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Coahuila

El fin de semana debería ser el mejor momento para nuestros deportistas

Por Ramón Rocamontes

Hace 1 año

Lo que debería ser una fiesta deportiva, por la que se preparan arduamente los pequeños y la pequeñas deportistas, de diversos niveles deportivos, sobre todo en Infantil y Juvenil; en muchas ocasiones se termina, porque las expectativas que se tienen, no se cumplen y esto se convierte en una batalla sin fin y más cuando los resultados no se dan.

Y es que, en la semana, los entrenadores, preparan los partidos, las competencias, y al llegar el día del juego, lo que podría ser una gran fiesta, se convierte en lo contrario, cuando se dan determinadas situaciones, que muchos papás no toleran; como ver perder a un equipo, quizá ver a un hijo que no juega como quisiera, o que fuera un deportista destacado; o bien el que critica al entrenador porque no le da juego a sus hijos.

No me canso de mencionarlo y es que, como entrenador, te digo que la solución está en pensar, en que es lo que quiere el padre, de la formación de sus hijos, y desde luego como papás, obtendrán la respuesta de cómo tiene que ser su propio comportamiento, tanto en los entrenamientos como en los partidos, así mismo en casa, apoyando a sus hijos, en todo momento, no sólo cuando se gana, en las buenas y en las que te dejan un gran aprendizaje.

En otra orden de ideas, algunos entrenadores, dirán que el padre de familia, es la principal barrera, para poder desarrollar de manera adecuada su trabajo, porque algunos (papás), piensan que sus hijos, son las estrellas del equipo y que ese equipo les queda chico o bien porque se les da tan poco juego a sus niñas o niños.

En contra parte, unos padres dirán que los entrenadores, no se involucran lo suficiente, que no se capacitan, que son un mal ejemplo por la manera de dirigir o hablarles a sus discípulos, y que se obsesionan con el triunfo o los resultados, que no quieren hablar o no se comunican adecuadamente con los papás, en fin, una seria de conceptos, que incluso no se tocan al hablar de frente.

Durante mi tiempo de entrenador en el football y en otros deportes, pero como administrativo, he tenido la oportunidad de ver tantos casos de éxito y otros que iban por un gran camino, que se vislumbraba como de gran futuro, pero lamentablemente por la presión de sus padres o bien no saber manejar de manera adecuada la relación entre ellos con los entrenadores, con lo que se han roto tantas expectativas que podrían consolidarse.

Estos aspectos, son detonantes de abandono de sus progenitores. Incluso también como entrenadores, en el nivel de iniciación y juvenil, se comenten errores, por enfocarse solamente en el sentido del logro, y dejar netamente de lado, el desarrollo o el esfuerzo de sus pupilos.

Evidentemente que este es un fenómeno tan extraño, que se presenta, año, tras año, temporada tras temporada y sigue dándose, y continuará. Lamentablemente.

Así como conozco, entrenadores y padres, como anteriormente lo mencioné y con gran humildad, lo digo. Conozco su contraparte, que son extraordinarios entrenadores y padres de familia, que han apoyado y desarrollado a sus hijos, con procesos adecuados, que los han llevado a grandes niveles y son exitosos profesionistas y lo están replicando ellos con sus hijos.

Es por eso promover, desde todas nuestras trincheras, una reflexión para mejorar, siempre las relaciones, entre entrenadores y padres de familia, ya que son dos de los personajes más significativos, en la vida de los deportistas y con buena preparación, pero sobre todo disposición de ambos, se podrá lograr. Seguiremos trabajando.

Y es que, como padre, en su etapa infantil, es quien lleva a sus entrenamientos, para practicar su deporte predilecto, aunque en ocasiones, el padre sea el que haga la elección de esa actividad.

No olvidemos, tengámoslo presente, que no hay un padre más feliz, que ver a sus hijos, disfrutando, pasándola bien, con lo que aprende y se desarrolla, y no hay hijo, que sea más feliz, que ver su padre apoyándole siempre y disfrutar con su juego, en todo momento.

Los padres de familia, deben tomar en cuenta, que sus hijos, se desarrollan en un ambiente de disfrute, no de obligación. Ellos desean desarrollarse en su entorno y ese es precisamente el del disfrute; y se les debería apoyar en todo momento, no sólo al ganar.

Cuando las cosas no se dan, es cuando más, sus hijos necesitan del apoyo y respaldo de sus personajes significativos, no con una crítica punitiva, sino con ejemplo y sapiencia para seguir adelante.

Hay padres de familia, que se empapan de los reglamentos de juego, del deporte de sus hijos, y se involucran en todo su proceso, y se convierten en personas neutrales, en la formación que los entrenadores, dan a sus hijos.

Otros que no están detrás de la banca, gritando a los entrenadores y árbitros, lo que deberían hacer, y que ofrecen tranquilidad a los mismos, para que trabajen con sus hijos.

Animan, en todo momento, aplauden las buenas actuaciones, tanto el esfuerzo como resultado, y alaban el trabajo de su hijo y sus compañeros, con lo que promueven el juego limpio en las gradas.

Y es que son ejemplos para sus hijos, en los entrenamientos y en las competencias, a la vez se comportan, respetando y dignificando al rival, incluso felicitando al mejor jugador o elemento, que se enfrentó a su hijo o hija.
De igual forma, participan en reuniones convocadas por la agrupación, o por el entrenador y también en la parte académica, con sus maestros.

También saben esperar, para hablar con el entrenador, unos días después de la actividad, no al final del partido o competencia, que es considerado el peor momento para comentarle algo al respecto, al entrenador.

Es fundamental recordar, tenerlo presente, que nuestros hijos, se educan, al ser nosotros ejemplo, para practicar una actividad física, y desde luego, creando un ambiente de respeto, pero sobre todo amor.

Los niños y jóvenes deportistas, sólo quieren que sus padres los apoyen en todo momento, ganen o pierdan, incluso que los entrenadores les den oportunidades de desarrollo. Lamentablemente en ocasiones no se da como quisiera el pequeño.

Finalmente, te comento amigo lector, que la fiesta del fin de semana, debería ser la cereza del pastel, donde se disfrute el proceso y no sólo el resultado, ya que los niños y jóvenes, están en pleno desarrollo y al formarse de esta forma, lograran llegar al nivel competitivo que deseen y porque no, a la alta competencia.

Hasta la próxima.

 

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