“Antes de cada misa o de cualquier acto litúrgico, le pedía a Dios con su Espíritu Santo para que los cantos que entone sirvan a que los fieles se sientan en un ambiente propicio donde puedan fortificarse espiritualmente”, solía decir el organista de la Catedral de Saltillo, Victoriano Castañeda Picón, quien desde el año de 1965 tocó el sofisticado instrumente hasta su muerte.

Aunque el de Catedral no es un instrumento monumental como el de otras catedrales de la República, tiene un sonido magnífico, “mucho mejor que el del órgano electrónico utilizado ahí mismo, porque la fonía del primero es natural y por tanto llega más fácilmente a las personas, en cambio lo artificial es difícil que la aceptemos”.

Tolano, el organista del Ojo de Agua, fue dueño de una magnífica voz y una brillante ejecutante del órgano de Catedral por más de 30 años.

Victoriano Castañeda Picón, fue un simpático personaje de la barriada, su familia vivía en el mismo Saltillo que sirvió de escenario para la construcción de la Iglesia del Santo Cristo del Ojo de Agua. Tolano inició sus estudios musicales en 1933 con los padres jesuitas que residían en el templo de San Juan Nepomuceno. Era una especie de sucursal de la Academia de Música de Querétaro, dirigida por el maestro Cirilo Cornejo Roldán. Además de aprender a tocar el órgano, también se ejercitó en la vocalización, solfeo, canto y además a tocar el piano. El órgano lo aprendió con el maestro queretano Abraham Sagaz, en un lapso de cinco años. Victoriano Castañeda Picón falleció hace ya algunos años; aún resuenan en nuestros oídos las notas del monumental órgano de Catedral y su voz tan bien timbrada, casi insustituible en las ceremonias religiosas del máximo templo de la ciudad. Hay un dato curioso que nos tocó investigar. Aún existe el órgano de San Juan Nepomuceno, donde se enseñó el señor Castañeda, sin embargo, pese a que todavía funciona no hay quien lo ejecute, tres de los ocho hijos de Victoriano se dedicaron también a cantar en las iglesias.

Esta es en fin la historia aparentemente sencilla del famoso organista del Ojo de Agua, don Victoriano Castañeda Picón, que en paz descanse. A su muerte, el maestro normalista José Francisco Rodríguez Correa habría de continuar con la ejecución del monumental órgano de Catedral, pero es otra historia que contaré algún día.