Las personas con discapacidad son aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, en interacción con diversas barreras, pueden obstaculizar su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.

Se calcula que mil 300 millones de personas, -1 de cada 6 personas en el mundo-, sufren una discapacidad importante. Algunas personas con discapacidad mueren hasta 20 años antes que las personas sin discapacidad. Las personas con discapacidad tienen dos veces más riesgo de desarrollar afecciones como la depresión, el asma, la diabetes, el ictus, la obesidad o problemas de salud bucodental. Las desigualdades en materia de salud se derivan de las situaciones injustas a las que se enfrentan las personas con discapacidad, como la estigmatización, la discriminación, la pobreza, la exclusión de la educación y el empleo, y las barreras que encuentran en el propio sistema de salud.

Aún y cuando en este siglo XXI la situación de las personas con discapacidad es mejor que nunca en la historia, ya que durante miles de años simplemente los dejaban morir, o no hace mucho, en regímenes autoritarios como el del nazismo en la Alemania hitleriana, o el de la Unión Soviética de Stalin, eran sistemáticamente eliminados, o sea asesinados sin ninguna contemplación, todavía en esta era de avances cibernéticos y de exploración del espacio, la gran mayoría de las personas con algún tipo de discapacidad no pueden vivir plenamente en muchos sentidos.

Paradójicamente, muchísimas personas con algún tipo de impedimento han sido un gran ejemplo de resiliencia y de superación de esos obstáculos que la vida les ha impuesto, y su supuesta incapacidad, les capacita para lograr ser mejores seres humanos y sus méritos son mucho más valorados precisamente por su situación de “aparente desventaja”.

En cierta medida, gracias a Dios superada en algunos sentidos, yo he vivido en carne propia el ser obstaculizado y discriminado por la discapacidad que tengo en mi pierna derecha de la rodilla para abajo, debido a que a causa de una cornada en la que el toro me corto la arteria femoral y la vena safena, -que se agravó por infección y gangrena-, estuve a punto de que se me amputara la pierna completa, pero repito, gracias a Dios, y al Dr. Romeo García Benavides, -QEPD-, que se atrevió a intentar salvarme la pierna cuando lo medicamente necesario era la amputación total, él, pacientemente durante meses me fue cortando todos los tejidos gangrenados hasta que quedó solamente el hueso y la piel que cubrió los agujeros ocasionados por la gangrena. Debido a esta falta de músculos no puedo mover el tobillo, que a propósito fue fracturado y fijado a 90 grados para intentar dar estabilidad a la pierna. Se me pronosticó que nunca podría caminar normalmente y que, por ende, jamás podría volver a torear. Gracias a Dios -no me canso de repetir-, no sólo volví a torear, sino que instaure algunos récords que todavía conservo, como el de estadísticamente ser el mejor novillero en la historia del toreo en México, el haber logrado el mejor primer año de alternativa (al pasar de novillero a matador de toros), y ser 5 años consecutivos el torero que más toreo y más orejas cortó en México. Lógicamente cuando yo pretendí volver a torear después de vencer a la gangrena, el sistema taurino se opuso totalmente, y hasta mi propia asociación de toreros me dio de baja aduciendo que yo estaba “incapacitado” para torear. En la Plaza México las autoridades me prohibieron presentarme, y tuve que manifestarme en contra de su veredicto lanzándome al ruedo en una corrida como protesta, razón por la cual después de mi manifestación para que se me permitiera torear, me llevaron a la cárcel. Hay mucho más que pudiera relatar en torno a ese tema, pero sólo lo saco a colación, para expresar mi gran admiración y respeto por los atletas paralímpicos, lógicamente también profeso los mismos sentimientos hacia los atletas que no tienen ningún impedimento, pero me impresiona y sensibiliza mucho más el esfuerzo por vencer sus discapacidades y lograr el triunfo, que empeñan en su afán los atletas paralímpicos.

Ahora mismo, en París, Francia, hay 4 mil 400 de estos heroicos atletas que están arduamente compitiendo en los juegos Paralímpicos de este año.

El COI, Comité Olímpico Internacional, ha plasmado su compromiso para que todas las personas tengan acceso al deporte manifestando que:

“La práctica del deporte es un derecho humano. Cada individuo tiene la posibilidad de practicar un deporte, sin ser discriminado y en el espíritu olímpico, el cual requiere comprensión mutua, solidaridad y amistad…Cualquier forma de discriminación orientada a un país, raza, religión, política o género es incompatible con el movimiento olímpico”.

Después de vencer muchos prejuicios y obstáculos, en la actualidad, los juegos paralímpicos figuran entre los mayores acontecimientos deportivos del mundo, y cada edición suscita un mayor interés en el público. Los juegos paralímpicos son más que un simple acontecimiento deportivo: ofrecen una oportunidad única para centrar la atención del mundo en el deporte y la discapacidad, inspirar a las personas, provocar un cambio social y promover oportunidades profesionales y deportivas inclusivas para las personas con discapacidad.