Geolocalizar proveedores de insumos y procesos lo más cercano al consumidor final con zona horaria similar ha sido la estrategia de la industria a nivel mundial después de la pandemia.
El origen del “nearshoring” sin duda viene de los problemas en las cadenas de suministros y la crisis de materias primas registrados durante la pandemia, lo cual provocó el colapso del armado y el abasto de productos en el mundo. Este fenómeno plantea un nuevo escenario comercial para México, buscando que muchas empresas transfieran sus operaciones comerciales al interior de nuestro país, situando las plantas cerca del mercado al que proveerán.
Antes, las ventajas competitivas de las empresas se basaban en mantener los costos de producción lo más bajo posible, apoyados en una buena logística y en cadenas de suministros globales aunque la distancia del centro de armado fuera muy lejana. Así nació el “offshoring”, el cual al día de hoy ya deja de ser opción. México ha ido ganando terreno como destino natural de empresas asiáticas, europeas y por supuesto americanas. Se estima que este fenómeno generará una economía de 78 mil millones de dólares en 2025 para América Latina.
En México, los datos de la Inversión Extranjera Directa (IED) ya muestran al nearshoring como un gran detonador de la economía y las finanzas del país, tanto en la reinversión de utilidades de las empresas como en nuevas inversiones. Tan sólo en 2022 la inversión se elevó a 32.1 miles de millones de dólares y la creación de parques industriales creció exponencialmente, se habla de un déficit de 11 millones de metros cuadrados para naves industriales. En el corto plazo están en juego inversiones por 35 mil millones de dólares que buscan a dónde trasladarse, según el Banco Interamericano de Desarrollo.
Las ventajas competitivas de México seguirán siendo su cercanía con Estados Unidos, la infraestructura industrial que ha desarrollado en los últimos años, la diversidad de transporte, mano de obra barata calificada y el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En el mediano plazo las empresas atraídas por el nearshoring a México estarían invirtiendo más de 12 mil millones de dólares en Monterrey, Saltillo, Ciudad de México, Tijuana, Ciudad Juárez, Querétaro, Guanajuato, Hermosillo, Mexicali y Guadalajara.
¿Cómo cambiará el mapa industrial de México? Ya lo estaremos viendo.
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