Su lugar de nacimiento es impreciso, pero existen suficientes indicios de que fue en la entonces villa de Nava, el 18 de septiembre de 1898.
Fue hijo adoptivo de don Lauro González y de la señora Maribel de los Santos, terratenientes en ese lugar y al morir sus propiedades pasaron a su poder.
De pequeño ayudó en la economía familiar vendiendo chorizo casa por casa en su villa natal.
Sus estudios iniciales los realizó en esta población pero los de nivel medio o secundaria, se vieron truncados, ya que su padre adoptivo lo envió a estudiar inglés a Nueva York, en Estados Unidos.
Existen testimonios rubricados por quienes fueron directores de las instituciones en donde estudió, donde felicitaron por escrito a su padre, por la inteligencia demostrada por don Santiago y por su destreza para escribir a máquina.
En Nueva York trabajó como representante de la entonces paraestatal, Ferrocarriles Nacionales de México, de Nueva York se fue a Cuba, donde trabajó en la electrificación del puerto de La Habana, luego regresó a Nueva York y es entonces el momento en que hace contacto con funcionarios y directivos de la empresa Pepsi Cola Company, relaciones que le ayudaron para fundar en Piedras Negras, a donde regresó en 1946, fundó junto con Rodolfo de los Santos, una compañía embotelladora de esa conocida firma refresquera, el 20 de marzo de 1947, con el nombre de “Compañía Embotelladora Fronteriza”, que empieza a producir en un edificio ubicado en la esquina de las calles de Anáhuac y Allende. Casó con María Inés Gutiérrez, también originaria de Nava.
Fue dueño de una gran cantidad de propiedades que le redituaron importantes ganancias por su renta; fue miembro activo del Club Rotario; fue presidente de la Cámara de Comercio de Piedras Negras en 1950 y 1951, se asoció en una gran variedad de negocios que lograron aumentar su riqueza.
Fue audaz en los negocios, aprovechándolos en su momento, como también deshacerse a tiempo de los que estaban a punto de dejar de serlo. Santiago V. González murió en Piedras Negras, el 25 de noviembre de 1979, a la edad de 81 años y fue sepultado en la cripta familiar del panteón municipal, al lado de su esposa, que se le había adelantado. Se desconoce el monto del capital acumulado durante su vida, como tampoco la totalidad de lo que utilizó para obras altruistas, cuya lista es muy difícil completar.
En esta lista destacan, la donación de un terreno y 600 mil viejos pesos, para edificar la hoy Casa de la Cultura, que recibió además, una mensualidad de 10 mil pesos hasta su muerte; la construcción del auditorio municipal que lleva su nombre, a la que donó 5 millones; para la remodelación del hoy Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe cedió un millón de pesos; para la compra de los vitrales de la iglesia de San Juan de los Lagos de la colonia Roma, facilitó 80 mil dólares; y a otras instituciones, que mencionaremos en la segunda parte de esta semblanza.
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