Arte
Por Christian García
Publicado el miércoles, 22 de enero del 2025 a las 03:55
Saltillo, Coah.- ¿Quién es el Diablo? O más bien ¿qué es el Diablo? Esa es la pregunta de partida que llevó al escritor Salvador Hurtado a hurgar en la historia de Satanás, el Enemigo, o el Demonio… nombres que aunque suelen usarse con el mismo fin, no siempre devienen sinónimos, como demuestra el autor en Lucifer, Lucifer, Lo que Siempre Quiso Saber Sobre Satanás y Nunca se Atrevió a Preguntar (Almuzara, 2024) ensayo nacido de una investigación profunda sobre la Estrella de la Mañana, el Ángel Caído… el Portador de la Luz.
En su título, Hurtado aclara que no busca hacer cambiar de parecer a nadie ni siquiera busca empujar la creencia de alguien en Lucifer, sino dar a conocer cómo inició su figura y cómo ha cambiado hasta la actualidad, recurriendo para ello a la literatura, el cine, la música, la mitología y, claro, la teología.
Según explica “en el ensayo sobre este personaje mitológico me pregunto de dónde salió, cómo nació como idea y si tenemos algún vestigio arqueológico de cómo se fue desarrollando y recomplejizando y haciéndose cada vez más sofisticado.
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A partir de ahí me pregunto cómo llegó a existir en la forma en que ahora lo conocemos, y luego, ya dentro del mundo cristiano, ¿a poco los primeros cristianos se imaginaban a este personaje igual que nosotros? ¿Ha ido evolucionando? ¿Cómo? ¿Qué es lo que ha determinado esta evolución? ¿Cómo aparece hoy en día? Porque si te fijas, ya sea que vayas a un concierto de los Rolling Stones o te vayas a ver la ópera, lo encontrarás en El Sympathy for the Devil o el Fausto de Gounod, o pongas un videojuego y te aparezca Resident Evil o Silent Hill o Diablo 1 o Diablo 2, Diablo 3, antes Inferno, bueno, no acabaríamos de nombrar todos los videojuegos que están presentes, o pones las noticias y ves a Donald Trump hablando del eje del mal y luego los ayatolas diciendo que Estados Unidos es el gran mal, te darás cuenta de que es un personaje que está presente todo el tiempo y que sin embargo nunca se le aborda como un término lógico que determina nuestra realidad, o uno de los factores que determina nuestra realidad”, explicó a Zócalo en entrevista.
De ahí que Lucifer se halla tomado también como un símbolo en muchos movimientos sociales, siendo un signo de rebeldía que aparece en obras cumbre de la literatura como El Paraíso Perdido, de John Milton, o Las Flores del Mal, de Charles Baudelaire, dos poetas que a su manera alumbraron un nuevo camino para los que vinieron después de ellos.
Así, la imagen de Satanás, al que se le une el lado oscuro del ser humano, puede representar una postura en contra de lo lógico, como sucedió cuando el romanticismo se presentó ante el racionalismo, apunta el autor.
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¿Por qué durante el romanticismo hubo un gran, gran auge satánico? Vienen después de El Paraíso Perdido de John Milton, están los versos de Rameau, Las Flores del Mal de Baudelaire y todos los poetas malditos, está en el Kublai Khan de Coleridge. Porque los románticos ante esta imposición racionalista, materialista, absolutamente aplastante del siglo 18, representan una rebelión en contra de todas las estructuras sociales porque se estaban derribando las monarquías,se estaban inventando las repúblicas, entonces la democracia se estaba reinventando.
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Entonces tiene sentido que ante esta gran rebeldía, que aparezca el gran rebelde contra esta autoridad paterna, opresora, dictatorial, de una forma en la que exalta la emoción en contra de la razón, y de repente se vuelve a este naturalismo pagano. Creo que tiene todo el sentido del mundo que de repente apareciera Lucifer como el gran héroe del romanticismo. Y si lo transpolamos al rock, ¿cuál es la esencia del rock sino una protesta social, sino una rebelión contra el orden establecido, sino una transgresión y una iconoclasia y una rebeldía incluso anárquica, muy juvenil, muy adolescente, llena de pasión y emoción?”, detalló el también autor de El Sabbath del Lobo y Satanás, Una Biografía no Autorizada, libro gemelo de este.
Así, Lucifer puede ser un símbolo de rebeldía pero también la imagen de la maldad, puede ser el ser más bello creado por Dios o, a contraparte, un monstruo cornudo con pies de cabra que habita los más profundos abismos. Todo ello, porque su imagen está construida desde la cultura de cada quien, es un ser que se transforma para cada uno y es capaz de poseer miles de formas.
De ahí que su capacidad como ser mítico –dígase de la polisemia que lo dota la construcción social y su creencia–, lo convierte en una imagen inasible de una sola forma, sino más bien moldeable por la historia personal de todo aquel que piense en él.
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Cada quien creerá lo que quiera, pero pienso que uno puede llenar de significado a este ser, porque es polisémico por naturaleza, es un símbolo que puede ser interpretado de muchas maneras diferentes, cada quien tiene su propia interpretación de este adversario, porque eso sí, siempre es un adversario, siempre es un obstáculo, siempre son tus debilidades, pero finalmente es algo que para crecer tienes que vencer.
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Ahora, si hablamos de una lucha cósmica espiritual, o hablamos simplemente de pequeños vicios como el ‘estoy bien gordo y quiero seguir comiendo y no encuentro la voluntad para cerrar la boca y empezar a hacer ejercicio’, pues bueno, mira, ahí podrías meter la gula, la pereza, yo qué sé, finalmente son tus pequeños demonios. En fin, uno los simboliza de acuerdo con su experiencia de vida y de acuerdo a su tamaño espiritual lo enfrenta como un gigante cósmico o como un pequeño diablillo que te susurra en el oído. Y además también puedes tomar su lado, digo, hay quien lo hace”, concluyó el ganador del Premio de Cuento Beatriz Espejo.
A LEER:
Lucifer, Lucifer. Todo lo que Siempre Quiso Saber Sobre Satánas y Nunca se Atrevió a Preguntas
Salvador Hurtado
Almuzara, 2024
240 páginas
387 pesos
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