‘Un día como hoy, pero de 1492. Los Nativos de nuestro continente descubrieron:
Que eran indios;
Que vivían en América;
Que estaban desnudos;
Que debían obediencia a un rey y una reina de otro mundo;
Que había un dios y un cielo’
E. Galeano
El médico Samuel Morton, luego de recolectar cráneos humanos, sobrellenó algunos para poder afirmar que los cerebros más grandes eran de los europeos y así legitimar la presunción racista que intentaba demostrar lo que era una noción aceptada desde el siglo 15 sobre el Gobierno de las razas superiores sobre las inferiores como algo natural.
La leyenda negra es tal, no porque describe horrores y atrocidades que no se cometieron; sucedieron, pero no sólo fueron cometidas por España.
En su caso, utilizaron el terror iniciado en la reconquista de su territorio como una estrategia para expandir el modelo de su cristianismo católico a toda costa.
La diferencia racial les permitía el desarrollo de una doble personalidad con la cual podían por ejemplo ser buenos cristianos con sus familias, leales siervos de la corona y al mismo tiempo sádicos violadores de niñas desde los cuatro años, previamente atadas a maderos cruzados en asta.
En en libro rojo, Manuel Payno y Vicente Rivapalacio recopilan las atrocidades cometidas durante la conquista en contra de los pueblos originarios y durante la colonia también contra judíos conversos y mujeres acusadas de hechicería.
A los judíos, sin embargo; España les ofrece una disculpa y con ella, una Ley en 2015, para poder adquirir el pasaporte español con sólo demostrar antepasados sefardíes.
Los pueblos originarios de América siguen esperando.
Claudia Sheinbaum en la conferencia diaria de este pasado viernes proyectó un video que recopila disculpas públicas de varios países por haber cometido crímenes de lesa humanidad.
En él se señala que ofrecer disculpas, es una responsabilidad histórica que busca reconciliar y que lejos de ofender enaltece a quien admite el daño hecho y reconoce el derecho a la verdad y a la dignidad de los pueblos originarios.
Es bueno repensar el día antes llamado de la raza, porque estas no existen, hay una sola humanidad.
Y en ella, específicamente en nuestro continente, grupos originarios que luchan por el reconocimiento de su identidad, su forma de vida, la histórica lucha en defensa de sus territorios, recursos y costumbres, para; desde la historia reinterpretada, construir un presente de descolonización de diversidad y de dignidad.
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