Hace unos días se cayó un pedazote de concreto del túnel de la Loma Larga, que conecta Monterrey y San Pedro. Por suerte, fue a la medianoche. Si no, hubiera matado a algún cristiano.

Te cuento que este túnel es vital para ayudar al ya de por sí terrible tráfico en la zona metropolitana de Monterrey.

Tras el accidente cerraron completamente el túnel en un sentido y en el otro redujeron su capacidad 67 por ciento.

Por supuesto empeoró el caos vial.

¡Éramos muchos y parió la abuela!

¿Cómo manejaron esto las autoridades?

¡Echándose la bolita!

El secretario de Movilidad de Nuevo León, Hernán Villarreal, dijo que la responsabilidad de dar mantenimiento al túnel es municipal, pero que “apoyarán” en la reparación.

“Es evidente que la obra es municipal, pero no evadimos apoyar a solucionar el problema, explicó.

Yo no fui, fue Teté.

Ni el Estado, ni alguno de los municipios tomaron la responsabilidad de forma contundente.

Aplicaron un antimanual de liderazgo.

Porque te propongo que, precisamente, en una crisis es cuando más se requiere la presencia de un líder.

En palabras del expresidente de Estados Unidos Harry Truman: “The buck stops here”… que traducido a mexicano significa: el jefe soy yo y yo tomo la responsabilidad.

Para que un líder tome el mando efectivamente en una crisis requiere, por supuesto, conocer de la materia (si no, mejor que ni se meta) y luego contar con los recursos materiales y humanos para enfrentarla.

Énfasis en “recursos humanos”, porque un gran líder que tome el mando sin el equipo adecuado batallará para superar la emergencia. Y un equipo de primera no se hace al “ahí se va”. Se prepara en el tiempo reclutando bien, entrenando bien y, OJO, pagando bien.

Un apunte final clave: un buen líder prepara planes de contingencia (PdeC). Anticipa y se prepara para las emergencias más probables.

¿Cómo? Según Mindtools (Mt), el primer paso es identificar los riesgos críticos para después jerarquizarlos, pues no puede haber PdeC para todo.

¿Cómo crearlo? Ubica peligros en una matriz Impacto/Probabilidad, donde en el eje horizontal se mide el impacto del riesgo (bajo/alto) y en el vertical su probabilidad (misma escala).

En términos generales, olvida riesgos de bajo impacto/probabilidad y busca reducir la probabilidad de los de bajo impacto, alta probabilidad.

Se deben crear planes de contingencia para los riesgos de alto impacto/probabilidad y monitorear con precisión los de alto impacto, baja probabilidad.

De acuerdo con Mt, un PdeC debe considerar:

1. El objetivo principal es mantener las operaciones de negocios (servicio y funcionalidad). ¿Qué necesita cada área para subsistir?

2. Definir periodos. ¿Qué hacer en la primera hora? ¿En el primer día? ¿En la primera semana? Así no olvidas tareas clave.

3. Identificar “disparadores”. Específicamente, ¿qué provoca que el plan se eche a andar? Definir acciones, tiempos y responsables.

4. Mantenerlo simple. Claridad en conceptos y lenguaje.

5. Considerar restricciones de recursos asociadas a la crisis. Identifique ineficiencias operativas potenciales.

Por supuesto, el mejor plan significa cero sin una buena ejecución. Y más para un PdeC, ¡pues estarás en una crisis!

Por lo tanto, comunícalo en la organización, informa a responsables de sus roles y revisa y ajusta el plan en el tiempo.

Un comentario más respecto a la ejecución: en una emergencia el entrenamiento es vital. Es la diferencia entre parálisis y acción efectiva. Realiza pues simulacros, evalúa resultados, capacita y ajusta.

Cierro regresando al túnel de la Loma Larga.

Tras una revisión dizque exhaustiva, lo reabrieron en unos días con una malla protectora (¡ojalá no sea una solución hechiza!).

Entre tanto antiliderazgo, está aún pendiente el diagnóstico final y, sobre todo, las medidas correctivas para evitar un problema mayor futuro.

¿Quién lo hará? En eso siguen echándose la bolita.

Ojalá te sirvan estos apuntes para prevenir y enfrentar -Dios no lo quiera- alguna emergencia, porque tristemente a nuestros políticos les entrarán por un oído y les saldrán por el otro.

Posdata. Sigue la regresión: Pemex y CFE vuelven a ser “empresas estratégicas”, dizque para protegerlas. Craso error. Es al revés: la manera de protegerlas es hacerlas eficientes, ¡por Dios!

En pocas palabras…

“La esperanza no es una táctica”.

Mark Wahlberg en la película “Deepwater Horizon”.