En seguimiento al compromiso contraído la semana anterior, en esta colaboración abordaremos como en el proceso para seleccionar candidato a gobernador en Coahuila, la entidad era utilizada como el cuadrilátero en donde median fuerzas los grupos del general Bernardo Reyes Ogazón y del vicepresidente Ramón Corral Verdugo. Partamos hacia los días de agosto-octubre de 1909.
La disputa entre Reyes y Corral no era nada más de índole personal. Ambos consideraban que, daba la edad del presidente Díaz Mori, éste no participaría en las elecciones, del año próximo, para quedarse un periodo más al frente del país. En ese contexto, estimaban que uno de ellos podría ser el elegido. Ninguno imaginaba que, de acuerdo con lo redactado en el Libro de los Tiempos, ese cuyo contenido solamente puede conocerse en pretérito, poco importaba quien fuera el triunfador en la lucha por Coahuila, pero eso lo leerían después. Por lo pronto, no estaban dispuestos a dejarse ganar.
Acorde a lo publicado por un diario católico, El País, el presidente Díaz Mori nombró al general Gerónimo Treviño Leal como jefe de la Tercera Zona Militar con sede en Monterrey. Esto significaba que don Porfirio decidió acotar la fuerza política de Reyes. A la par, en Coahuila, dado que Miguel Cárdenas de los Santos dejó el cargo de gobernador, se publicaba que la Legislatura local nombró en su lugar al agricultor millonario Práxedis de la Peña García. A la par, el 6 de agosto de 1909 en el diario La Patria, el abuelo de su nieto, Ireneo Paz Flores, aseguraba que De la Peña estaría al frente del Ejecutivo coahuilense mientras se efectuaban las elecciones. Para competir en éstas, se formó el Club Ramón Corral de Saltillo al amparo del cuál se proclamó la candidatura de Jesús de Valle de la Peña a quien alababa por ser “un respetado letrado con gran influencia en su estado natal”. En ese contexto, todo apuntaba que la candidatura de Carranza Garza se venía abajo.
Ante ello, El Diario del Hogar, en donde don Filomeno Mata Rodríguez ya había tomado partido en favor de Carranza, se ponía en duda lo afirmado por los diarios mencionados en el párrafo anterior, y afirmaba que “…don Venustiano Carranza, cuando fue gobernador interino del estado, satisfizo a los deseos del pueblo coahuilense y a la política central… el señor Carranza es el candidato popular de los coahuilenses, candidato aceptado también por el elemento oficial. De modo que, contra lo que sucede con frecuencia en los Estados de la Federación, aquel honrado caballero logró unir a dos grupos que siempre guardan antagonismo en las cuestiones electorales. Un caso raro que demuestra el civismo de los habitantes de Coahuila y sus aspiraciones por el bien de aquella entidad en lo particular y de la república entera en lo general”. No todos compartían la perspectiva de don Filomeno.
Ahí, en donde se empollaban los huertistas del futuro, en El Debate, el 7 de agosto, se calificaban de halagadores los cambios que se suscitaban en Coahuila y, nuevamente, descalificaban a Carranza a quien acusaban de ser un socio del gobernador Cárdenas. Pero como Mata Rodríguez no desistía de su postura, en un editorial del mismo día, calificaba que, al llegar De la Peña, “en Coahuila se les impone gobernador”. Asimismo, volvía a negar que Carranza se hubiera retirado de la contienda y en caso de que eso sucediera, debería de salir a dar la cara para denunciar que lo hacía “porque así se lo exigen los grandes negocios de la imposición oficial”. De pronto, asomaron otras notas.
En El País, se informaba el 10 de agosto que ni Cárdenas había renunciado y que la candidatura de Carranza continuaba. El nombre del Club Juvenil Reyista pasaba a ser el Club Juvenil Liberal, mismo que se manifestaba en favor de la candidatura de Carranza. Aquello, sin embargo, lucía como una quimera cuando al día siguiente en El Diario, aparecía una entrevista a Miguel Cárdenas quien confirmaba que, en su paso hacia Nuevo León, el general Treviño Leal le indicó que renunciara y se nombrara a De la Peña. A lo cual replicó que no lo haría sino hasta conferenciar con el presidente Díaz. Una vez que se entrevistó con el mandatario de origen oaxaqueño, Cárdenas inclinó la testuz. Regresaba a Coahuila para acatar las órdenes y recuperar, temporalmente, el cargo que había dejado en manos del presidente del Tribunal de Justicia, Encarnación Dávila Peña. Mientras tanto, en Coahuila, los rumores de insurrección eran el pan de todos los días, algo que Dávila salió a desmentir asegurándole al general Treviño que eso eran infundios.
En medio de lo anterior, seguían circulando murmuraciones acerca de la renuncia de Carranza a la candidatura. Eso provocó que el presidente del Club Central Carrancista, Ignacio Alcocer Rodríguez, solicitara a Carranza que le respondiera sí los rumores del retiro de su candidatura eran ciertos. La respuesta fue “no he renunciado, ni renunciaré a dicha candidatura”. Ambos desconocían lo que el futuro les traería. El médico Alcocer, tras de que entre octubre y noviembre de 1913, Huerta lo nombrara gobernador de Coahuila, terminaría desempeñándose como secretario de gobernación del chacal entre noviembre de 1913 y julio de 1914, mientras Carranza luchaba por que la legalidad fuera recuperada.
En Parras y San Pedro, miembros de lo que hoy llamaríamos la sociedad civil, se manifestaban en favor de la candidatura de Carranza. En el primero de esos pueblos quienes los encabezaban era Gustavo Madero González y A. L. Viesca. En el segundo, los apoyos se aglutinaban en torno al Club Reyista “Ignacio Zaragoza”. Mientras tanto, los obreros en Saltillo seguían confiando en el presidente de la República. Estaban seguros de que no habría imposición y se les permitiría elegir en las urnas a quien preferían para gobernador. Asimismo, un grupo de saltillenses distinguidos otorgaban su voto de confianza a la Legislatura de Coahuila. Digamos que eso sucedía a nivel de cancha, Coahuila no era sino el escenario para medir fuerzas.
En El Diario del Hogar, se publicaba un escrito titulado “Los acontecimientos en Coahuila, su trascendencia”. En el análisis que ahí se realizaba, además de ensalzar las virtudes de Carranza, el punto focal era que “a Coahuila le conviene más un gobernante reyista que uno corralista, porque Reyes, no teniendo probabilidades de llegar al poder, no podría ejercer ningún poder sobre las autoridades locales, pero aunque no fuera así, la influencia de Reyes sería menos funesta que la de Corral, pues si analizando al general Reyes se le encuentran algunas virtudes en medio de su despotismo, no pasa lo mismo con el señor Corral cuya única virtud, la paciencia, es precisamente la mayor amenaza para nuestras libertades, porque los hombres que tienen paciencia para esperar el momento oportuno, son los únicos capacitados para privar a los pueblos de sus libertades, cuando a ello dirigen sus esfuerzos”. Por todo ello, se acusaba a Corral de haber urdido una intriga para que el presidente Díaz le permitiera imponer a uno de los suyos en Coahuila y con ese motivo enviaron al general Treviño Leal para que, con su prestigio, respaldara la imposición de Jesús de Valle de la Peña “cuyo nombre, está íntimamente ligado con los asuntos más escandalosos del galanismo [por José María Garza Galán quien fuera gobernador de Coahuila de1886 a 1889 y en 1893], inspira pavor a los saltilleros y a todo el estado, en donde es bastante conocido”.
Mientras que El Diario del Hogar insistía en que el antirreeleccionismo continuaba creciendo en Coahuila, en El Debate, se aseguraba que tras descubrirse los negocios realizados por el gobernador Cárdenas, de los cuales, hacía copartícipe a Carranza, muy pocos eran quienes continuaban adheridos a la candidatura de éste. Los comentarios y notas circulaban por todas partes, pero no se escuchaba nada que proviniera directamente de Carranza Garza.
Sería el 29 de septiembre cuando, en el diario La Opinión editado en Veracruz, se publicaría cual era la postura de Carranza. La nota daba inicio de manera confusa al indicarse que “don Francisco Y. Madero se ha agravado y continua con una calentura muy alta”. Inmediatamente, sin embargo, daba un giro y planteaba lo que, en una entrevista había declarado don Venustiano quien mencionaba: “La primera señal de hostilidad del Centro contra mí fue el cambio de gobierno y el nombramiento de jefes políticos de varios distritos. Inmediatamente la situación en Coahuila es totalmente diversa, principiando a remover las autoridades municipales, escogiendo personas que trabajarían contra mi candidatura”. Lo que se mencionaba aparecería de manera detallada un poco después.
El 19 de octubre, en El Diario del Hogar en un escrito titulado “Elecciones en Coahuila. El corralismo haciendo lujo de poder”. Ahí, se indicaba que “los jefes políticos han llamado a los más distinguidos vecinos de sus respectivos distritos para interpelarlos sobre si aceptan o no al candidato oficial Lic. [De] Valle, y en caso negativo, los amenazan de que se abstengan de tomar parte en la lucha electoral. Como un ejemplo de a quienes habían seleccionado como jefes políticos, se precisaba que “el jefe político del Distrito de Río Grande, [asumimos que se trataba de Fructuoso García] cuya cabecera es Ciudad Porfirio Díaz [Piedras Negras], no es originario de Coahuila sino de Nuevo León [eso no tendría por qué ser criticable, lo reprochable era que] ha practicado una gira través de las poblaciones del Distrito a su mando, con el objeto de amenazar a los ciudadanos a fin de que no tomen parte a favor del candidato Carranza”.
En lo concerniente a la remoción de cargos públicos a quienes eran partidarios de Carranza, destacaba lo ocurrido en “Ciudad Porfirio Díaz [en donde] fue sustituido el juez de Distrito Lic. [Eliseo] Arredondo [Garza], pariente [era su primo hermano] del candidato Carranza con el Lic. Vicente B. Treviño, que no es de Coahuila sino de Nuevo León y quien sirvió como ayudante a las órdenes del general [Gerónimo] Treviño durante la revolución tuxtepecana…”.
Retornando a la nota de finales de septiembre en la cual el nativo de Cuatro Ciénegas expresaba que, a pesar de los ataques que recibía, “creo que la mayoría del pueblo permanece firme en sus ideas de sostener mi candidatura. Los clubs antirreeleccionistas apoyaron mi candidatura pues la Convención en Monclova no se hubiera realizado sin ellos, pues los clubs carrancistas oficiales se habían disuelto”. Al respecto cabe precisar que dicha Convención se efectuó el 5 de septiembre y, conforme a lo reportado en El Diario del Hogar, “acudieron 39 delegados representando 16 clubes antirreeleccionistas, 8 carrancistas y 2 reyistas. Fue electo presidente de la Convención, el Sr. D. Francisco Y. Madero”. Con antelación, se invitó a Carranza para que clausurara el evento y cuando apareció “el candidato popular para el gobierno de Coahuila; le dio la bienvenida el Sr. Madero en una alocución brillante en la que alabó la conducta del Sr. Carranza, diciendo que los coahuilenses deben de estar orgullosos de contar entre los suyos a un ciudadano tan digno y tan firme para acatar las decisiones del pueblo. El Sr. Carranza contestó muy emocionado que seguiría en su puesto, y que aún derrotado se sentiría honrado con la confianza de sus conciudadanos”.
En la entrevista, Carranza afirmaba: “Soy partidario del sufragio libre y la no, reelección, no creyendo necesaria una reforma constitucional, puesto que basta que las ideas del gobernante sean en ese sentido para no dejarse reelegir. Soy amigo del general Reyes, con cuya amistad me honro, siendo ésta la causa por lo que el gobierno de Centro se oponga a mi candidatura. Los corralistas aprovecharon estas circunstancias para colocar en el gobierno de Coahuila a una persona incondicionalmente adicta a sus miras políticas para que trabajara contra mí. A esto se debió el cambio de gobierno, haciéndome aparecer como enemigo del presidente de la República. Hicieron correr la versión de que había escrito a mis amigos recomendando la candidatura del general Reyes para vicepresidente, tal versión es inexacta y la he desmentido en la prensa. Se han aplazado las lecciones para el 24 de octubre porque el nuevo gobierno no contaba con los elementos suficientes para hacer triunfar su candidatura, ni aun tenían candidato”. En este párrafo, Carranza definía su postura política, nada de arredrarse a la hora de reconocer quien era su amigo y mucho menos pecar de ingenuo al mencionar quien era su rival verdadero. El entorno lucía adverso para los carrancistas.
Los corralistas, finalmente, escogieron como su candidato a Jesús de Valle de la Peña. Para respaldar su candidatura ya estaba aceitada la maquinaria oficialista operada por Los Científicos. En ese contexto, se realizaron las elecciones el 24 de octubre de 1909. A la mañana siguiente, en el diario financiado por dicho grupo, El Imparcial, sin proporcionar otra información más que la generada en Torreón, daba como triunfador a De Valle. La Iberia clamaba un triunfo unánime de la misma persona. En El Tiempo, se afirmaba que De Valle triunfó y que conforme al programa de gobierno que presentó, de cumplirlo, será un gobernador excelente. Y por supuesto, no podía faltar la actitud timorata del abuelo de su nieto, Ireneo Paz, quien en La Patria fijaba su postura mencionando que: “Seguramente cuando el Lic. De Valle es puesto en Coahuila de gobernador es porque algo ha de valer. Ahora nos falta ver que tal gobierna para poder juzgarlo”. Tenía razón, fue puesto, pero no se atrevió a criticar la forma en que De Valle llegó.
Alguien quien no se andaba con medias tintas era don Filomeno Mata. En El Diario del Hogar escribió: “Con la dictadura que impide el ejercicio de las facultades de los distintos grupos sociales en pro del adelanto colectivo, no puede haber progreso moral, ni progreso político, sino una degeneración de los elementos oficiales apegados al rutinarismo, dominados por el rencor y desmoralizados por la molicie y el olvido de los deberes para con la sociedad. El nuevo gobierno que se inaugura con el Lic. Jesús de Valle vendrá minado por los compromisos que trae consigo, no con el pueblo sino con quienes elevan al poder al Sr. [De] Valle, burlando así a la mayoría de los coahuilenses; y ya se sabe, partiendo de tales antecedentes, que clase de administración será la del señor [De] Valle, supeditado por la camarilla impopular que hace desesperados esfuerzos por apoderarse del destino futuro de la patria”. En medio de todas estas palabras, nadie daba una cifra de cuáles fueron las votaciones que cada candidato obtuvo.
No sería sino hasta el 6 de noviembre cuando, en el Diario Oficial del Gobierno de Coahuila, se dio a conocer el cómputo de votos. Al revisarlos, lo único que puede expresarse es que quienes los contaron creían que nuestros paisanos coahuilenses de entonces eran una partida de pen…santes tarugos. Acorde con los resultados De Valle obtuvo 61,408 votos, mientras que Carranza alcanzó 598. La cifra más alta que éste alcanzó fue en el Distrito del Centro con 350 sufragios, mientras que en el Distrito de Río Grande con sede en Ciudad Porfirio Díaz no obtuvo ninguno. No obstante, el atraco, Carranza y los suyos comprendieron que su tiempo aún no había llegado. Era necesario esperar y eso vendría siete meses más tarde. Los corralistas podían estar satisfechos, el experimento para las elecciones de 1910 les salió perfecto, ahora era cosa de aguardar a que el presidente Díaz Mori decidiera no participar en la contienda electoral del año próximo.
El general Díaz Mori, sin embargo, decidió volver a reelegirse. Tanto Corral como Reyes se quedarían con las ganas de ocupar la presidencia en 1910. El primero seguía con la esperanza de que en la próxima se le hiciera, pero posteriormente al leer el Libro de los Tiempos encontró que le tenía guardada una jugarreta, un cáncer incurable. Reyes seguiría aguardando hasta que en, 1913, se le ocurrió sumarse a la asonada y quedar tendido a las puertas del Palacio Nacional. Del gobernador De Valle el único recuerdo que dejó fue ser el padre del escritor Artemio de Valle Arizpe. Carranza mantuvo su lealtad de amistad hacia Reyes hasta el momento en que vio que Madero se lanzaba como candidato a la presidencia y posteriormente lo apoyó al ser víctima del fraude electoral. Ocuparía la gubernatura de Coahuila, en forma interina, de mayo a agosto de 1911 y posteriormente, vía elecciones, de noviembre de 1911 a febrero de 1913. Para entonces, los coahuilenses estaban convencidos de que lo ocurrido en 1909 no fue sino un fraude. Mientras tanto, en el Libro de los Tiempos estaba escrito que Venustiano Carranza Garza habría de convertirse en el segundo estadista que gobernara México dejando como legado el diseño del Estado Mexicano Moderno, ese al amparo del cual nuestro país creció y se desarrolló, aun cuando en nuestros días los de visión corta quieran negarlo. [email protected]
Añadido (24.47.143) ¿Alguien recuerda que Miguel Canto haya retado a Mohamed Alí para darse de trompadas?
Añadido (24.47.144) Pocas veces estamos de acuerdo con los escritos de Jorge Castañeda, el pequeño, pero es muy recomendable leer el que publicó, el 27 de noviembre pasado, en El Universal bajo el título “Huracán Trump, categoría 5”. Al parecer la lección que le dejó aquello de “the whole enchilada or nothing”, terminó por aclararle las entendederas y lo hizo comprender cómo se dan las relaciones entre México y los EU. Lástima que no lo haya percibido en su momento.
Añadido (24.47.145) No habían trascurrido ni 24 horas, cuando el otrora chico del maletín mágico reculó y anunció que siempre no nos íbamos a la guerra… Con ello, provocó el desencanto de quienes ya se habían comprado un lábaro patrio para ensabanarse con él.
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