“El capital suele ser indiscreto con la salud o con la duración de vida de un obrero, a menos que la socie-dad le exija lo contrario”. Karl Marx

Las afores no reclamadas de las personas de 70 años y más tienen que pasar directamente al fondo del Seguro Social, según la reforma que se acaba de aprobar y eso asciende a 40 mil millones de pesos. La propuesta entonces es tomar estos recursos que serán para garantizar el bienestar de los trabajadores . En la Ley del 97, una persona sólo recibía un porcentaje de su sueldo como pensión vitalicia después de terminar un ciclo laboral. Las modificaciones que se hicieron con la reforma del 20, ahora se acentúan, ya que suman las utilidades del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, las utilidades que genera el Tren Maya, las utilidades del Aeropuerto Felipe Angeles, de Mexicana de Aviación, así como las del Corredor Trans-ístmico y beneficiarán a los trabajadores para que se jubilen con el 100% de su salario.

Esto ha generado indignación en parte de los sectores más desmovilizados que claman en favor de la propiedad privada, cuando realmente lo que ocultan es una defensa de la Administración por parte de las instituciones bancarias de los recursos que estas no aportaron, ya que son un derecho de los trabajadores y se complementan con aportaciones del Estado.

La importancia de designar beneficiarios que es algo que se ha venido promoviendo para efecto de que a través de los distintos instrumentos como el de las Afores o los testamentarios den la posibilidad de transmitir tu patrimonio a tus familiares o a las personas que tú decidas.

Su ausencia ha sido aprovechada por instituciones bancarias que han conservado los montos no reclamados.

El fondo de pensiones para el bienestar, se concibe con un fondo solidario y complementario al monto de la pensión que ofrecen los afores y se constituye como un fideicomiso público no considerado entidad paraestatal cuyo fiduciario es el Banco de México, una institución autónoma.

De esta manera, el Estado garantiza un derecho a través de la solidaridad entre los trabajadores.

El ejercicio de la solidaridad entre los trabajadores para enfrentar la lógica de la propiedad privada no es una noción específica, sino un conjunto de ideas, por la cual, los pobres ponen en común sus medios para crear una fuerza donde el reparto equitativo de lo que resulte de sus esfuerzos personales nos lleve por fin a la supremacía del hombre sobre el dinero y a la asociación entre personas con objetivos más nobles que explotación del ser humano.