El 13 de abril se celebra una muy poco usual conmemoración, el Día Internacional del Beso, una fecha que busca rendir homenaje a este gesto tan humano y universal. Pero, ¿de dónde surge? Su origen se atribuye a una mezcla de tradiciones y como un homenaje al primer beso más largo registrado en la historia. Algunos sitúan el Día Internacional del Beso en 2013, cuando una pareja tailandesa se besó en un certamen durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos, rompiendo de esta forma su propio récord de 46 horas consecutivas besándose, un año antes.
Pero el beso ha sido una parte integral de la historia de la humanidad. Los antecedentes más antiguos se encontraron en Mesopotamia y datan del año 1800 a.C., donde se representaba a dos personas talladas en arcilla besándose.
Los testimonios más antiguos de besos se atribuían a los Vedas, un grupo de textos de las escrituras indias que datan de alrededor del año 1500 a.C. y son fundamentales para la religión hindú. Uno de los volúmenes, el Rig Veda, describe a personas que se tocan los labios.
El beso, en su esencia más pura, ha sido un lenguaje universal de conexión. Desde los antiguos egipcios, que lo usaban para sellar pactos en un gesto de confianza, hasta las pinturas y esculturas de la Grecia clásica, donde se inmortalizan las relaciones humanas en formas de amor, amistad y reverencia, el beso trasciende culturas y épocas.
En la Roma antigua se creía que los besos eran una forma de exhibir el estatus social y la cercanía entre las familias. En estas interacciones, el beso se convierte en un símbolo del respeto y la lealtad, consolidando lazos que perduran en el tiempo.
En la actualidad, los beneficios del beso son tan profundos como su historia. Estudios han demostrado que besar puede reducir el estrés, aumentar los niveles de oxitocina, la llamada “hormona del amor”, y hasta fortalecer el sistema inmunológico. Las parejas que se besan frecuentemente suelen tener niveles más altos de satisfacción y comunicación en sus relaciones. De hecho, el acto de besar libera endorfinas que nos hacen sentir bien, convirtiéndolo en una potente herramienta de bienestar emocional.
El cine también ha capturado la magia del beso. Hay besos icónicos que han quedado grabados en la memoria colectiva. ¿Quién puede olvidar el beso de Rhett Butler y Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó? ¿O el beso de Rose y Jack en Titanic?, ¿o el beso de espagueti en La Dama y el Vagabundo?
En la vida real también hay besos que han pasado a la historia. El beso entre los soldados estadunidenses y las enfermeras en Times Square al final de la Segunda Guerra Mundial es uno de los más icónicos.
En conclusión, el beso es un lenguaje universal que trasciende culturas y fronteras. Representa el amor, la pasión y la ternura y la intimidad y, también tiene beneficios para la salud. Así que, ¡no te olvides de besar a alguien especial en este Día Internacional del Beso!
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