Una ola de poder femenino es lo que hemos vivido en últimos días, cada día más y más mujeres, muchas de las cuales se habían mantenido en silencio durante años, han levantado la voz exigiendo sus derechos y denunciando las injusticias que han vivido, dando a conocer de manera valiente al mundo los abusos que sufrieron o sufren en este momento por el simple hecho de ser mujeres y dando la cara para transformar la realidad en una mejor para todas nosotras.

Quienes me hacen el honor de leer este espacio saben que en ediciones anteriores hemos hablado de las muchas injusticias que prevalecen en nuestra sociedad en contra de las mujeres, los números son escalofriantes, las historias de miles de mujeres violentadas son indignantes, hoy más que nunca se siente que podemos como sociedad hacer un cambio de fondo en la forma en que hemos considerado el rol de las mujeres.

Definitivamente el ejemplo arrastra, la muestra está en las manifestaciones que se dieron esta misma semana en diversas instituciones educativas de la ciudad capital, decenas de mujeres, jóvenes, estudiantes y trabajadoras, colocaron mantas y cartelones en donde denunciaron y exigieron que no se violentaran sus derechos, las voces fueron fuertes y claras, no debemos permitir nunca más hostigamiento, atropellos o un abuso de poder, el mensaje fue claro, no lo vamos a permitir.

A raíz de esto, me surgen un par de reflexiones que me gustaría compartirles, en primer lugar, me siento muy orgullosa y realmente admiro a quienes tienen la valentía de denunciar cada uno de estos temas, se requieren agallas para enfrentarse al escrutinio público y ventilar temas que pueden ser incómodos y muy personales, volviéndolos del domino público.

Repruebo categóricamente cualquier tipo de injusticia o violencia contra la mujer, la denuncia pública es una herramienta muy fuerte de concientización ante quienes aún no lo hacen y contra quienes son lo suficientemente cobardes para hacerlo; sin embargo, creo que es igualmente importante que esta denuncia no se quede en el plano de lo público y que se formalice ante las autoridades.

Todas aquellas que han sufrido cualquier tipo de violencia y lo han  manifestado de manera pública, deben también denunciar formalmente. La denuncia formal es algo que sabemos puede ser muy frustrante; es un proceso lento, en donde se tienen que revivir hechos dolorosos y puede re victimizarse a quien lo hace, pero algo que debemos de entender es que es la única vía posible para detener de fondo la violencia.

En Coahuila se han hecho grandes esfuerzos para que a través de los Centros de Justicia y Empoderamiento de la Mujer se ofrezcan servicios de acompañamiento integrales para las mujeres en situación de violencia, facilitando el acceso inmediato a la justicia mediante la disminución del tiempo de respuesta y mayor eficacia en procesos de procuración.

Gracias a que cada día hay menos mujeres dispuestas a seguir aguantando maltratos y hostigamiento y mas mujeres dispuestas a alzar la voz, nuestra meta de erradicar la violencia de género se percibe cada vez más cerca.

Es importante también señalar que ese poder que vamos ganando en el terreno público y en el formal, esos pequeños escalones que hemos subido debemos cuidarlos, se necesita tener mucha responsabilidad para que la lucha de muchas no sea opacada por la irresponsabilidad de unas pocas.

Las voces que escuchamos de lucha son genuinas, me atrevo a decir que en prácticamente todos los casos; desafortunadamente, está la otra cara de la moneda, personas que aprovechan esta ola para temas de revanchas personales que no tienen nada que ver con la defensa de nuestros derechos, quienes lo hacen manchan el movimiento y lo desprestigian, quienes acusan en falso, señalan a manera de venganza personal por motivos ajenos a la lucha de nuestros derechos, hacen peligrar lo genuino de esta lucha. No demos a quienes buscan evitar que avancemos elementos para desprestigiar a miles de mujeres valientes que realmente tienen una razón para luchar.

El denunciar un caso de violencia de género en cualquiera de sus formas es un tema sensible y delicado que no debe tomarse a la ligera. Apoyemos a toda mujer que tenga el valor de alzar la voz ante estas injusticias, demostrémosle que no está sola y acompañémosla a hacerlo de manera responsable.