Coahuila
Hace 1 mes
“Si le va bien al Presidente le va bien al país”, reza el lugar común. Parece un axioma tan simple que no necesita mayor explicación; la frase tiene sentido, armonía y lógica.
No obstante la realidad es diferente. Ahí tenemos -fresco en la memoria, para no ir tan lejos- a un Obrador que, pese a entregar pésimos resultados en seguridad, economía, salud y educación (por citar las áreas más relevantes del Gobierno aunque la reprobación es trasversal a casi todos los temas) fue aprobado por la mayoría (pese a lo cuestionable de las encuestas que se prestan al ejercicio).
Dicho de otra forma: de 2018 a 2024 le fue bien al Presidente pero no le fue bien al país.
La lección del sexenio que recién terminó es simple: no importa sacrificar una nación si con ello consigue una calificación positiva el líder de la secta populista, militarista y etnonacionalista que usó el resentimiento como hilo conductor y combustible de su gestión.
Por ello ahora, a propósito de la cadena nacional y el impacto emocional que genera el alzamiento de una figura presidencial en una sociedad inclinada hacia los símbolos, el misticismo y la superchería, puede generarse como consecuencia directa -y temporal- un sentimiento de renovación espiritual que desemboque en un voto de confianza, o por lo menos beneficio de la duda. Esperanza, es la palabra precisa.
Sin embargo el ánimo es finito; tiene fecha de caducidad. ¿Cuánto tiempo se mantienen las altas expectativas como fenómeno de masas en el imaginario colectivo?
Para la mayoría la exigencia hacia Claudia Sheinbaum debe ser inmediata; sin periodo de gracia. Otros, por su parte, tomarán como referencia el cambio de calendario en 2025 para renovar o no su ilusión. Algunos, más tolerantes, esperarán a la mitad del sexenio, en los albores de la revocación de mandato, para tomar una determinación.
Ella ha fijado una fecha en el calendario: enero de 2025, para renovar la administración pública federal, lo cual puede ser interpretado como un punto de quiebre o un golpe de timón. También una estrategia para ganar meses en tanto espera la resolución de tres coyunturas: el fin del juicio a Genaro García Luna y el inicio del suyo a Ismael “Mayo” Zambada, ambos en Nueva York y programados con un intervalo de horas entre el 16 y 17 de octubre; la elección en el vecino Estados Unidos, a celebrarse el 5 de noviembre; y la conformación de su primer Presupuesto de Egresos de la Federación (ello supone que habrá conocido a fondo el estado actual de las finanzas, y sorteado -para bien o para mal- las variaciones económicas propias del cambio anual y de gestión, entre las cuales figura un aumento sexenal de 6.6 billones de pesos en deuda).
Los tres factores podrían repercutir entonces en la gobernabilidad. Pronto puede llegar el quitarrisas.
Para Coahuila, por lo demás, no habrá nada nuevo bajo el sol. Fue mencionado tangencialmente, entre los 100 compromisos que delineó en su discurso inaugural -y que, de hecho, son exactamente las mismas 100 promesas de campaña previamente presentadas como “100 pasos para la transformación”- en el Zócalo de la Ciudad de México.
El resto es de sobra conocido: rescate minero en Pasta de Conchos y Pinabete (¿a cuántos importa realmente ya este asunto?), un “compromiso con los trabajadores” de AHMSA (sin delinear qué, cómo ni cuándo, o lo más importante: quién será el beneficiario de una hipotética “reestructuración” de la empresa), y la “modernización de la carretera 57” en su tramo estatal (si bien no lo dijo, históricamente la petición ha sido la rectificación del tramo correspondiente a Los Chorros, en Arteaga).
Cortita y al pie
¿Y La Laguna? Agua Saludable para La Laguna, por ejemplo, ya no fue mencionada en su intervención, lo cual representa un signo de interrogación para un proyecto que no ha sido concluido aún, presenta ya un sobrecosto y escasa viabilidad (que requiere además recursos para mantenimiento y operación).
Si bien planteó una estación ferroviaria de tren de pasajeros en Saltillo dentro de la ruta CDMX-Nuevo Laredo, nada mencionó, en cambio, acerca de incluir a Torreón en el camino del trayecto entre Aguascalientes y Ciudad Juárez (que conectaría tentativamente con la ruta CDMX-Aguascalientes).
Si acaso la Región entra con calzador en la tecnificación de 200 mil hectáreas de riego a nivel nacional, dentro de los 13 distritos prioritarios (donde se ubican Coahuila y Durango), o en el programa de paneles fotovoltaicos de energía solar que aplicará “en algunas ciudades del norte del país”, sin especificar cuáles.
Si parafraseando a Sheinbaum, “sólo lo que se nombra existe”, para ella La Laguna, efectivamente, no existe.
La última y nos vamos
El caso es que, ni entre todos los compromisos juntos (aún cuando se lograsen concretar, lo cual está por verse), alcanzan a resarcir los 24 mil millones de pesos que perdió el Estado el sexenio pasado en recortes directos (sin contar la depreciación de infraestructura pública federal por falta de mantenimiento).
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