraciones del siquiatra monclovense Heliodoro Valdés Martínez.
“Sicoanalíticamente hablando tiene núcleos homosexuales pero se niega a aceptarlos, en general tiene fallas de identidad sexual, incapaz de abordar a una mujer, atenta contra las menores de edad”, fue la reflexión que Valdés Martínez emitió para describir la conducta del propietario de ópticas “Luévano”.
Afirmó que el recabar evidencia fotográfica y videográfica de los hechos tiene su origen en patentar la virilidad, así como refrendar la posesión de las personas violentadas; “buscamos de lo que carecemos, él quiere sentirse hombre, pero no puede reafirmarlo”, sentenció.
“Alguien perturbado hasta ese grado cree vivir en un plan de sumo placer que olvida que atenta contra su sangre; mientras se provoca placer no tiene consciencia, no reflexiona, porque ya está muy enfermo, pero no ese sicótico, sino pervertido por ser consciente de sus actos”, reafirmó el entrevistado.
Para Valdés Martínez no hay duda de que Tamayo Vázquez tiene antecedentes de abuso o daño sicológico perpetuados en su niñez, por lo que hay que ahondar en los antecedentes familiares para encontrar el origen del problema.
“Es probable que no esté consciente de que es homosexual, así que al ingresar al penal debe de ser tratado por especialistas para no exacerbar su conducta u orillarlo al suicidio; no basta con la reclusión, hay que brindarle ayuda siquiátrica porque definitivamente tratamos con un enfermo mental”, finalizó Heliodoro Valdés Martínez.
LAS SEÑALES DE ALERTA
Agresividad, irritabilidad, depresión, angustia, aislamiento, o cualquier otro signo que difiera de la personalidad recurrente de un menor de edad o adolescente, se transforma en una alerta que no debe pasar desapercibida en el núcleo familiar, su hijo podría ser víctima de abuso sexual, advirtió la encargada de la Procuraduría de la Familia, María Cecilia Ramos López.
Declaración que fue vertida para tratar de frenar los casos de abuso sexual después de darse a conocer la resolución condenatoria de 90 años de prisión en contra de Gerardo Francisco Tamayo Vázquez por violación, corrupción de menores y pornografía infantil en contra de sus propias hijas.
“Muchas veces no se denuncia este tipo de casos por el miedo a disolver la familia, hay gente que piensa que en el momento en que interfiere el DIF o la Procuraduría de la Familia les van a quitar a sus hijos, pero nuestra labor es integrar a la familia, canalizarlos a terapia y buscar una solución; no podemos quitar hijos a diestra y siniestra, lo que buscamos es que la familia se dé cuenta de dónde está la falla”, recalcó la entrevistada.
Detalló que la labor de esta dependencia es dar atención integral al núcleo familiar; “se realiza a través de tests que aplican las sicólogas para detectar las causas del problema y proporcionarles una mejor calidad de vida; el caso de Tamayo Vázquez no lo llevamos nosotros, pero se debe intervenir con un equipo completo de especialistas en la salud para que las repercusiones no sean tan graves para las afectadas”, puntualizó Ramos López.
REPERCUSIONES DEL ABUSO SEXUAL
Un ser humano dañado en lo más profundo de su psique, que suele provocar disfunción sexual, inestabilidad emocional, rechazo a la pareja sentimental, precocidad sexual, dependencia emocional, hasta trastornos obsesivos compulsivos, son algunas de las consecuencias que acarrea la violación o atentados al pudor, situación que se agravan si el agresor es un familiar directo de la víctima.
Así lo declaró la sicóloga y titular del Módulo de Atención al Adolescente, Santos Guerrero García, en referencia al caso de pornografía infantil, corrupción de menores y violación que sufrieron las dos jovencitas a manos de su propio padre, el empresario monclovense Gerardo Francisco Tamayo Vázquez.
“El abuso sexual se inicia con la seducción, desde el nivel más leve con frases tiernas, alabanzas, cosas simples para hacer que las víctimas se sientan queridas; después les regalan cosas, llegan a prometerles incluso una herencia, hasta que el nivel aumenta llegando a la agresión sexual sin que la víctima lo advierta”, detalló la sicóloga.
Por lo que no se debe pasar por alto los cambios de ánimo de los hijos; “el daño más grave no es causado cuando la víctima se calla por vergüenza o no destruir el matrimonio de sus padres, sino cuando la víctima es tachada de mentirosa, cuando abre su alma y no se le cree”, señaló.
Finalmente, advirtió que son los familiares más cercanos a las víctimas quienes deben detectar el abuso con sustento en el cambio de conducta.
“Se supone que las madres están más apegadas a los hijos, y aunque se crea que la depresión o irritabilidad es una reacción natural de la adolescencia, deben de estar atentos a los cambios de sus hijos para evitar hechos tan indignantes como el que nos ocupa”. concluyó.
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