Arte
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Agencia Reforma
Publicado el jueves, 3 de abril del 2025 a las 10:34
Ciudad de México.- Pérdida de obras, apócrifos y manejos en opacidad son algunas de las situaciones al interior de los museos Frida Kahlo Casa Azul y Diego Rivera Anahuacalli.
Hilda Trujillo, quien hasta octubre de 2020 había estado al frente de estos recintos -ambos dependientes de un Fideicomiso del Banco de México-, dio a conocer esto a través de dos largos escritos en su blog personal (www.hildatrujillo.blog), refiriendo que, en el caso de las piezas sustraídas, no se ha llevado acción alguna pese a que hace tiempo que se tiene conocimiento de esto.
“¿Qué acciones ha llevado a cabo el Fideicomiso del Banco de México para recuperar el patrimonio perdido?, ¿qué acciones lleva a cabo el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) para proteger estos bienes que tienen declaratoria de Monumento Artístico de la Nación?”, cuestiona Trujillo, actual encargada del área de cultura en la Alcaldía Coyoacán.
“Nunca tomaron en cuenta mis denuncias, y al día de hoy, a saber, no hay ninguna acción ante lo que a todas luces parecieran ser delitos contra la propiedad de la Nación”.
De acuerdo con lo que Trujillo expone, ya desde 2013 un estudio comisionado por Carlos Phillips Olmedo, director general de los museos, revelaba la ausencia de obras que luego fueron detectadas como parte de colecciones particulares.
Tal sería el caso de algunos trabajos de Kahlo, como Congreso de los pueblos por la paz (1952), hallado en la colección de la galerista Mary-Anne Martin, en Nueva York; El sol que asomó a la ventana (1932), atribuido a la colección Gelman y luego a la de la Fundación Vergel, y Retrato de Irene Bohus (1947), en la colección Mary Eaton, y subastado por la casa Sotheby’s en 2019 por 156 mil 250 dólares.
“Los propietarios actuales y quienes han vendido estas obras de arte deberán explicar cómo las comercializaron ya que son propiedad de la nación mexicana, tal como se estipula en el testamento y los listados de donación de Diego Rivera y Frida Kahlo, mediante el Fideicomiso del Banco de México. Estas obras deben formar parte de los acervos de los Museos Frida Kahlo y Diego Rivera Anahuacalli.
“Además, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, de 1972, prohíbe su salida del País -salvo en casos autorizados para exhibiciones- dada su declaratoria de Monumento Artístico”, agrega Trujillo, quien apunta a que la venta de obra en años más recientes se ha dado a través de la galería neoyorquina Mary-Anne Martin.
Aunado a esto, la funcionaria a cargo actualmente del programa “Coyoacán es el museo” narra la desaparición de seis hojas del diario de Frida Kahlo, es decir, 12 páginas con fecha de marzo de 1953, en las que la pintora escribió y dibujó.
Al igual que con las piezas faltantes en el acervo, algunas hojas de este diario han aparecido en posesión de acervos particulares, como en la colección Gelman; de hecho, una hoja del diario es la misma que en julio de 2022 fue supuestamente “quemada” por un coleccionista en Estados Unidos involucrado en el mercado de NFTs.
“De acuerdo con las declaraciones de este coleccionista, llamado Martin Mobarak, la hoja fue adquirida en la galería neoyorquina Mary-Anne Martin, señalada como la galería que ha vendido la mayoría de las obras que aparecen en los listados de donación de Diego Rivera. Cabe preguntarse ¿cómo pasó de la colección Gelman a la galería Mary-Anne Martin?”, apunta Trujillo.
“Esto no ha sido investigado ni informado con puntualidad por el INBAL, se suma a otro de los temas inconclusos, sin respuesta institucional”, agrega.
En adición a todo esto, y junto a otros señalamientos, Trujillo comparte que jamás se atendió la recomendación resultante de una auditoría externa realizada por la empresa PWC, acerca de que debían registrarse los acervos de ambos museos, Anahuacalli y la Casa Azul, ante notario público.
“El incumplimiento de las recomendaciones de la auditoría de PWC es una de las causas de esta falta de transparencia que aquí señalo. El costo que implicó contratar a PWC fue muy alto; las recomendaciones fueron pertinentes y, sin embargo, fueron ignoradas, lo que evidencia un irresponsable despilfarro de recursos”, reclama la extitular de los museos de Kahlo y Rivera.
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