Este año celebramos un aniversario muy singular: el nacimiento del transistor, un invento que muchos consideran el más importante del siglo XX. Desde su invención el 17 de noviembre de 1947 por John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley en los laboratorios Bell, el transistor ha transformado la manera en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos. Pero, ¿qué hace que este dispositivo sea tan crucial en nuestra vida diaria?
Probablemente, al mencionar al transistor, imaginamos aquel “radio de transistores” que existía en casa de los abuelos. Los radios de los años 40 eran bastante grandes, y funcionaban básicamente con tubos de vacío o bulbos, que debido a su sistema, se encendían y había que esperar unos momentos a que se calentaran para que el aparto empezara a funcionar.
En 1954, cuando el primer radio transistores sale a la venta, inicia la revolución tecnológica, ya que sólo utilizaba 4 transistores y era totalmente portátil. En promedio, en el mundo, se han fabricado 2.9 sextillones de transistores para su uso en nuestra vida diaria.
En esencia, el transistor es un switch, un interruptor o amplificador de señales eléctricas. Su importancia radica en que reemplazó al bulbo de vacío, que siempre fue un componente más grande, menos eficiente y más frágil. Pero, a medida que la tecnología avanzó, los transistores se volvieron cada vez más pequeños, permitiendo la miniaturización de los dispositivos. Hoy en día, nuestro teléfono inteligente, por ejemplo, utiliza por lo menos 100 mil millones de transistores.
La razón por la que el transistor se considera el alma de la revolución tecnológica es simple: sin él, no existirían los circuitos integrados o lo que conocemos como “chips”, que han permitido el desarrollo de computadoras personales, la era digital y hasta el internet. Al utilizar los transistores en conjunto se pueden calcular datos y computar información, por ello, cada vez que enviamos un mensaje, vemos una película o simplemente navegamos por la web, estamos utilizando el invento que cambió el curso de la historia.
Desde los primeros transistores de tamaño considerable, hasta los diminutos transistores que forman parte de los “chips modernos”, la evolución ha sido notable.
Hoy los transistores pueden ser tan reducidos como una millonésima parte de un metro (un nanómetro), lo cual posibilita la creación de dispositivos más potentes y eficientes energéticamente. Esta miniaturización continúa impulsando la innovación en campos como la Inteligencia Artificial, la computación cuántica y la tecnología vestible.
Para honrar a sus inventores y su legado es importante reconocer su impacto en la sociedad y cómo nos han permitido avanzar hacia un futuro más conectado. Este día podemos rendir homenaje a la genialidad de sus creadores, reflexionando cómo el transistor ha cambiado nuestras vidas, convirténdose en el corazón de casi cualquier dispositivo electrónico que usamos y que seguiremos utilizando por lo menos en un futuro inmediato, que sin duda, seguirá moldeándose por los pequeños, pero poderosos transistores.
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