El Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, eligió a un halcón para dirigir el Departamento de Estado. Marco Rubio será el primer ascendiente de hispanos, en su caso cubanos, que ostente el cargo. El senador por Florida acatará a pie juntillas las instrucciones de su jefe en temas espinosos como la emigración y la política en América Latina.
Rubio fijó su posición con respecto a la política exterior en un artículo publicado un año antes de las elecciones. “Es un tema complejo, pero por otro lado, es simple: utilizas las herramientas en el amplio portafolio de las relaciones internacionales para contrarrestar a tus adversarios y apoyar a tus amigos”. Uno de ellos es el Presidente de Argentina, Javier Miley. “Estados Unidos debería apoyarlo” (La Nación, 10.11.23).
Ante la dificultad de “encontrar aliados en América Latina y el Caribe”, el presidente Joe Biden acierta “al alinear a los líderes pro-EU a través de una política de críticas y de descuido”, dice el texto.
En ese sentido, advierte que “muchos de los países más poderosos e influyentes de nuestra región están gobernados por autodenominados marxistas”. Según el encargado de la diplomacia de Estados Unidos, a partir del 20 de enero próximo, “estos líderes están hundiendo las economías de sus países, y… provocando que miles de personas huyan, a menudo hacia la frontera sur de los EU”. Acusa a los autodenominados marxistas de ser “abiertamente hostiles” y de aplaudir abiertamente a los adversarios de su país.
En el mismo tono sectario y alarmista, Rubio denuncia (su columna apareció en noviembre de 2013): “López Obrador en México, Petro en Colombia, Castro en Honduras y Lula en Brasil han empoderado a dictaduras regionales como las de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua. También han abierto la puerta a amenazas externas como China, Rusia e Irán, patrocinador de los horrendos ataques terroristas de Hamas contra civiles inocentes en Israel”. En cambio elogia a Milei por su compromiso de “alinearse con los EE. UU. y nuestro aliado incondicional, Israel”.
Ya con las elecciones primarias encima, Rubio publicó el 23 de abril un texto en la revista National Interest, cuyo contenido analiza el periodista Andrés Oppenheimer en los diarios donde escribe. Rubio propone una alianza de presidentes conservadores de América Latina, con Milei a la cabeza, para detener el avance incesante de la izquierda.
“Debemos inspirarnos en la nueva generación de líderes potencialmente proestadunidenses”, quienes sienten “un desagrado por el socialismo”. Oppenheimer duda que la coalición conservadora logre frenar la influencia de China y Rusia en la región. Pues el peso económico del gigante asiático ha aumentado de manera considerable, mientras que “Washington se ha poco menos que olvidado de sus vecinos del sur”.
Trump no se distingue precisamente por ser un demócrata, como apunta el periodista en su columna “La coalición de Rubio en AL”.
“Si Trump desprecia el estado de derecho, como lo hizo cuando se negó a aceptar su derrota electoral en 2020, resultará difícil tomar en serio la creación de esta alianza conservadora como una fuerza de defensa de la democracia en la región. La coalición antiizquierdista propuesta por Rubio será una gran idea si sus países miembros respetan el estado de derecho. De lo contrario, será moralmente débil e ineficaz”.
La alianza, en caso de crearse, afrontará un enorme obstáculo: el amplio apoyo popular a los gobiernos de izquierda, excepto los de Cuba, Nicaragua y Venezuela por haber devenido en dictaduras. Estados Unidos dejó de ser desde hace tiempo el único jugador en América Latina.
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