Si hay algo muy preciado que todos deberíamos de valorar, cuidar y defender siempre, es la libertad. Sí, la libertad de poder expresar ideas propias, de actuar, de elegir a quienes gobiernen en un proceso verdaderamente democrático y no amañado a conveniencia de alguien en particular.
En esos procesos se gana o se pierde; así se construye la democracia no la que se inventa, se manipula y se impone. De ser así, deja de ser una actuación democrática para convertirse en dictadura.
Eso es lo que está ocurriendo en diferentes países, desde hace ya un buen tiempo, con la llegada al poder de individuos que decían luchar por el “pueblo” pero que en la realidad le dieron la espalda a quienes confiaron en ellos.
Esos individuos en su arenga emprenden ataques directos hacia quienes han logrado un nivel superior al que ellos tienen. En el discurso dicen odiar a quienes culpan de todo lo malo que sucede en el país; sin embargo, la realidad es que los motiva la envidia, el coraje, su propia frustración de mediocres.
Los dictadores aman y desean el poder y ponen como prioridad al pueblo, a la gente humilde por la que aseguran luchar. Solo en el discurso, ¡por supuesto!
Tenemos un ejemplo reciente, el de Venezuela, un país en un tiempo próspero, rico, que cambió el rumbo con la llegada de un individuo nefasto, mentiroso, como todos los dictadores, llamado Hugo Chávez. No dudamos que estaría aún en el poder de no haber fallecido del cáncer, enfermedad que le fue diagnosticada y ni con todo el poder y el dinero a su alcance, pudo librar.
Los dictadores son individuos que se erigen como redentores, aparentan una sencillez y humildad que están muy lejos de tener y de sentir. Ya en el poder, crucifican a un pueblo noble y bueno. Cuba, Nicaragua, Venezuela son algunos ejemplos de pobreza, muy lejana a la prosperidad ofrecida.
La riqueza es para quienes viven del presupuesto, del dictador y secuaces; por supuesto también para las familias de todos ellos.
El estilo de vida que llevan los favorecidos del régimen dictatorial, contrasta con la mayoría de los ciudadanos, a quienes se les va coartando su libertad, robándoles su patrimonio y empobreciéndolos.
Si en los países donde gobiernan individuos que se ostentan ser de izquierda gobernaran bien y para el pueblo, le aseguro que esos países estuvieran en otras condiciones. Se proclaman humanistas pero muy lejos están de serlo, ya que al privar a sus ciudadanos de sus derechos coartan su libertad y los convierte en oprimidos.
Practican el autoritarismo como un método de mantener a la población indefensa. Imponen una ley, su ley, que significa obedecer órdenes. ¿Elecciones democráticas? Para nada; son fraudulentas porque a costa de lo que sea el dictador seguirá manteniendo el poder.
El pueblo se cansa y cuando decide salir a las calles es porque el hartazgo llegó al límite. Lo hacen de manera pacífica y ordenada acudiendo a las urnas tal y como lo hicieron en Venezuela, con un resultado que Nicolás Maduro no esperaba, por lo tanto, no aceptó su derrota.
Perdió las elecciones, de eso no puede quedar duda ya que las actas fueron mostradas por sus opositores ante diferentes instancias. A diferencia de Maduro que no mostró nada.
¨Por lo tanto, el triunfador fue Edmundo González quien, era de esperarse, no se le reconoció como ganador en la contienda electoral.
Es muy lamentable lo que está ocurriendo en el mundo, donde el autoritarismo se va apoderando de los espacios, de los gobiernos con la pretensión de eternizarse en el poder. Individuos que llegan al poder por la vía de luchas, de guerras o de la participación ciudadana, pero ya en el poder no dejan el cargo.
¿Se enamoran del cargo o del poder y lo que conlleva?
Quien gobierna -sea hombre o mujer- no es dueño de los recursos del país; como tampoco lo es un grupo político. Pero eso, un dictador nunca lo va a aceptar. Su ambición es tal, que se considera el amo, dueño y señor de todo lo que hay y pertenece a la Nación. Es el error más grande de los dictadores.
La soberbia y la ambición está en ellos.
La ley no les importa, ni las instituciones, mucho menos la división de poderes. No toleran los contrapesos que en cualquier gobierno debe haber. Por eso modifican la Constitución Política de su país, a su conveniencia.
Juran ante la Constitución; juramento que olvidan de inmediato y al hacerlo, la traicionan.
Algo muy importante acerca de los países con dictaduras es que para que haya un dictador que gobierna, se requiere de complicidades. Alguien que lo respalde y apruebe todo lo que hace, así esté encaminado a la destrucción.
La dictadura es el cáncer de los pueblos que la padecen.
Dios bendiga al pueblo de Venezuela y a quienes han estado en esa lucha por recuperar su país de manera pacífica y librarlo de la dictadura de Maduro. Al no haber ganado las elecciones y adueñarse del cargo, lo convierte en auténtico usurpador. ¿México, avala esa situación?
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