Coahuila
Hace 3 meses
Hoy, día 25, se alza con un matiz especial un susurro que redobla en cada rincón del mundo, recordándonos que la violencia de género no es un destino, sino una problemática que exige nuestra atención y acción. Este Día Naranja se repite cada mes como un mantra de resistencia; fue concebido en el marco de la campaña Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres.
En un gesto de solidaridad, el color naranja se convierte en el símbolo de un futuro libre de violencia, un lienzo que pintamos con las voces de quienes han sido silenciadas. Cada día 25, el mundo se tiñe de este color, demandando en silencio que cada historia de dolor se transforme en un relato de redención.
Las cifras que acompañan esta lucha son escalofriantes: según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. En muchos países las estadísticas son aún más sombrías, revelando que el 70% de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia en su entorno.
Estas cifras no son meras estadísticas, son vidas y sueños truncados. En este contexto, el Día Naranja, no sólo es un recordatorio, es un llamado a la acción. Es un día para reflexionar sobre nuestras propias responsabilidades y el papel que cada uno de nosotros puede desempeñar en la erradicación de la violencia. Cada conversación, cada gesto de apoyo, cada acto de valentía, cuenta.
La lucha contra la violencia de género no es sólo tarea de quienes han sido víctimas, es un esfuerzo colectivo que requiere la valentía de todos, un compromiso de la sociedad en su conjunto. El naranja no sólo simboliza la lucha, también la esperanza de que un día los murmullos de la violencia se ahoguen con el rugido de la paz.
Esperanza de que cada mujer y cada niña pueda caminar por las calles sin temor, con la frente en alto y con el corazón libre. Que el 25 de cada mes, se convierta en un recordatorio de que juntos, con empatía y acción, podemos construir un mundo donde la violencia de género sea sçolo un eco del pasado, y donde el respeto y la igualdad sean la norma
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