“El Mayito Flaco”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, dio la orden de ataque el sábado pasado. Durante días, “El Mayito” intentó reunirse con Iván y Jesús Alfredo, los hijos mayores de Joaquín “El Chapo” Guzmán, para apaciguar los ánimos. Pero los hijos no llegaron a la cita.
Entonces, las conversaciones del “Mayito” con otros líderes del narcotráfico, en Sonora, Jalisco, Tamaulipas, se movieron hacia una decisión: “Todos van por los chaparritos (Los Chapitos, hijos del ‘Chapo’), porque rompieron el equilibrio de fuerzas”. Y empezó la guerra en Sinaloa.
Los párrafos anteriores contienen el relato de lo que me dijeron fuentes federales esta semana como explicación a la tremenda violencia en Sinaloa en los últimos días.
Desde julio, “El Mayo” ha dicho por medio de su abogado que no se entregó a la justicia estadounidense, sino que los hijos de “El Chapo” lo traicionaron, lo secuestraron y lo llevaron a EU.
El jueves, las autoridades cerraron la carretera entre Mazatlán y Durango. Había un tráiler incendiado que la bloqueaba. En la versión de los funcionarios con quienes hablé, decenas de pistoleros viajarían desde Durango hacia Sinaloa “para unir fuerzas” y tratar de encontrar a Iván y Jesús Alfredo. Para evitarlo, sus empleados bloquearon la carretera.
La violencia en Sinaloa se acrecentó más cuando se confirmó el traslado de “El Mayo” de Texas a Nueva York. El jueves, viajó “El Mayo”. Y ayer apareció en una sala de audiencia, de 76 años, encorvado, cojeando, con visible dolor en la rodilla y el cabello oscurísimo.
En la audiencia, me dijeron colegas que estuvieron allí, respondió con monosílabos. Sí entendía la acusación, sí sabía que tiene derecho a un juicio rápido, no quiere tomar esa oportunidad, se declara no culpable.
En Nueva York, la sala principal estaba llena de agentes de seguridad celebrando el arresto. Los reporteros vieron la audiencia desde televisores en una sala contigua. Frank Pérez, abogado de “El Mayo”, dijo que irán a juicio, que no hay acuerdo con la Fiscalía.
Y, por medio suyo, “El Mayo” ha dicho que, cuando lo secuestraron en Sinaloa, lo esposaron, le lastimaron la rodilla y las manos.
Hace un par de años, autoridades mexicanas confirmaron que la diabetes de “El Mayo” había empeorado y tenía un padecimiento severo de la rodilla, por el que vería a un oncólogo. Hasta donde sé, no han verificado si Zambada García padece cáncer, pero saben que su salud es débil. Ahora, desde la cárcel, él ha comunicado la narrativa de su secuestro. Y las autoridades federales mexicanas tratan de confirmar si es cierto.
Hace días, agentes federales catearon una quinta en Huertos del Pedregal, en Culiacán, donde “El Mayo” asegura que lo secuestraron. Ayer inició un nuevo cateo en otra casa de la misma calle, me dijeron fuentes federales. Esta nueva ubicación sería una casa relacionada con una hija de “El Mayo”.
Allí, las autoridades federales geolocalizaron los teléfonos de dos escoltas de “El Mayo” –todavía desaparecidos– y de Héctor Melesio Cuén, exrector de la Universidad de Sinaloa asesinado. Ahora, mientras en Sinaloa intentan controlar la violencia, en Nueva York preparan el juicio.
Son 17 cargos en una acusación ampliada de febrero pasado. Allí, dice que “El Mayo” envió más de 279 toneladas de cocaína a EU entre 1989 y 2024, y que ordenó miles de asesinatos, secuestros y torturas contra enemigos y empleados desleales.
La acusación detalla operaciones con el cártel del Norte del Valle, de Don Lucho, de Cifuentes Villa y otros distribuidores sudamericanos, para mover cocaína hacia Arizona, Nueva Jersey, Nueva York, Illinois y Texas.
Un cargo dice que, desde 2012, “El Mayo” traficó “al menos 400 gramos” de fentanilo hacia EU. Comparado con la cocaína, la cantidad de fentanilo es mínima. Sin embargo, la Fiscalía abrió el anuncio de la acusación con el fentanilo.
Tiene sentido, porque es la droga que más afecta hoy a EU e impactará más al jurado. La acusación resalta cómo “El Mayo” ha sido clave en la impunidad con la que ha operado el cártel, pagando millones de dólares cada año “en sobornos a oficiales del Gobierno”.
La próxima audiencia en Nueva York será el 31 de octubre. Mientras tanto, la guerra en Sinaloa continúa y la pregunta de quiénes recibieron esos millones de dólares en sobornos, entre 1989 y 2024, aún no tiene respuesta.
Más sobre esta sección Más en Nacional